Su paso por El Hormiguero ha hecho que revivamos la historia de terror que Ana Peleteiro, medallista olímpica y una de las deportistas más importantes de nuestro país, compartía a través de las redes sociales en diciembre de 2024. Con la valentía que caracteriza a la gallega, decidió unirse al famoso tren “Y aún así me quedé” con el objetivo de concienciar a sus miles de seguidoras sobre las relaciones tóxicas y el maltrato. “Simplemente lo quería hacer para que, si os identificáis con alguna de estas señales, por favor, salid corriendo”, concluía su relato en TikTok.

Por desgracia, situaciones como las que narra Peleteiro son, todavía, el pan de cada día de cientos de mujeres en el mundo. La experta con la que contamos hoy, Lara Ferreiro, psicóloga y autora del libro ¡Ni un capullo más! (Grijalbo), asegura que “el 70% de las mujeres ha estado, está o estará en una relación tóxica en algún momento de su vida”.

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Con la ayuda de la psicóloga, nos proponemos continuar la tarea que inició Peleteiro con su historia personal para preguntarnos… ¿Cómo caemos en estas relaciones de maltrato? ¿Hay alguna forma de evitarlas? Y cuándo ya hemos caído en ellas, ¿cómo escapar de ahí? La psicóloga Lara Ferreiro responde a todas nuestras preguntas y nos aclara qué es un narcisista, por qué son tan peligrosos estos perfiles y cómo podemos identificarlos.

Más allá del miedo

Pregunta: Ana Peleteiro ha tenido el valor de narrar su propia experiencia en una relación tóxica y de maltrato por parte de un narcisista. ¿Hay alguna forma de protegernos a nosotras mismas de estas relaciones? ¿Señales que nos avisen de que por ahí no es?

Respuesta: Las relaciones con personas narcisistas o maltratadores emocionales son como una telaraña: poco a poco te van atrapando hasta que apenas puedes moverte. Muchas mujeres caen en este tipo de relaciones sin darse cuenta porque estos perfiles no llegan con un cartel que diga “voy a destrozarte la autoestima y a manipularte”. Al contrario, saben disfrazarse de falsos príncipes azules al principio de la relación. De hecho, el 70% de las mujeres ha estado, está o estará en una relación tóxica en algún momento de su vida.

La primera señal o red flag (o bandera roja) en la fase inicial de la conquista que hacen los narcisistas abusadores es una campaña electoral, de una manera exagerada, te prometen cosas que luego no son verdad y crean un personaje para que te enamores perdidamente. Te dicen que eres su alma gemela (esto se llama “clonación”) y te hacen sentir como si fueras la mujer más especial del mundo. Suena bonito, ¿verdad? Pues sí, demasiado bonito para ser verdad. Esto no es amor, es una estrategia para engancharte y te entregues por completo.

Poco a poco la víctima se somete, y entonces entran todas las técnicas de manipulación que el narcisista abusador le hace a su pareja. Manipulación emocional, castigo y ley del hielo, aislamiento social y familiar... Puede que a todas estas peleas se sumen infidelidades, porque el narcisita necesita volver a hacer nuevas conquistas que alimenten de nuevo su ego. Pero por más que se separen, el narcisista abusador siempre acabará volviendo cuando le interese, reiniciando así el ciclo de la violencia una vez más.

@apeleteirob

Y aunque parecia imposible consegui salir y ser la mejor fuerte, valiente y feliz que soy hoy en dia ❤️‍🩹

♬ sonido original - Ana Peleteiro

Y si las identificamos en las relaciones de nuestras hijas, amigas, alumnas, etc... ¿Qué podemos hacer?

Cuando vemos que una amiga, una hija o una alumna está atrapada en una relación con un narcisista o un maltratador emocional, sentimos una mezcla de rabia, impotencia y miedo. Desde fuera, todo parece obvio: él la manipula, la anula, la hace dudar de sí misma y, poco a poco, la va aislando. Pero ella no lo ve. O lo ve a ratos, en destellos fugaces que entierra rápidamente bajo excusas, justificaciones y la esperanza de que su pareja quizás cambie algún día.

