Aprender a andar, a hablar, a leer, a escribir...  A lo largo de nuestra vida son muchos los aprendizajes a los que debemos afrentarnos y que, más pronto o más tarde, superamos con creces. Aunque los más básicos solemos realizarlos en nuestra infancia, hay otros muchos que todavía mantenemos como asignaturas pendientes incluso en la edad adulta. Uno de ellos es aprender a poner límites.

Así sobre el papel, es fácil hablar de cómo nos enfrentaríamos a ciertas situaciones asegurando fervientemente "yo nunca haría tal cosa", pero a la hora de la verdad no es tan raro vernos en esas situaciones en las que, de repente, nos encontramos cediendo a los deseos de otra persona, cuando en el fondo no queremos hacerlo.

Ya sea en el terreno profesional, en el familiar, en las relaciones de pareja, en la amistad o en las relaciones sociales, es importante no llevarnos por la inercia y aprender a poner límites. Ya lo decía el filósofo inglés Herbert Spencer al afirmar que "si es un deber respetar los derechos de los demás, también lo es el defender los propios". Pero igual de importante es hacerlo sin ofender a quien tenemos enfrente. ¿Cómo conjugar ambas situaciones y salir airosos de la situación?

¿Por qué nos cuesta poner límites?

Las palabras de la escritora estadounidense y doctora en psicología Doreen Virtue, lo dejan claro: "Los límites son una parte de nuestro autocuidado. Son saludables, normales y necesarios". Así, podemos distinguir entre límites físicos y límites emocionales, más difíciles de establecer que los físicos. Los limites son una manera de defendernos de los demás y van a asentar las bases de una autoestima adecuada, de ahí que sea importante concentrarse en desarrollar una serie de estrategias para aprender a definirlos.

Nos cuesta reconocer nuestros límites cuando no se han respetado con anterioridad, por ejemplo en el caso de una educación demasiado autoritaria. En el otro extremo estaría el hecho de que nos cuesta reconocer los de los demás cuando no nos los han puesto a nosotros, una consecuencia de una educación en exceso permisiva.

poner limites
iStock

El miedo al rechazo

Además, hay otros factores que pueden hacer que, aun sabiendo cuáles son nuestros límites, pasemos por encima de ellos, como por ejemplo el miedo al rechazo o al abandono, a sentirnos culpables o a ser juzgados o incluso una actitud de hiperresponsabilidad.

En palabras de la escritora y académica estadounidense Brenné Brown, "Atreverse a establecer límites se trata de tener el valor de amarnos a nosotras mismas, incluso cuando corremos el riesgo de decepcionar a otros". Ten SIEMPRE presente que no tienes por qué satisfacer las expectativas de los demás ya que, además, en muchas ocasiones son ellos los que deben analizar su propia "mochilita" cargada de vivencias del pasado. Tú eres la encargada de poner límites sanos para ti, siempre estás a tiempo de aprender a hacerlo. 

La asertividad, la estrategia clave

Según la psicóloga y coach Cristina Bushell, la asertividad se define como la habilidad que permite a las personas expresar de manera adecuada, sin hostilidad ni agresividad, sus emociones frente a otra persona. Las personas que poseen esta cualidad expresan de manera directa sus opiniones y sentimientos, tanto positivos como negativos.

Ser asertiva no es opinar lo políticamente correcto, ser perfecta en las relaciones sociales o "saber estar". Ser asertiva es respetarte a ti misma tal como respetas a los otros, defender tus derechos teniendo en cuenta también los de los demás y decidir tus respuestas sin sentirte coaccionada por el qué dirán o lo que esperan de ti. ¿Cómo lograrlo?

  • Comunica tus deseos de manera clara, y explica las razones que te han llevado a ello pero manteniendo la calma, la educación y el respeto hacia otros en todo momento. 
  • Te vendrá bien emplear fórmulas del tipo "Te agradezco la invitación pero tengo un compromiso anterior/en este momento no me viene bien...", "Esto es importante para mí y necesito que lo respetes", o similares.
  • Aprende a decir NO sin rodeos: los demás también se merecen saber a qué atenerse. Retrasarlo sin más, lo que viene siendo "marear la perdiz", no beneficia a nadie.

6 estrategias más para conseguirlo

Aquí tienes varias estrategias más que pueden ayudarte en tu objetivo. También es buen momento para considerar alejarte de aquellas personas que no están dispuestas a aceptar tus límites: apóyate en las que si lo están.

  • Observa y detecta las situaciones. Aunque todavía te dé apuro marcar esos límites, un gran primer paso será ser consciente de cuándo se producen esas situaciones en las que todavía no sabes marcarlos.
  • No te sientas obligada a dar una respuesta enseguida. ¿Por qué te precipitas si nadie lo hace? Olvida tu primer impulso, aprende a "morderte la lengua" y tómate unos minutos para contestar. Es posible que tras unos breves instantes de reflexión, tu respuesta sea otra. Y, por supuesto, puedes cambiar de opinión y decir "no" a lo que dijiste "sí". La otra persona tendrá que aceptarlo igual que lo harías tú.
  • Cuida las formas. Ser firme, educada, amable y cercana en tu discurso te ayudará tanto a ti como a tu interlocutor, que no tendrá nada que reprocharte. Ponerte en su lugar te ayudará también a ofrecerle alguna alternativa para lo que te había pedido.
  • Acepta la sensación de incomodidad. Al enfocarlo como una actitud negativa hacia los demás, es inevitable sentir esa sensación incómoda al principio. No pierdas el foco y felicítate por haberlo conseguido. 
  • Todos somos iguales. Todos somos valiosos y tenemos derecho a decir lo que pensamos, siempre y cuando lo hagamos con cordialidad y tacto, tal como decíamos arriba. No te responsabilices del bienestar ajeno.
  • Sé flexible contigo misma. Ten paciencia. Todo en la vida es cuestión de aprendizaje, y más si llevas desde siempre actuando de la misma manera. Premia y reconoce tus pequeños avances, y no te mortifiques si vuelves a caer en lo mismo: será una gran enseñanza para la próxima vez.

Una buena herramienta para practicar

Hemos visto varias estrategias básicas que pueden servirte como punto de partida para aprender a poner límites. Si quieres seguir ahondando en el tema, puedes echarle un vistazo al libro "Establecer límites" de la Editorial Sirio, en el que su autora, Krystal Mazzola, te cuenta 100 maneras de protegerte, fortalecer tus relaciones y crear la vida que deseas.

Para ello, te propone un centenar de actividades que te ayudarán a conseguirlo. Tanto si te has cansado de intentar agradar a todo el mundo constantemente, como si quieres establecer nuevos límites que se ajusten a otros cambios en tu vida, estas actividades te proporcionarán las herramientas que necesitas para ponerte manos a la obra. Los límites son sanos, relevantes e incluso necesarios para crear la vida que deseas, así que empieza hoy mismo a construir una vida más feliz.