Diez años. Una década completa. Se dice pronto, pero es ese el tiempo que ha pasado ya desde que Juan Carlos I abdicó en favor de su hijo Felipe. El mismo que hoy día conocemos como Felipe VI, en su rol de jefe de Estado. El hijo menor del emérito está a punto de celebrar que su tiempo al frente de la Corona alcanza las dos cifras este mismo mes y no es cuestión baladí. Ser Rey era todo un reto. Con todas las implicaciones que tiene ejercer como tal, para él, pero también para su entorno. Empezando por Letizia

No es novedad que el caso de la Reina consorte es particular, aunque su pasado como plebeya ya no sea una excepción reseñable atendiendo al resto de monarquías europeas. La cuestión es que, desde que aterrizó en la Casa Real y traspasó los férreos muros de una institución tan sólida, su figura nunca ha pasado inadvertida. Observada desde el principio, incluso en su etapa como Princesa de Asturias, con un análisis público que ha persistido en estos primeros años como esposa del monarca. Un reto mayúsculo que, para bien o para mal, debía afrontar. La ardua tarea de dar la talla que, inevitablemente, ha traído consigo cambios destacables.

Víctor Heras, experto en marca personal, analiza el cambio de Letizia

En ningún caso se preveía fácil ocupar tal escalafón. Más todavía cuando el pretexto no acompañaba en demasía, con una crisis de reputación de los Borbones bien compleja de superar. Tampoco ayudaba, en el caso de Letizia, el impecable precedente de su suegra. Doña Sofía, la matriarca serena, siempre prudente y muy querida por la ciudadanía. Dinástica de cuna y sin levantar ampollas. No obstante, el paso del tiempo ha servido para que la madre de Leonor y Sofía encuentre su propio lugar. Crear su sello y modificar su forma de proceder sin perder esa personalidad tan suya. Es por lo anterior que, desde CLARA, nos hemos puesto en contacto con Víctor Heras. Él, experto en marca personal, nos ayudará a descubrir cómo ha cambiado la Reina en su primera década como monarca consorte y a qué se enfrenta a partir de ahora.

Heras define esta primera etapa para los Reyes como "una década que ha dado mucho de sí y en la que ambos han sabido construirse una imagen mucho más sólida como monarcas, matrimonio y padres de la futura heredera al trono". Todo lo anterior, partiendo de que "tenían casi todo en contra", con "una monarquía fuertemente deteriorada por los escándalos del emérito". Todavía más flagrante era atender al hecho que "Letizia no gozaba de mucha simpatía ni por parte de la parte más de izquierdas del país por su querencia a la república ni por la parte más conservadora de la derecha tradicional que seguía viendo en ella a una extraña, un verso suelto por sus orígenes plebeyos, condición de divorciada y presumiblemente atea". Es por eso que la gran pregunta es si ha conseguido despojarse de esa mala lectura popular.

Felipe y Letizia en la proclamación
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Si lo ha hecho del todo o no es imposible de determinar, pero nuestro experto tiene claro que "la evolución de la reina desde entonces ha sido espectacularmente buena". "Ha ganado en confianza, probablemente por haber cambiado su status y 'coger el mando en plaza', pero también porque su principal misión, la que se espera desde hace siglos de cualquier Reina, la ha cumplido con creces dando dos herederas a la Corona", expone Heras, además de apuntar a la importancia de hacer retrospectiva. "Si uno compara las fotos, los vídeos de hace 20 años de Letizia con ahora, se nota una evolución enorme", cuenta el especialista para la web de esta revista, con el matiz de que todavía "su carácter perfeccionista la traiciona en forma de dejar poco espacio a la naturalidad".

