En qué punto está la relación de los reyes Felipe y Letizia siempre está en boca de todos. Más todavía teniendo en consideración el desastroso precedente que sentaron los eméritos Juan Carlos y Sofía, tras una vida eterna fingiendo que todo iba bien de cara a la galería mientras en palacio se gestaba el desastre. Sea como fuere, parece que no es este el supuesto que aplica a su hijo. Ni a él, ni a su nuera, pues ambos parecieran haber construido un férreo núcleo duro en el que prima la confianza, la cordialidad y la complicidad.

Un sosiego en el matrimonio que no siempre así, pues como tantas otras parejas, la suya también ha pasado por rachas mejores y peores. El caso es que en los últimos tiempos todo parece ir bien, y para muestra los planes de ocio privado que hacen, o la forma tan cercana que tienen de interactuar incluso cuando están en público. De ahí que el mínimo atisbo de que algo va mal haga saltar todas las alarmas. Y eso es lo que pareciera haber sucedido tras su asistencia conjunta a la reunión del Real Patronato de la Galería de las Colecciones Reales del pasado 18 de febrero.

Felipe y Letizia
Gtres

la 'tensión' de los Reyes, bajo la lupa de una especialista

En un contexto totalmente habitual dentro de lo que la agenda institucional de ambos comprende, Sus Majestades acudieron al acto. Todo con el propósito de apoyar y prestar el asesoramiento técnico necesario para que la galería cumpla su fin de escaparate de tesoros del Patrimonio Nacional. También después de un fin de semana separados, pues la crónica real acababa de hacerse eco de que el soberano se trasladó sin su mujer hasta la casita de La Pleta, en el Valle de Arán, para esquiar en la estación de Baqueira Beret.

Quizás sea por eso mismo que, también la crónica, hilase fino al fijarse en la forma de comunicarse que presentaron. O de no comunicarse, más bien. Una manera de proceder cuando menos curiosa, pues pareciera no haber rastro de los sutiles gestos de afecto que en otras ocasiones los caracterizan. ¿Justificado por tratarse de una gestión oficial, o acaso había tensión entre ellos? Nada mejor que consultar en una experta en comunicación no verbal para tan comentada aparición, y por eso desde la revista CLARA nos hemos puesto en contacto con Vanessa Guerra, autora de 'El lenguaje corporal de las emociones' (RBA).

Letizia y Felipe
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"Es curioso que parece que ni se miran en las imágenes que tenemos, que no interactúan ni nada", señala nuestra especialista al fijarse en las grabaciones de su llegada al espacio, así como del tiempo que estuvieron presentes en el mismo. Con una excepción, eso sí, que es "un momento que parece un poco anecdótico, que es cuando van a sentarse y el Rey se cruza por delante de la Reina, y ella tiene una sonrisita casi sarcástica. Se mete el pelo por detrás de la oreja, se baja, y mantiene la sonrisa".

Felipe y Letizia
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A Letizia "le hace gracia que el Rey se cruce por delante de ella, él acelera un poquito el paso, pero no hay ningún contacto visual que señale el humor que pueda tener esto entre ellos". Algo clave, sobre todo si se le añade que, según refiere Vanessa, en el compendio general de la aparición "hay muy poca comunicación, si no nula, escasa"

La decisión de adoptar los mismos gestos, una posible explicación

"Me atrevería a decir que veo al Rey más serio que a la Reina cuando no está interlocutando", apostilla nuestra experta, mientras que a la consorte "la veo como con una sonrisa contenida, como irónica o sarcástica". Una observación que en ningún caso desentona con otra que podría explicar lo sucedido sin entrar en disputas o tiranteces. "Analizando otros vídeos, como cuando estuvieron en la entrega de premios del Instituto Cervantes o la reunión que tuvieron con las Colecciones Reales en 2024", para Guerra se da un patrón.

"Veo que cuando son eventos en los que el Rey tiene que hablar y toma la palabra, ella suele tomar una misma postura corporal", nos cuenta en declaraciones exclusivas. Eso y que la esposa del soberano "incluso se cruza de brazos, esperando a que sea el Rey el que interactúe". "Tampoco podría sacar muchas conjeturas o conclusiones acerca de si está enfadada, porque en el resto de eventos actúa de una manera similar", concluye la especialista. El reflejo de una actitud que no estaría directamente ligada con un problema de pareja, sino con la determinación de mantenerse en un segundo plano cuando el momento lo requiere.