Lo primero que debemos entender es que no podemos sacarla de ahí a la fuerza. No funciona. Entonces, ¿qué hacemos? La estrategia no es empujarla, sino acompañarla. No es imponerle una verdad, sino ayudarla a descubrir la suya. Si atacamos a su pareja, por ejemplo, ella lo tomará como un ataque personal. Es parte del mecanismo de manipulación en el que está envuelta: él ya le ha metido en la cabeza que la gente está en su contra.  Por eso, en lugar de decirle "ese tío es un manipulador y te está anulando", podemos preguntarle algo como: “Oye, ¿cómo te sientes últimamente en esta relación? Porque desde fuera parece que no estás tan feliz como antes.”  El objetivo es que ella misma empiece a cuestionarse cosas. Si podemos hacer que se plantee su relación desde otro ángulo, habremos dado un paso enorme.

Una buena estrategia para conseguir que abra los ojos es ayudarle a reconectar con su versión de antes. En lugar de enfocarnos en lo tóxico de la relación, podemos decirle cosas como: “Tú siempre has sido una persona fuerte y segura de sí misma. ¿Sientes que sigues siendo la misma?”  A veces, escuchar esto de alguien que la quiere puede ser el primer paso para que empiece a reconocerse de nuevo.

Tenemos que estar preparadas para que haya mucha resistencia y surjan conflictos si le sacamos el tema. Aquí es donde muchas personas se equivocan: si la vemos alejarse o justificar cosas inaceptables, nos cabreamos y la soltamos un “allá tú, cuando abras los ojos, no vengas a buscarme”. Pero esto es un error. Si la aislamos, él gana, porque en algún momento ella va a golpearse contra la realidad. Y cuando lo haga, va a necesitar un lugar seguro al que acudir.

Pero, si la situación ha llegado a un punto en el que hay violencia física, amenazas o un riesgo real para su integridad, hay que intervenir con más contundencia. No podemos limitarnos a esperar a que abra los ojos. En estos casos, es fundamental contactar con profesionales que puedan ayudar en diferentes hábitos. El teléfono 016 en España da soporte jurídico y psicológico para ayudar a cómo salir de situaciones así.

¿Qué es una persona narcisista y cómo se relaciona este perfil psicológico con el maltrato?

Los narcisistas no buscan amor, buscan control. No quieren una pareja, quieren un suministro emocional constante que les alimente el ego. Son expertos en manipular, anular y destruirte sin que ni siquiera te des cuenta. Al principio, te hacen sentir la persona más especial del mundo, pero pronto empiezas a notar que algo no encaja. Y cuando quieres reaccionar, ya estás atrapada.

Un narcisista es un maltratador porque no ve a su pareja como una persona, sino como un objeto de su propiedad. No busca amor, busca control absoluto. Y para ello, aplica una serie de técnicas de manipulación emocional que terminan por destruir la autoestima de su pareja.

Ana habla también de la infidelidad que sufrió repetidas veces en su relación de pareja. ¿Se relaciona este tipo de comportamientos con la personalidad narcisista?

Por supuesto que sí, La infidelidad, entonces, no es solo una cuestión de atracción o deseo. Es una forma de reforzar su ego para reafirmar que todavía puede tener control sobre otras personas, y para satisfacer ese vacío interno que nunca puede llenarse completamente y así seguir maltratándote.

¿Por qué nos quedamos en este tipo de relaciones aunque nos resulten tan dolorosas, incluso cuando hay infidelidades?

Cuando Ana, y las miles de mujeres que contestaron al hashtag #YaunAsiMeQuedé, cuentan el maltrato y los abusos que han sufrido por parte de sus exparejas y añaden el “y aún así me quedé”, nos encontramos con que las víctimas de este tipo de perfiles narcisistas abusadores sufren lo que se conoce como el síndrome de la falsa esperanza. Estas mujeres suelen quedarse en la relación con la esperanza de que conseguirán hacer cambiar a su pareja en algún momento.

