Silvia Jato tuvo que andar para que Roberto Leal corriera. Ella fue la primera, la auténtica pionera. La mujer que se encargó de poner rostro y voz al concurso de sílabas y consonantes más famoso de la televisión española, ‘Pasapalabra’. 

Silvia Jato condujo de manera soberbia los roscos y los ‘la música te la pista’ de principios de los años 2000, cuando el espacio por el que más han pleiteado las cadenas de televisión daba sus primeros pasos en el entretenimiento. 

silvia jato
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La gallega fue uno de los primeros ingredientes que enganchó a la audiencia. Ella resultaba cercana, simpática y didáctica. Sin duda, ‘Pasapalabra’ era un espacio perfecto para la mujer que empezó su andadura laboral sobre las pasarelas y no consultando diccionarios. 

Una Miss con un don para comunicar

Y es que antes que ser presentadora, la gallega fue Miss. En los años 90, en España, había muchas posibilidades de que una conductora de espacios de entretenimiento viniera del mundo de la moda; por no decir todas. Ahí teníamos a Juncal Rivero, Esther Arroyo o Remedios Cervantes; todas ellas con pasado de maniquí. Y Silvia Jato, antes de dominar el espacio televisivo, ya había arrasado en los concursos de belleza.

En 1989 se coronó como la mujer más bella de toda Galicia. Jato, natural de Lugo, llegó hasta el certamen de Miss España y se alzó como Miss Fotogenia. Tras lo cual vendría su paso por Miss Europa, donde quedó como Primera Dama de Honor y, además, fue nombrada Miss Simpatía. 

Simpatía y fotogenia, dos de los componentes necesarios para triunfar en la televisión. Los directivos de las televisiones privadas tomaron buena nota y no tardaron en ofrecerle sus primeros contratos para la pequeña pantalla. En 1996 llega a Antena 3, tras haber arrasado en la tele gallega, donde su sonrisa y espontaneidad cautivaron a todos. El primer encargo que le hacen como presentadora es ‘Noche de Impacto’ que pretende alargar el éxito conseguido con el mítico, ‘Impacto TV’. Silvia se suma como conductora a este espacio que ya era presentado por Carlos García-Hirschfeld. 

Silvia, pionera en 'Pasapalabra'

Y de copresentadora a tener su propio espacio. ‘Mírame’, ‘Pelopicopata’ y, al fin, ‘Pasapalabra’. Silvia Jato estrena el milenio convirtiéndose en el primer rostro del programa que hará historia de la televisión y que estaba basado en uno británico The Alphabet Game.

El espacio estaba pensado para que los concursantes anónimos, ayudados por dos famosos por cada equipo, les ayudaran a conseguir segundos con los que presentarse en la prueba final: el ansiado rosco. 27 palabras escondidas, por 27 letras del alfabeto que había que resolver antes de que el tiempo se agotara. Si los participantes no lograban resolver todos los acertijos, el dinero del premio se acumulaba en el bote. Sencillo pero adictivo. Un juego que, poco a poco, fue congregando a cada vez más espectadores ante la televisión hasta el punto de convertirse en el gran titán de su franja horaria, como es ahora. 

La primera etapa de la vida televisiva de ‘Pasapalabra’, la que tuvo lugar entre los años 2000 y 2006, estuvo ligada a Antena 3, donde Silvia Jato se convirtió en uno de los rostros más fuertes de la parrilla de la cadena de San Sebastián de los Reyes. Además, en este tiempo la presentadora dio a luz a sus dos hijos mayores, por lo que fue un periodo muy especial para la gallega. 

cambio de cadena y búsqueda de nuevas opciones laborales

Con la compra del espacio por parte de Telecinco, este también cambió de presentador. Entonces, pasó de la sonrisa de Jato a la de Christian Gálvez, que conduciría el programa hasta que en 2020 volvió a la parrilla de Antena 3. 

La presentadora también recibió la oferta de la competencia. A Silvia Jato le apeteció el cambio y dio el salto a Telecinco, donde se encargó de conducir ‘Allá tú’, aunque tan solo fue por un año. Silvia Jato pronto volvió a cambiar de casa y se pasó a la cadena pública y de ahí a las televisiones autonómicas. 


 La televisión gallega se convirtió en su nuevo hogar, lo que le permitió compaginar su vida como madre de tres hijos con una vuelta a sus raíces. La presentadora, durante tres veranos fue el rostro de las mañanas en Televisión Española, y, siempre, de manera recurrente, ha acabado presentado concursos como ‘Fifty fifty’ o ‘Metro a metro’; puesto que su imagen siempre estará ligada a este formato, dada la tremenda repercusión que obtuvo con  ‘Pasapalabra’. 

De un tiempo a esta parte, aprovechando su formación universitaria, Silvia cada vez se deja ver más por ponencias y reuniones de emprendedores y mujeres empresarias que por los platós. Antes de iniciar su carrera en el medio televisivo, Jato acabó su licenciatura de Económicas y Empresariales en la Universidad San Pablo CEU. Quién le iba a decir ahora, a los 52 años, que su nueva actividad laboral estaría relacionada con la carrera que cursó treinta años atrás. 

Casada con un expresidente 

En su última reinvención, Silvia Jato destaca de ella misma su labor al frente de Executivas de Galicia, una plataforma de apoyo a las mujeres directivas y profesionales gallegas, tal y como aseguran desde su perfil en redes sociales; donde la presentadora brinda todo su apoyo.  

silvia jato
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Pero si hay un proyecto con el que está comprometida, ese es con ‘Alcohol y sociedad’; una iniciativa que pretende que los jóvenes tengan una aproximación al alcohol a edades más tardías y evitar su consumo. “Desde FAS estamos para apoyar a todos los agentes sociales que influyen a la hora de conseguir un consumo 0 de alcohol por parte de los menores”, explica la propia Silvia desde sus canales de redes sociales, donde es muy activa con este tema. 

En el terreno de lo privado, Silvia Jato se casó en 1998 con el piloto de aviones Eduardo San Román, junto al que tuvo tres hijos. Cuatro años más tarde, la pareja comunicó que se separaba en los mejores términos posibles. 

En 2021 volvió a pasar por el altar junto al político y expresidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, al que lleva unida desde hace años. La pareja, siempre de lo más discreta, es muy esquiva a la hora de hablar de su relación, y son contadas las ocasiones en las que los hemos visto juntos, posando en algún evento o alfombra roja. Silvia entiende que su profesión pasa por estar delante de las cámaras, pero una cosa muy distinta es lo que ocurre cuando estas se apagan. Y, cuando esto ocurre, no desea que nadie más se inmiscuya en su parcela más personal.