En cualquier caso, la realidad es que hoy día "está mucho más desenvuelta, ya no da una imagen de mujer que tiene miedo a meter la pata en cada segundo" y "está mucho más confiada en lo que hace". Por otro lado, Víctor pone el foco también en un aspecto muy característico de la forma de proceder Letizia como Reina, y es que "como por su papel institucional debe permanecer en segundo plano con respecto a su marido y ella proviene de una profesión como es la de periodista en la que estaba acostumbrada a hablar y desenvolverse sin problemas, ha optado por hablar a través de la ropa". Esas prendas seleccionadas con atención máxima que la han convertido en una de las consortes más elegantes de todas las monarquías y que no pasan desapercibidas cada vez que se la ve en público. Y eso que en al principio no fue nada fácil. "Cada aparición de ella se mira por los medios con detalle, algo que a ella le costó mucho asimilar, pero de forma muy inteligente, ya que no pudo 'con el enemigo', se alió con él y desde hace bastante, especialmente desde que es Reina, habla a través de su ropa".

Letizia
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Algunos podrían preguntarse cómo funciona eso de hablar a través de la indumentaria, pero nuestro especialista tiene claros los movimientos de Letizia para crear esa marca personal evidente. Cuestiones como que repite "modelo varias veces para dar una imagen de no derrochar, siempre con firmas españolas, salvo cuando viaja al extranjero, que suele hacer un guiño a los modistos del país que visita y siempre con una marcada tendencia austera". En términos generales, "procura siempre y especialmente en actos de día, dar una imagen de mujer profesional que se toma muy en serio su trabajo" y lo transmite en sus 'looks'. Antítesis, por ejemplo, de Máxima de Holanda, "que es mucho más excesiva".

Además, esta determinación en los atuendos la lleva también a su físico, pues "a pesar de que es conocida su afición a los tratamientos estéticos da espacio a ciertas naturalidades como no teñirse todavía las canas". No es arbitrario, todo está estudiado. "Lee todo lo que se publica de ella, es tremendamente perfeccionista", aunque de un tiempo para acá "la imagen que ofrece desde hace ya unos años es mucho más cercana". Adiós a esa frialdad que durante tanto tiempo se le había atribuido.

El gran reto que la Reina afronta en los próximos años

Por desgracia, no todo iban a ser flores en este décimo aniversario que tendrá lugar el próximo 19 de junio. Y no porque haya una situación tan insostenible como la hubo, sino porque a Felipe VI y Letizia todavía les quedan algunos desafíos a los que hacer frente. "El problema, sin embargo, que tiene la Casa Real Española es que sigue sin tener redes sociales como TikTok o Instagram, que son aquellas que los conectarían con las generaciones más jóvenes las que, al fin y al cabo, terminarán validando la continuidad de la institución en la figura de Leonor, futura Jefa del Estado", destaca Víctor Heras, en consonancia a las declaraciones que otros expertos en redes sociales han aportado a CLARA.

Sea como fuere, y dejando el mundo de Internet a un lado, nuestro especialista sentencia que "Letizia ahora tiene un gran reto que es vigilar muy de cerca la formación de su hija junto con el Rey". Leonor ya no es una niña y su papel comienza a ser fundamental en la institución: "A punto la heredera de finalizar su primer año de formación militar, le quedan otros dos más en los ejércitos de Aire y Marina y, a continuación, la formación académica que se prevé sea un doble grado. Faltan para eso, por lo tanto, seis años donde la Reina tendrá un papel muy importante dentro de la Corona, no porque ella sea la más importante, sino porque es de ella de la que más se habla en cuanto pone un pie fuera del Palacio de la Zarzuela y ella lo sabe".

Letizia, Leonor y Felipe
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No debiera preocuparse en exceso, porque "todo el mundo coincide en que tanto la princesa de Asturias como la Infanta Sofía están muy bien educadas". De hecho, es eso algo por lo que "transmite ahora una tranquilidad y seguridad que antes no tenía, producto de la experiencia, en primer lugar y, por supuesto porque ya no recae en ella desde la mayoría de edad de Leonor, la remota posibilidad de ser una Reina regente en caso de fallecimiento de Felipe VI". Porque aun siendo Reina, su vida ha cambiado por completo. "Está en una década mágica para la mayoría de las mujeres", concluye Heras. Y no es para menos. Ahora comienza la segunda como consorte y el viento sopla a favor de sus decisiones.