Si Letizia tiene un impresionante joyero, su marido, Felipe VI, no le va a la zaga. El Rey heredó de su padre su debilidad por los relojes de muñeca, que siempre lleva en la mano derecha a pesar de ser diestro.
Con los años, el monarca ha logrado hacerse con una espléndida colección de cronómetros que han adornado su muñeca en las más variopintas situaciones, desde cuando fue padre, hasta cuando fue regatista olímpico. El progenitor de Leonor y Sofía posee un reloj para cada ocasión, en un surtido que abarca desde marcas de ultralujo como Cartier a otras más accesibles y perfectas para el día a día.
El reloj de Letizia que nunca llegó
Muchos supimos de esta cara afición del monarca cuando este se comprometió con Letizia. La periodista, en lugar de entregarle un reloj como obsequio de pedida, esta se decantó por unos gemelos.
Felipe con el Bell&Ross regalo de su padre
Felipe ya tenía muchos relojes, por lo que la joven le quiso hacer entrega de otra joya de la que no anduviera tan sobrado. Los gemelos de zafiros y oro blanco, comprados en la joyería Suárez, fueron la opción perfecta para ello. Resultaban elegantes y discretos, dos cualidades que se adaptan a la perfección con el estilo del entonces príncipe.
Aun así, Felipe no se fue con las muñecas vacías y, obtuvo el consabido reloj. En este caso, el regalador no fue otro que Juan Carlos I quien, tal y como detalló el periodista César Andrés Baciero en Vanity Fair, les hizo entrega a los dos novios de sendos relojes del modelo Royal Oak de la firma Piaget, que rondaban los 7.000 euros.
Una afición muy ‘borbona’
Para qué decir otra cosa. En nuestra Casa Real existe una enorme querencia por esta clase de joyas para medir el tiempo. Juan Carlos siempre ha sido un enamorado de los cronómetros y posee piezas de coleccionista que cuestan más de 300.000 euros.
Como no podía ser de otro modo, esta afición ha acabado inoculada a sus tres hijos, especialmente a su vástago menor. De hecho, los hermanos poseen la misma pieza. Se trata del modelo BR 123 Original Beige de la firma Bell&Ross, de esfera dorada y números característicos. Una pieza de lo más clásica y unisex, perfecta para que la hayan lucido Felipe, Cristina y Elena. Su precio ronda los 3.000 euros.
Felipe, con uno de sus Cartier preferidos y que también llevó en la proclamación
Los hermanos también han sido vistos luciendo modelos similares de una de las firmas preferidas de la Familia Real, Cartier. Felipe se decantó por esta marca de joyería en uno de los días más importantes de su vida: su proclamación. Optando por el modelo Roadster Automatic en color azul royal (perfecto para la jornada de la que se trataba) y que ya no se fabrica, por lo que se ha convertido en un verdadero objeto de culto para los grandes coleccionistas.
Relojes para la acción
Por tierra, aire y mar. Sobre todo por mar. Algunos de los cronómetros más especiales de Felipe fueron creados para afrontar grandes exigencias mientras estaban rodeados de agua; por lo que no hay ocasión mejor para disfrutar de ellos que en una jornada de regatas.
Felipe pagó 15.000 euros por la edición limitada con correa de caucho y esfera azul del Royal Oak City of Sails de Piaget, un modelo perfecto para las largas jornadas en alta mar y uno de los preferidos por los coleccionistas; pero a la vez tan versátil y elegante que también se lo ha puesto en alguna que otra ocasión de etiqueta, como lo fue la boda de Victoria de Suecia.
El rey usa los modelos más deportivos para sus jornadas como regatista
Otro de sus ejemplares favoritos para la acción es el Octo Ultranero de Bulgari, que ha llevado en alguna Copa del Rey de vela en Mallorca, y es algo más económico que el anterior, con un precio de 6.000 euros. El reloj Omega Olympic Seamaster Planet Ocean fue su opción cuando, en 2022, visitó los Juegos Olímpicos de Pekín, un recuerdo a cuando, 30 años atrás, fue regatista olímpico y cuyo precio ronda los 4.000 euros.
Hay más. El espacio aéreo lo tiene dominado con este reloj que, por derecho propio, se ha convertido en el preferido de los pilotos: el Breitling Aerospace EVO con caja de titanio. Prefecto para aguantar los cambios de altitud y de presión y todo un capricho para el combate. Dentro de los royals, este modelo también cuenta con un gran admirador como es el príncipe Harry, que ha dedicado gran parte a su carrera en el ejército a ser aviador.
Además, un Omega Seamaster, un Panerai Luminor Marina (que lució cuando nació la infanta Sofía) o un Curum Admiral’s Cup, todos con guiños marítimos o deportivos. Modelos pensados para ser grandes compañeros de aventuras y que ahora reposan en el joyero de Zarzuela de Felipe VI.
Su más fiel (y barato) compañero
De un tiempo a esta parte, los gustos de Felipe VI parecen haberse vuelto más austeros, quizás influenciado por Letizia, una gran fan de la ropa de ‘high street’. Además de todas las piezas de coleccionista, al monarca ahora le gusta dejarse ver luciendo un modelo de lo más económico y apto para todos los bolsillos.
Felipe, con el modelo Damier de la marca Swatch
Se trata de un Swatch Sistem Damier SUTB406, en color negro y con detalles rojos y blancos. Su precio no supera los 160 euros. Este es un modelo perfecto para el día a día, por lo que se ha convertido en el comodín perfecto cuando el Rey busca una pieza eficiente, extremadamente cómoda y ligera.
Patrimonio Nacional tiene catalogadas 721 de estas piezas, que van desde los siglos XVI -cuando los Borbones empezaron a reinar en España- al XX, pero todos los que hemos tratado arriba forman parte de la colección privada del Rey.
Salvo que este ceda algún modelo en específico por su valor histórico (el Cartier de la Proclamación podría tener todas las papeletas para ello) pasarán a formar parte de la herencia personal del monarca, que este podría distribuir como quisiera, bien para sus hijas y los posibles herederos de estas o, quizás, para sus propios sobrinos. ¿Veremos a Froilán el día de mañana con una estas piezas tan ambicionadas por los coleccionistas?