Cuando Sofía de Borbón Ortiz vino al mundo el 29 de abril de 2007 lo hizo con un título bajo el brazo. Desde su nacimiento, por el simple hecho de ser hija de príncipe y futuro rey, sería considerada infanta de España, mientras que su hermana mayor, nacida dos años antes, ocuparía el rango de Princesa de Asturias. La gran heredera a la Corona.

Infanta rampante y nada más, pero ¿cómo es posible que sus homólogas anteriores, como Elena y Cristina, sí que tengan más títulos que ese? Fácil, fue un regalo del que su propio padre les hizo entrega en un momento muy concreto de sus vidas.  

El gran regalo de Juan Carlos

En 1995, Juan Carlos I concedió a su hija Elena el título de duquesa de Lugo como parte de su regalo de bodas. Un ducado que ella aún ostenta, y del que da buena cuenta de manera diaria. Siempre como algo honorífico y sin obtener ningún privilegio relacionado. 

Dos años más tarde, en la boda de Cristina e Iñaki Urdangarin, el emérito volvió a repetir la misma operación y le entregó a su hija mediana el ducado de Palma. 

A decir verdad, el rey entregó estos títulos nobiliarios únicamente a sus hijas, nunca a los maridos de estas. Lo que ocurre es que es tradición, y está comúnmente aceptado, que se refieran al matrimonio como “los duques de Lugo” o “los duques de Palma”, en plural. Remarcando su conjunto. Pero, una vez la pareja se rompe, ni Jaime ni Iñaki tuvieron que renunciar a estos títulos nobiliarios; puesto que jamás se les habían concedido

Aunque ellos no son los únicos que ha perdido (en la práctica) estos pequeños reconocimientos honoríficos. Mientras que Elena mantiene su título de duquesa de Lugo, Cristina no.

Dejar de ser duquesa

Con la implicación de Cristina en el Caso Nòos, por la que acabó declarando ante el juez, Felipe VI quiso tomar una medida ejemplar y demostrar que, con él, empezaba el momento de limpiar la imagen maltrecha de la Corona. 

A los seis meses de acceder al trono, Felipe le revocó a su hermana el título de duquesa de Palma. Se había especulado si la infanta, de motu propio, renunciaría, tanto a este, como a sus derechos dinásticos; pero, al final, fue su hermano quien tuvo que tomar la incómoda decisión, que apareció reflejada en el BOE del 15 de junio de 2015. 

elena cristina
GTRES

Ser duquesa no tenía ningún privilegio económico, pero sí que suponía un reconocimiento honorífico. Y precisamente esto fue lo que el rey quiso evitar. En un momento en el que los escándalos en la Corona se sucedían, él optó por tomar esta medida ejemplar y arrebatarle el título. Ya que no podía apartarla del derecho al trono, esto sí que estaba de su mano y podía simbolizar su compromiso con la justicia. 

¿Qué pasará con Sofía?

Mientras que Juan Carlos entregó numerosos ducados y marquesados, entre ellos a sus hermanas, también infantas -Pilar fue duquesa de Badajoz, y Margarita es duquesa de Soria-; en diez años de reinado, su hijo Felipe no ha concedido ni uno solo. Un gesto más, que define su manera austera de reinar, sin hacer distinciones entre ciudadanos. 

Uno esperaría que, al igual que sus predecesoras, tanto en el caso de sus tías como en el de sus tías abuelas, Sofía ostentará un título nobiliario el día de mañana. Una nueva duquesa alejada de privilegios y que de verdad honrara la ciudad de la que lo reciba. 

Eso sí, parece que queda descartado que Sofía tenga que esperar hasta ser una mujer casada para recibir la distinción, puesto que la premisa pecaría de anacrónica para unos monarcas que, en todo momento, han querido apostar por la modernización de la institución. 

¿Podría ser el regalo especial que Felipe VI está guardando para el 18 cumpleaños de su hija menor? En pocos meses nos enteraremos. 

¿Qué pasa con el resto de títulos?

Semana publica lo que cuesta en España acceder a uno de estos títulos nobiliarios. Y es que, pese a que el rey no ha concedido nuevos, sí que, en la actualidad, hay más de 20000 títulos repartidos. 

Cuando el dueño fallece, su heredero debe aportar toda la documentación necesaria y pagar una cantidad de dinero al Ministerio de Justicia para poder recuperarlo. Este fue el procedimiento que siguió Tamara Falcó para obtener el marquesado de Griñón.

Tras el fallecimiento de su padre en 2020, entre los hermanos Falcó se decidió que fuera ella quien ostentara el título. Para reclamarlo, además de pagar 631,42 euros, aportó pruebas fehacientes de que era hija de su padre, desde su árbol genealógico como su certificado de nacimiento y, de esta manera, en 2021, se convirtió en una orgullosa marquesa moderna. Para ella era importante porque suponía una manera más de honrar la memoria de su padre y de que esta concesión no se perdiera.