No debe ser nada sencillo convertirse en una de las mujeres más importantes de todo un país, y más aún si estás muy lejos de casa y en una familia complicada. Si no, que se lo digan a Charlene de Mónaco, que desde que asumió sus labores como royal entre los Grimaldi, su salud mental se ha resentido enormemente. Ahora los medios vuelven a estar preocupados por una mala etapa de la sudafricana. 

Cuando se habla de príncipes y princesas, muchas veces nos viene a la mente los cuentos de hadas y romances, pero luego la vida real es mucho más dura y complicada. Ese es el caso de la relación entre Alberto de Mónaco y Charlene Wittstock, que, a pesar de todo el romanticismo que la envuelve, ha sido dura y complicada a lo lago de los años. Ahora el propio príncipe de Mónaco ha hablado sobre lo complicado que es vivir como royal mientras los medios se preocupan por la salud de Charlene, que podría haber empeorado en su salud mental. 

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Conchi Álvarez de Cienfuegos

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Charlene de Mónaco, la ex nadadora olímpica que conquistó el corazón del príncipe Alberto II, se ha convertido en una figura enigmática en el panorama de la realeza europea. Y es noticia, haga lo que haga. Cuando no está presente, hay sospechas sobre su ánimo, su actitud y su salud mental, y cuando aparece, también.  La prensa rosa se ha hecho eco de supuestas crisis matrimoniales, problemas de salud e incluso un exilio voluntario en Sudáfrica, su tierra natal. Ahora, debido a que la princesa no se ha dejado ver durante algunas semanas, han vuelto a poner sobre la mesa su posible incomodidad en la corona. "Está rodeada de gente, tiene sus propios trabajadores a su servicio, pero está completamente sola. Desde que volvió ha estado en gran medida protegida”, así definía la situación actual de la ex nadadora en el diario Bunte, uno de los más prestigiosos del mundo, sobre la vuelta de la princesa durante una temporada que ha pasado la exnadadora en su tierra natal, sin dar explicaciones y desconectada. 

Agenda reducida pero con vuelta a una cita imprescindible de la corona

Durante los últimos años, Charlene de Mónaco ha tenido una ajena oficial bastante reducida y supeditada a momentos en los que se encontraba mejor. Su ausencia en la vida pública y en los eventos oficiales de la familia real ha disparado las especulaciones y los rumores. Pero la sudafricana sí ha intentado integrarse en los momentos más importantes de la familia, de hecho, recientemente, sorprendió a todos con su decisión. 

Y es que Charlene de Mónaco no acudía a una fiesta mítica de la familia Grimaldi desde hacía años. El pasado sábado 23 de marzo se celebró el mítico Baile de la Rosa, uno de los encuentros sociales más importantes del país, concretamente en la Sala de las Estrellas del Sporting de Montecarlo. Este evento reunió a cientos de personalidades influyentes de todo el mundo y este año también a la propia ex nadadora, que hacía diez años que no asistía a este icónico evento. Pudimos verla compartir estos momentos con toda la familia 

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Gtres.

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En un momento así de delicado, ha sido el propio Príncipe de Mónaco, su marido, el que ha dado unas declaraciones, que, si bien no hablaban directamente sobre su mujer, sí que ponían el foco en lo complicado que es ser royal y en cómo podría haberle afectado. "No es fácil afrontarlo. Es difícil aparecer en público y dar discursos. Tuve que aprender muy joven lo que se esperaba de mí", explica Alberto de Mónaco Enmascarando la frase en la totalidad de la familia, pone de manifiesto que todos tienen presente este problema.

Estas declaraciones llegan como preámbulo de un próximo documental que analizará la figura del propio hijo de Grace Kelly y del resto de la familia real monegasca. El documental, que podrá verse en agosto en la cadena alemana ZDF, se llama “Los hijos del principado de Mónaco: esplendor y drama” y contará con una larga entrevista al monarca que habla sobre su familia y lo que supone formar parte de la familia Grimaldi. Las declaraciones antes citadas, que se han publicado como cebo para ir abriendo boca antes de la emisión de este documento audiovisual, no han dejado indiferente a nadie. 

También ha querido recordar algunos momentos del pasado con sus padres y hermanas, una unión familiar de las más mediáticas del mundo. "Era diferente". Esto es lo que pensó que era su familia cuando Alberto de Mónaco tenía cuatro o cinco años y empezó a comprender todo lo que ocurría a su alrededor. Al recordar su infancia, por supuesto, también le viene a la mente sus hijos, los gemelos, Jacques y Gabriella, nacidos en 2014: “Nuestros hijos son todavía muy pequeños y quiero que crezcan con la mayor normalidad posible. Al igual que mis padres hicieron conmigo y con mis hermanos. Cuando éramos pequeños, nuestra vida familiar era lo más normal posible. Pasábamos el mayor tiempo posible juntos y disfrutábamos de nuestra privacidad y de los viajes familiares". Ahora, los príncipes Jacques y Gabriella han asumido un papel más protagónico en las ceremonias oficiales, ocupando el vacío dejado por su madre y afrontando su infancia de una forma bastante diferente y eso es algo que preocupa sobremanera a Alberto de Mónaco.