Olvídate de que la fruta engorda, de que no hay que tomar demasiada o de que no es bueno tomarla después de la comidas porque son todo mitos y tenemos a nuestro querido Carlos Ríos para demostrarlo. Puedes comer tanta fruta como quieras y para eso, nada mejor que tenerla siempre a mano ¡congelada! Puedes comprarla así directamente o congelarla tú, siempre mejor pelada y troceada.
La fruta congelada tiene las mismas propiedades y beneficios que fresca, con la ventaja de que aguanta mucho más tiempo en perfectas condiciones y que podemos recurrir a ella para muchos tipos de elaboraciones. ¿No se te ocurre ninguno además de los típicos batidos? Pues atenta porque te traemos nada menos que 7 formas de sacarle partido a la fruta congelada más allá de los smoothies.
7 ideas de lo que puedes hacer con fruta congelada
- Haz tu propia compota de frutas
Las mermeladas que compramos en el súper suelen estar repletas de azúcar por lo que no son la opción más saludable para endulzar yogures, queso fresco o batido o añadirlas a unas tortitas. Recurriendo a las frutas congeladas puedes hacer tu propia compota en cuestión de minutos. Solo tienes que cocinar tus frutos rojos favoritos en una sartén a temperatura media removiendo de vez en cuando. Añade un chorrito de zumo de naranja para que tengan un sabor más dulce.
- Tenlas a mano para tomarlas entre horas
¿Así, congeladas? En verano puede ser perfecto para aliviar un poco el calor y no acabar sucumbiendo a otro tipo de elaboraciones fresquitas como los helados industriales. Si quieres, puedes echarles un poco de chocolate 90% fundido por encima y ya sí que te vas a volver adicta a la fruta. Si no soportas el frío en los dientes siempre puedes descongelarlas antes, igual que haces con otros alimentos.
- Desayuna tortitas de frutas
Puedes poner arándanos, frambuesas o rodajas de plátano congeladas directamente en la masa de las tortitas del desayuno. Como son frutas o trozos pequeños, al cocinar la masa en la sartén se descongelarán. Lo mejor es que podrás disfruatar de unos deliciosos frutos rojos aunque no sea temporada. Ventajas de los congelados.
A nosotras nos encantan las tortitas así que por un lado te dejamos la receta de tortitas más fácil que habrás visto, pero también 10 ideas diferentes para servir tus pancakes y otra receta de tortitas, pero de avena, ¡que están para chuparse los dedos!
Lo mejor es utilizar frutas que sean cremosas como el plátano o el aguacate porque la textura final será bastante parecida a la de los helados a los que estamos acostumbradas aunque puedes hacerlos de todo tipo de frutas. Y lo mejor es que no se tarda nada en hacerlos porque solo hay que triturar la fruta congelada con un poco de leche de tu elección. Cuanta más añadas más líquido quedará. Ni siquiera tienes que volver a meterlo en el congelador gracias a la fruta ya congelada aunque si prefieres tomarlos en formato polo puedes meter la mezcla en un molde y dejarlo hasta el día siguiente.
- Haz aguas de sabores naturales
Esta es una forma sanísima de tomar más agua si es que a ti o a tu familia os cuesta manteneros hidratados sin recurrir a zumos y refrescos, o si te aburre el agua sola. Puedes hacer las mezclas que se te ocurran (el cocinero Jamie Oliver tiene recetas buenísimas): sandía con hierbabuena, varios frutos rojos con un poco de zumo de naranja, limón y menta... todo combina bien.
- Úsalas para tus vinagretas
Tus ensaladas nunca volverán a ser aburridas si aprendes a aliñarlas bien. Una muy buena forma de añadir sabor extra es utilizar limón o frambuesas congeladas a tus vinagretas. Puedes hacer lo mismo con hierbas aromáticas pero congélalas en cubiteras de hielo rellenas de aceite.
De manera ocasional, también podemos utilizar la fruta congelada para hacernos un súper postre. Por ejemplo, utilizando la fruta congelada para una tarta de queso por ejemplo.
Si quieres darte el capricho sin pasarte, prueba a hacer este postre: mezcla dos tazas de fresas congeladas con media de mantequilla, un tercio de aceite de coco y dos cucharaditas de un endulzante como el sirope de arce. Puedes hacerlo con un procesador de alimentos o un robot de cocina. Añade unos trocitos de coco desecado y mételo al congelador en un táper de cristal. Deja que repose toda la noche, sácalo al día siguiente ¡y a disfrutar!