Si ya de por sí los caldos son una excelente opción para comer o cenar gracias a su bajo contenido calórico, su efecto saciante y todas las vitaminas y minerales que tienen, el caldo de huesos que hoy te traemos es todavía mejor porque es rico en proteína animal y en colágeno. ¿Qué es el colágeno? Nada más y nada menos que la proteína más abundante en el cuerpo humano que cumple una función estructural según la parte del cuerpo de la que se trate; por ejemplo, en el caso de la piel, este ayudaría a mejorar su calidad y a que se mantuviera tersa.
Al cocinar los huesos, el colágeno que contienen se convierte en una gelatina repleta de aminoácidos que promueven la salud de las articulaciones, lo que permite fortalecer el tejido conectivo. También contiene otros aminoácidos como la glicina y la glutamina, que contribuyen a mantener el equilibrio de la flora intestinal, previniendo la diarrea y el estreñimiento.
Qué necesitas para hacer el caldo
Preparar un caldo de huesos casero es muy fácil, así que no te preocupes si la cocina no es lo tuyo. Lo que sí necesitas es una cazuela grande ya que requiere una cocción larga a baja temperatura. Las llamadas ollas de cocción lenta te pueden venir bien en este caso. En cuanto a los ingredientes, necesitas las carcasas de pollo, aunque también utilizar las alitas pues cuentan con mucho colágeno. Si te cuadra, puedes añadir huesos de cerdo porque es muy gelatinoso o de ternera.
Lo conveniente es preparar el caldo con huesos y tejidos conectivos del animal en cuestión (en este caso de pollo) que sean de proximidad o ecológicos, ya que en el interior de los huesos pueden acumularse tóxicos muy fácilmente. Complétalo con verduras a tu gusto y especias y así, además de un caldo repleto de propiedades, lo tendrás lleno de sabor.
Así puedes hacer el caldo de huesos
Esta es una receta tipo pensada para 4 personas que admite todas las variaciones que quieras. También puedes congelarlo porque, sin ser exactamente lo mismo, siempre va a ser mejor que uno envasado. Puedes consumirlo tal cual o cocer unos fideos en él. Toma nota de los ingredientes para comprar los que necesites. Si te falta alguno y no es demasiado relevante, sigue adelante con la receta porque merece la pena.
INGREDIENTES
- 2 carcasas de pollo
- 1 hueso de jamón
- 2 nabos
- 1 chirivía
- 3 zanahorias
- ½ puerro
- Un tallo de apio
- 1 cebolla
- Sal
CÓMO HACER CALDO DE HUESOS
- Paso 1. Para empezar limpia las carcasas retirando toda la piel, la rabadilla y el máximo de grasa. Haz lo mismo con las verduras: lava bien las que no vas a pelar, pela el resto, trocea todas y disponlas en una cazuela grande con las carcasas.
- Paso 2. Cubre los ingredientes con agua (la cantidad dependerá de la cazuela), añade una cucharada de sal, preferiblemente gruesa, y lleva a ebullición.
- Paso 3. Cuando rompa a hervir baja la intensidad del fuego y deja que cueza un mínimo de 2 horas: a más tiempo de cocción, más sabroso estará.
- Paso 4. A medida que las impurezas suban a la superficie del caldo, retíralas con una espumadera. También tendrás que estar pendiente de añadir agua caliente si ves que es necesario.
- Paso 5. Retira la olla del fuego, rectifica el punto de sal y deja enfriar. Retira los ingredientes y disponlos en una fuente. Cuela el caldo y refrigéralo hasta el día siguiente ya que te resultará mucho más fácil desgrasarlo; ayúdate de una cuchara para retirar la capa de grasa solidificada de la superficie.
El truco para no desperdiciar nada
Una vez hayas colado todos los ingredientes para hacer tu caldo, no los tires. Una buena manera de aprovecharlos es triturar las verduras para obtener un riquísimo puré. Reserva parte del caldo por si te resultara demasiado espeso y quisieras aligerarlo un poco. También puedes aliñar las verduras con un chorrito de aceite y especias, y comerlas tal cual.
El caldo se conserva bien en la nevera si lo guardas en un recipiente hermético de cristal. Al contener colágeno es normal que quede gelatinoso; bastará que lo calientes para que recupere su aspecto normal.