El árbol genealógico de Máxima de Holanda es extenso, muy extenso. Gracias a la nueva serie basada en su vida, tan criticada como alabada, el espectador está teniendo una oportunidad de oro para conocer los vínculos familiares de la mujer que logró robar el corazón de Guillermo de Holanda. El padre de Máxima, Jorge Zorregueita, estuvo casado en dos ocasiones. De su primer matrimonio con la escritora Marta López Gil nacieron las tres hermanastras de Máxima de Holanda: María, Ángeles y Dolores. De su segundo matrimonio, con María del Carmen Cerruti, llegó Máxima, Martín, Juan e Inés, quien falleció en 2018. 

Ha sido gracias a esta nueva producción audiovisual sobre la madre de Amalia de Holanda cuando hemos podido conocer mejor a una de sus hermanastras. Nos referimos a Dolores, quien es conocida de forma cariñosa entre la familia como Loli. Aunque lo cierto es que no es tarea sencilla conocer más a fondo a esta hermana de la Reina de los Países Bajos. A pesar de su faceta artística, Dolores, de 54 años, ha luchado por mantener un perfil bajo, lejos de la gran proyección mediática que irradia su hermanastra Máxima. 

GRAN RECONOCIMIENTO EN EL MUNDO ARTÍSTICO Y DISCRETA

El guion de la serie refleja muy bien la relación que tenían las dos hermanas antes de que Máxima conociera a Guillermo y su vida cambiase por completo. En cierta manera, en la producción podemos ver que había una gran admiración entre ambas, aunque más por parte de Máxima hacia Dolores, ya que es su hermana mayor. Sin embargo, este vínculo comenzaría a hacer aguas por los distintos posicionamientos políticos de cada una. La llegada de Máxima a la realeza terminaría por fracturar la relación de hermanas. 

hermana de Máxima
YouTube

La sombra de la Casa Real holandesa es alargada y, de la noche a la mañana, toda la familia de Máxima se vio envuelta por una estela mediática no deseada, más o menos como lo que le pasó a Telma Ortiz, hermana de la reina Letizia —quien llegó a sentar en el banquillo a 57 medios de comunicación por el acoso recibido—. “El casamiento de mi hermana tuvo una resonancia enorme en el mundo entero, e influyó mucho en mí. Fue algo que no se dio por una decisión mía: todo esto implicó un reajuste muy grande en mi vida”, explicó en una de sus pocas entrevistas en el año 2014.

Por ello, Dolores optó por volcarse por completo en el arte, concretamente en las artes plásticas. Y así fue. Se instaló en Estados Unidos —lleva más de 20 años viviendo allí— para matricularse en la Escuela Nacional Prilidiano Pueyrredón. Más tarde seguiría con su formación en Manhattan, en la New York University.

Poco a poco fue haciéndose con un nombre dentro de la escena. La influencia de su madre jugó un papel muy importante en la vida de Loli, especialmente en su despertar artístico. “El sufrimiento y la violencia son los ejes fundamentales de mi trabajo. Que mi madre haya sido filósofa tiene mucho que ver con mi obra y mi vida. Haber crecido con poesías y textos filosóficos en casa me marcó y me dio un buen apoyo teórico”, comentó en otra entrevista sobre los pilares que sostienen su obra.

Su trabajo comenzó a llamar la atención de la crítica, y sus obras empezaron a viajar por todo el mundo. El trabajo de la hermanastra de Máxima de Holanda traspasó fronteras: Europa, América Latina y Norteamérica... Dolores había encontrado su camino. Pero, sobre todo, había logrado lo más importante: mantenerse al margen de la vida pública y del huracán informativo que despertaba la relación de su hermanastra con el por entonces príncipe de Holanda.

Eso sí, el vínculo entre ellas nunca llegó a romperse del todo. Y, con el paso del tiempo, volvieron a acercar posturas. De hecho, en los últimos años, Máxima ha seguido de cerca el trabajo de Dolores dentro del mundo de las artes. Se sabe que la Reina se ha trasladado a Nueva York en varias ocasiones para las grandes inauguraciones de sus exposiciones.

La serie sobre Máxima de Holanda, renovada por una segunda temporada

Es innegable que la figura de Máxima despierta mucho interés desde que comenzará su historia de amor con Guillermo en 1999. El éxito de los 6 primeros episodios hacía presagiar que una segunda temporada estaría a punto de ser confirmada. Y así ha sido. El pasado lunes, la plataforma encargada de la ficción, MAX, desvelaba la noticia de que la producción de una nueva tanda de episodios estaba a punto de comenzar. Según ha trascendido, en esta nueva temporada descubriremos los retos a los que Máxima se tuvo que enfrentar —y sigue enfrentándose— “para conservar el amor de los holandeses”.

El papel de la argentina siempre ha sido analizado con lupa, sobre todo porque ella misma se ha encargado de ganarse la confianza de sus súbditos. Las implicaciones de Máxima en las causas sociales, su lucha por las desigualdades y la gran cercanía que siempre ha demostrado le han servido para convertirse en uno de los miembros más apreciados dentro de la Casa de Orange.