El sábado 5 octubre, España miró hacia Sevilla con motivo del enlace de Constanza Villa-Mir. Y, al mirar hacia la capital hispalense, muchos se toparon con una mujer que no esperaban encontrar entre las calles empedradas y los azulejos con motivos religiosos, Inés Sastre.
La modelo española, que el 21 de noviembre cumple 51 años, había acudido a Sevilla en calidad de invitada, pero no a la boda de la hostelera, sino al bautizo del hijo de un buen amigo. La ciudad era un hervidero de prensa, por lo que lo primero fue pensar que Sastre era otra asistente más del destacado enlace. “No, no. Yo estoy de bautizo”, se excusaba ella. Una mera casualidad. Pero esa casualidad trajo sobre la mesa una pregunta que todos llevábamos tiempo haciéndonos, ¿qué ha sido de Inés Sastre?
La nueva vida de la modelo se parece mucho a la que siempre quiso. Con su rostro lavado y un look relajado ‘effortless chic’, Inés sigue cautivando. Hace cuatro años que regresó a España, tras llevar más de tres décadas fuera de nuestro país. En ese tiempo, la madre de un hijo encontró su hogar en Londres y en París. Especialmente en París.
Una vida entre París, Londres y Madrid
Y es que, realmente, su carrera despegó cuando se estableció en la capital francesa. Eran los años noventa y la vallisoletana hizo historia. Ninguna modelo española antes había desfilado para Chanel. Aquello la catapultó y su rostro se convirtió en uno de los favoritos de las firmas más prestigiosas, puesto que después de la casa fundada por Coco, llegó Lancôme, que la convertiría en una de sus musas.
Además, compaginó estos primeros trabajos en la industria de la moda y de la belleza con sus estudios de Filología Francesa en la Sorbona.
Pero a la inquieta Inés, los posados y las pasarelas pronto le empezaron a saber a poco. Quería más. Pensó que la interpretación podía brindarle un estupendo trampolín para dar rienda suelta a toda su creatividad, así que empezó a formarse para ello.
Con lo que no contaba la maniquí es que, cuando estaba perfilando su nueva carrera, viviría el gran terremoto emocional que revolucionaría su vida...
Diego, el hijo que le cambió la vida a Inés Sastre
En 2006, Inés Sastre se casa con el abogado italiano Alex Corrías. Y lo hace en una boda cien por cien a su gusto, elegante, discreta y romántica. Un ‘sí, quiero’ vestida de Alberta Ferretti en una capilla de Londres, del que solo fue testigo su círculo más íntimo de amistades.
Un romance tan intenso como breve. Para la primavera siguiente, la pareja ya había roto. “Alex y yo hemos decidido separarnos de forma amigable; es decir, de mutuo acuerdo. Aunque soy y he sido siempre partidaria de mantener mi privacidad, reconozco que, por mi profesión, tengo una vertiente pública, y por eso debo ser yo quien haga pública nuestra situación", contó a la revista ¡Hola!
A pesar de los escasos meses de matrimonio, estos dieron como resultado el mayor vínculo de por vida: su hijo Diego. El pequeño le llenó de felicidad, pero entendió que, con él en el mundo, debía hacer algunas renuncias.
“La maternidad en mi profesión se ha normalizado mucho, pero es muy difícil de gestionar”, contó en una entrevista a Carlos del Amor en la televisiva ‘La matemática del espejo’. “Es más, desde el nacimiento de mi hijo Diego no he vuelto a hacer cine. Encontré que era muy complicado, en ese periodo de mi vida, irte a un rodaje o estar dos meses lejos”.
Hasta el momento de despedirse de su carrera como actriz, Inés Sastre había participado en 14 películas, algunas en lengua francesa, otras en italiano y también en español (incluyendo un cameo en ‘Torrente 2’). Pero los rodajes le resultaron incompatibles con la vida al lado de su pequeño Diego, por lo que no quiso renunciar a ella. “No es fácil, pero vale mucho la pena”, sentenció en el programa de La 2.
No se arrepiente de haber antepuesto a su retoño a su carrera. Todo lo contrario. De hecho, se siente de lo más satisfecha. El adolescente, que ya ha cumplido la mayoría de edad, es su gran orgullo y nunca ha querido que la prensa le pixele el rostro. De esto también habló con Carlos del Amor. “Mi padre siempre me lo dijo: '¡Por favor, no pixeles al niño!', y estoy de acuerdo. Una vez le pixelaron y me preguntó si es que le pasaba algo en la cara, él mismo no lo entendía. Yo creo que es una cuestión de educarle con naturalidad. De la misma manera en que yo he ido creciendo con mi fama, él ha ido creciendo con la fama de su madre”.
Instalada en Madrid desde 2020
Sabiendo esto y cómo siempre ha elegido a Diego por encima de ella misma, en 2020 tomó la decisión de trasladarse de París a Madrid. La modelo llevaba muchas décadas instalada en la ciudad de la Torre Eiffel, pero sintió que su hijo necesitaba arraigo y eso solo se lo podía dar si regresaban a su país de origen. “Lo hice para que mi hijo hiciera patria en su país natal. Tenía que tener una experiencia en España más allá de las vacaciones”.
El último lustro lo ha pasado entre Madrid y el sur de España. En Andalucía tiene grandes amigos y, en Sotogrande, posee la niña bonita de sus propiedades: una casa perfecta para descansar y en la que disfrutar de los veranos.
Ahora, igual que ella voló de su hogar nada más alcanzar la mayoría de edad, espera que su hijo, a quien está muy unida, haga lo mismo. Inés Sastre desea que el jovencito viva, experimente y se equivoque. Ella ya lo hizo todo para, al final, abrazar una vida de lo más tranquila en Madrid. Acude solo a compromisos que verdaderamente le interesan y, si son de corte solidario, mejor que mejor. No posee la necesidad de estar en primera línea. Nunca la tuvo. Y, ahora, a los 50 años, no va a empezar a renunciar a su discreción.