Una vez al mes nos sentamos en una pequeña habitación sobre una librería del centro de Sevilla (Botica de Lectores), sacamos las labores y mientras tejemos, comentamos la lectura elegida. Bajo la batuta de la escritora sevillana Concepción Perea (La corte de los espejos, La última primavera), viajamos a mundos nuevos, descubrimos historias escalofriantes y analizamos las minucias de las lecturas que pasan por nuestras manos. Todas somos diferentes, pero tenemos dos cosas en común: nos apasionan los libros y el cada vez más popular arte del crochet (o del punto, para las más aventajadas). Añado una tercera: hemos construido juntas una comunidad que huele a lana, páginas y galletas, ¿hay algo mejor que eso?
El club Lectura y punto comenzó a finales de 2023, y desde entonces hemos disfrutado de muchas lecturas juntas. Pero todas, sin excepción, coincidimos en que el mejor libro que hemos compartido ha sido, por curioso que parezca, el que inauguró nuestro pequeño club. ¡Y mira que hemos leído desde entonces!
iStock
Es una novela de terror gótico, que casi parecía adelantarse al éxito que tuvo en su edición en español la famosísima saga Blackwater (que también leímos en el club en apenas dos meses). Con una atmósfera de tensión constante, una ambientación muy cuidada y una protagonista a la que adoras desde la primera página, esta ha sido, según mis compañeras de todas las edades, nuestra mejor lectura hasta la fecha.
Una premisa poco convencional
Cuando Concha, directora del club, nos propuso como primera lectura “un libro de terror gótico sureño”, me quedé ojiplática. ¿Puede haber una descripción más específica? ¿Era aquello un género en sí mismo que yo no conocía? Curiosamente, no tardó demasiado en lanzarse en librerías la edición en español de la saga Blackwater, que podría encajar perfectamente en esta decisión. ¿Se pondrá de moda este género tan específico? Lo que está claro es que, si te gustaron las aventuras de la familia Caskey, esta novela te va a encantar. Se llama La reveladora, tiene 377 páginas, y la devoré en apenas una semana.
Es una novela de terror, con muchas escenas que te ponen los pelos de punta y una historia detrás que deseas desvelar desde la primera página. Su protagonista, Stella Wallace, es una mujer de armas tomar que en plenos años 50 se dedica al noble arte de destilar whisky, una profesión poco adecuada para las damas de su generación.
Pero a Stella eso le importa poco, guarda un secreto aún más oscuro que la acompaña desde su infancia, por lo que enfrentarse a matones de poca monta, lidiar con la competencia y aumentar la producción bajo el escrutinio de la ley, parecen ser el menor de sus problemas.
Sobre todo, cuando llega a sus oídos la noticia de que su severa abuela, Motty, ha fallecido. “Diez años atrás le había dicho a Motty que no pensaba volver jamás a aquel lugar. Nunca se le había ocurrido que Motty pudiera obligarla simplemente muriéndose”, escribe el autor de la novela. Así empieza todo, con Stella volviendo a la oscura casa de su infancia en la que nada es lo que parece.
Amazon
No te suelta ni un momento
La novela está escrita con una delicadeza espectacular. Su autor, Daryl Gregory, lleva años destacando en el sector. Ya en 2008 consiguió, con su novela Pandemonium, el premio Crawford Award al mejor libro de fantasía, y La extraordinaria familia Telemacus (2018) consiguió arrasar en las librerías estadounidenses augurando una gran carrera para el autor. Con La reveladora (2023), nos deja claro que tiene una pluma ágil y exquisita, con la que consigue atraparte desde la primera página.
La historia está narrada en dos tiempos. Gregory alterna capítulos en los que conocemos la infancia de Stella, y otros en los que la vemos luchar por sacar adelante su negocio y enfrentar los fantasmas de su pasado mientras prepara el funeral de su (no muy querida) abuela.
Estos saltos, que al principio me desconcertaron, se convierten en la clave de una tensión muy bien construida. Mientras la intriga te consume al pensar en qué sucederá en la línea presente, el pasado de Stella te llama con una curiosidad voraz. No sabes qué prefieres, seguir descubriendo las oscuras noches de la infancia en la pequeña casita en el Parque Nacional de las Grandes Montañas Humeantes, o descubrir que Stella se saldrá con la suya y evitará que acaben haciéndole a su sucesora lo mismo que le hicieron a ella.
Un secreto familiar
Más allá de una premisa intrigante y una narrativa ágil, La reveladora me ha dejado huella por su “terrible verdad”. Ese misterio que se esconde tras las páginas y del que no pienso decirte nada. Tienes que leerlo y descubrirlo por ti misma, en el club de lectura seguimos hablando de él en cada reunión. Y hace más de un año que pasó por nuestras manos.
Solo te adelantaré parte de lo que sucede en esa pequeña cabaña en medio de un Parque Nacional. La familia de Stella pertenece a una peculiar religión y guarda un secreto en la montaña. Uno que solo se revela ante ellas, y nunca ante ellos. Uno al que ella misma se ha expuesto, por eso sabe qué alto es el precio de su presencia. Tras la muerte de Motty, tiene que volver a la cabaña. Sabe que, si no lo hace, Sunny, la más pequeña de su camino, seguirá su estela. Y no está dispuesta a permitirlo. El Dios de la Montaña, como lo llaman, no volverá a hacerlo.
A este misterio que no te suelta hasta que no acabas la novela, se le suma una protagonista con aristas y profundidad. La entiendes en cada acto, a veces odias lo que hace o lo que piensa, pero al final siempre empatizas con esta niña asustada que juega a ser una mujer en un mundo lleno de peligros. Su fuerza y su valentía la convierten en una protagonista con la que es fácil conectar, y esa es una de las grandes magias del libro. Eso, y la última frase de la novela. Solo de pensar en ella se me ponen los pelos de punta.