Hay relaciones familiares que son más complicadas que otras, ¿verdad? Siempre hay algunas personas de nuestra familia, o bien que llegan a ella, con las que encajamos mejor o peor. Esto ocurre también entre los ‘royals’ y, aunque no lo muestren públicamente, podemos intuir con sus comportamientos las uniones o tiranteces que se producen entre ellos.
Por supuesto en nuestra Familia Real Española, con sus dimes y diretes, también encontramos este tipo de relaciones. Suegras y nueras, cuñadas y cuñados, primos y sobrinos… Sabemos que en la Zarzuela algunos momentos se convierten casi en lo que podría ser un pasaje del libro o la serie de ‘Juegos de Tronos’.
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Por supuesto, siempre respetando el protocolo e intentando mantener una imagen pública impecable. Aunque a veces sea casi imposible. Hasta ahora poco sabíamos de lo que pensaba el cabeza de familia, Juan Carlos I, de las elecciones amorosas y matrimonios por las que apostaron sus dos hijas, Elena y Cristina de Borbón. Y su opinión ha sorprendido a todos.
Rememorando buenos tiempos y los compromisos de sus hijas
Ahora, el rey emérito recuerda esos buenos y malos momentos, depende del año. “Se está volviendo muy nostálgico”, declaran unas fuentes cercanas al monarca al medio especializado Monarquía Confidencial. Parece ser que cada vez está más abierto a recordar, y a comentar con amigos o allegados, lo que piensa sobre su época dorada en el trono. Así que ahora ha sido el momento en el que Juan Carlos ha querido valorar cómo fueron las uniones amorosas de sus hijas.
Mucho tiempo ha pasado desde que España entera se revolucionó con las aventuras amorosas de las infantas Elena y Cristina. En aquel momento, aunque estaba claro que sería su hermano menor, Felipe, el que sería la cabeza de Estado tras su padre, los compromisos y bodas de las infantas se trataron con el boato que una celebración así se merece.
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Un empresario con mucho estilo conquistó a Elena y un apuesto deportista a Cristina. Ambos entraron a formar parte de nuestros ‘royals’ patrios y, cada uno con su personalidad, fueron definiendo su esencia a lo largo de los años. Ninguna de esas dos historias de amor tuvieron final feliz, pero, ¿qué pensaba el Monarca de ellos durante su estancia allí y sobre sus escándalos posteriores?
El “discreto” Marichalar
Aunque su estilo de vestir reflejara todo lo contrario, lo cierto es que Jaime de Marichalar ha sido uno de los ‘royals’ más discretos de nuestra corona. Antes, durante y después de pertenecer a la aristocracia. Desde que acabó su relación con la Infanta Elena, en el año 2007, y se formalizó el divorcio en 2009, el pamplonés ha demostrado cómo se puede “casi desaparecer” tras ser uno de los hombres más famosos de España.
Parece ser que el rey emérito lo tiene claro y destaca enormemente las decisiones de discreción que tomó el exmarido de la infanta “A pesar de su separación de la infanta Elena, Marichalar ha sabido conservar una imagen respetuosa y distante, lejos de los escándalos. Ha sido muy prudente en sus declaraciones y presencia en los medios”, han indicado las fuentes cercanas que sería lo que opinaría el rey Juan Carlos I sobre este ex yerno.
La conexión, o no, con Urdangarin
Durante años fue considerado el yerno perfecto. Deportista, guapo, discreto, educado, buen padre… Hasta que de repente se descubrió que estaba implicado en una espectacular trama de corrupción como fue el Caso Nóos. Esto no solamente desveló todo lo que ocultaba “el duque empalmado”, como él mismo firmaba algunos polémicos emails, sino que defraudó a todos los que veían en él a un hombre perfecto. Su suegro incluido.
“Ahora, según apuntan, ha confesado en concreto su decepción con Iñaki Urdangarin, después de haberle considerado durante años el yerno perfecto” añaden en el medio, dejando claro cómo el monarca seguiría dolido por el daño que el vasco había causado tanto a su familia, como a la propia institución que representan.
De Monarca a abuelo
Todo esto llega en un momento donde el rey emérito, desde hace años viviendo en Abu Dabi, enfoca su gestión más como un padre y abuelo, que como un monarca al uso. Desde que abdicó en su hijo, Felipe VI, hace ya diez años, su visión de la vida, y, sobre todo, su crédito (o descrédito) ha variado mucho durante los años. También sus comentarios u opiniones, que cada vez son más libres.
“Hace mucho que dejó a un lado casi del todo el papel institucional, y ahora es padre y abuelo”, explican las fuentes consultadas por este medio sobre la nueva vida del emérito. Esto habría hecho que él también cambiara su enfoque vital y su manera de ver la vida, y, por tanto, también de afrontar públicamente temas que antes prefería guardar en privado.