Después de cada infidelidad, el narcisista vuelve con un despliegue de falso arrepentimiento, haciéndote creer que todo va a mejorar. Entra en la fase 1, de campaña electoral, como una luna de Miel, donde después del abuso, el maltratador vuelve arrepentido, prometiendo que no lo volverá a hacer, haciendo que la víctima se lo crea. Todo esto crea un refuerzo intermitente que mantiene a la víctima atrapada en un bucle de dolor, confusión y esperanza.

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Por desgracia, Ana vivió también situaciones de abuso sexual, por violaciones dentro de la pareja. ¿Qué podemos o debemos hacer las mujeres si por desgracia vivimos esta situación en la pareja? ¿Qué mensaje mandarías a aquellas que pasan por este tipo de abusos?

El testimonio de muchas mujeres es un recordatorio brutal de que la violencia de género no siempre es visible en forma de golpes o heridas físicas. El abuso sexual en la pareja es una de las formas más extremas de control y deshumanización. Es una violación de la intimidad, del respeto y de la autonomía de una persona. Te rompen en mil pedazos como mujer y ser humano. Violan hasta lo más íntimo que tienes.

El consentimiento nunca debe ser negociable, incluso dentro de una relación de pareja. El abuso sexual dentro de una relación no tiene nada que ver con el deseo mutuo, el respeto o la pasión compartida. Es una imposición de poder, control y humillación. No importa cuántas veces alguien te diga que "es parte de la relación" o "es normal". ¡NO LO ES!

Si te encuentras en una situación similar, lo primero que debes tener claro es que no es culpa tuya, tú no lo has provocado. Nadie tiene derecho a usar tu cuerpo contra tu voluntad, y mucho menos alguien con quien compartes una relación de pareja.

Y en segundo lugar, denúncialo. A menudo, las mujeres que sufren abuso sexual dentro de una relación temen hablar, ya sea por miedo a no ser creídas, por vergüenza o por miedo a las consecuencias. Pero el silencio alimenta el abuso. Busca el apoyo de una amiga, de un familiar o de un profesional que te acompañe en este proceso psicológico y no dudes en denunciar. Es la única manera real de que legalmente se pueda hacer algo contra el abusador.

Si alguna de nuestras lectoras se ha sentido identificada con Ana Peleteiro, ¿qué debería hacer para poder salir de esa relación?

Para empezar, debemos conocernos bien y querernos a nosotras mismas. Un narcisista tiene mucho menos poder sobre una persona con una autoestima fuerte, porque una mujer con una fuerte autoestima no necesita la validación externa ni busca desesperadamente sentirse especial a través de otro. Si tú sabes lo que vales, no necesitas que nadie venga a contártelo con palabras bonitas y gestos extraordinarios.

En segundo lugar, ¡cuéntalo! Para salir de una relación tóxica, ¡debes romper el silencio! Hay que hablar con alguien de confianza y buscar apoyo. Si una víctima de abuso tiene a alguien de confianza a su lado o acude a la terapeuta psicológica adecuada, le será más fácil cortar la relación cuanto antes, bloquear a esa persona de todas partes y no ceder a sus manipulaciones.

Querida lectora, ¡recuerda que mereces amor y respeto! Y cada paso que tomes hacia tu independencia es un acto de valentía. ¡Tú tienes todo el poder para reconstruir tu propia vida! Y por último, recuerda que el amor sano no duele, no controla, no te hace sentir culpable ni te hace dudar de ti misma. El amor no es sufrimiento, no es aguantar y no es vivir esperando que el otro cambie. Si una relación te está haciendo daño, no necesitas un motivo más grande que ese para marcharte. Tu paz mental y tu salud emocional valen más que cualquier historia de amor que podrías haber tenido.