Lo de que los nietos por parte de Cristina son los favoritos de la reina Sofía es un secreto más que a voces. Está claro que Victoria Federica y Froilán son los de su abuelo, por el mismo motivo que su madre, Elena, también es su ojito derecho. La emérita, por el contrario, siempre se ha desvivido por las rubias cabecitas de los niños Urdangarin Borbón

Pobrecitos. Tan pequeñitos, haciendo frente a una angustiosísima situación como la de tener a un padre en la cárcel… Este pensamiento de Sofía era recurrente. Se moría de la pena al tener a cuatro nietos lidiando con semejante panorama, de ahí que ellos se convirtieran en su gran preocupación. 

irene urdangarin
Gtres

Los más queridos y los más protegidos. Doña Sofía, siempre que podía, se escapaba a Ginebra para verles, pero ahora que estos son mayores son los que reclaman pasar tiempo con su abuela, ¿y cómo lo hacen? Tomando la Zarzuela. El año pasado, Irene fue la invitada de honor de las dependencias privadas de la reina. La adolescente, que acababa de cumplir los 18 años, pasó un año sabático descubriendo qué deseaba hacer profesionalmente con su vida. Y también ‘asaltando’ el joyero personal de la emérita. 

Unos pendientes de piedra de luna

Bien sabe dios que a Sofía le encantaría estar a partir un piñón con Leonor y Sofía, pero no parece que sea el caso. La abuela siempre se ha quejado en privado de que no ve a las niñas todo el tiempo que a ella le gustaría. Y de que, en cambio, Paloma Rocasolano, la madre de Letizia, es la que ostenta el cargo de ‘yaya favorita’. También es normal. Ella ha sido quien las ha bañado cuando sus padres estaban fuera, quien les ha dado la cena y la que las ha sacado a ver Madrid en autobús. Algo que jamás hizo Sofía ni con sus propios hijos. 

En cambio, con Irene todo es distinto. Con ella sí que parece existir afinidad verdadera, no obstante, lleva el nombre de su querida hermana. Irene Urdangarin es la gran favorita para doña Sofía, que disfrutó de todos los meses que pudo vivir junto a ella el pasado curso. Una moda que después siguió Miguel, tras acabar sus estudios de biología. La casa de la abuela se convirtió en el perfecto refugio en la capital para sus nietos por parte de Cristina; de este mismo modo, cuando Pablo y Juan necesitan viajar Madrid, se quedan con ella. 

Núria Tiburcio, de Vanitatis, se ha fijado en que Irene Urdangarin para el último gran evento de la familia, que tuvo lugar el 28 de septiembre, la boda de Teodora de Grecia, se adentró en los terrenos más privados de su abuela: su joyero. En concreto, la jovencita pidió prestados unos pendientes de oro “con pequeños zafiros en cabujón, acompañados de piedra de luna, también tallados en la misma forma”, tal y como desvela el experto en joyas reales Juan Rivero.

Una joya 'mística'

Estos accesorios forman parte de un juego de pendientes y collar, del que Irene no quiso hacer uso; quizás por considerar ‘excesivo’ tanto complemento en una chica tan joven. Una decisión muy acertada pues, de haberlo hecho así, habría perdido frescura y pecado de recargada. Su opción solo con pendientes y capa de tul fue mucho más moderna y actual

El conjunto de alhajas no tiene una procedencia conocida, al no tener una tradición histórica clara como sí la tienen las llamadas ‘joyas de pasar’, que son heredadas de una reina a otra. Estas, pertenecientes a la colección privada de la emérita, podrían ser parte de un regalo o de un capricho de la propia reina, muy aficionada a los accesorios de corte bohemio, llamativos y de piedras especiales como la piedra de luna, a la que se le atribuyen poderes místicos. 

La reina Sofía, gran aficionada al misterio y al esoterismo, podría haberse decantado por esta piedra porque, se dice, conecta con todo el poder de la luna, muy relacionada con la feminidad y la sanación emocional. Doña Sofía los ha lucido en varias ocasiones, entre las que, tal y como recuerda Rivero, las celebraciones de España en la Unión Europea en el año 1995.

Sea como fuere, de momento, ninguna de las otras nietas se ha atrevido a pedir prestada ninguna joya de doña Sofía. O, si lo han hecho, esta no ha accedido a dejárselas. Lo cierto es que tanto Leonor y como su hermana tienen a su disposición una enorme cantidad de brillantes, perlas y piedras preciosas. Solo tienen que reclamárselas a su madre. Además, como una es heredera y la otra como es infanta de España estaría más que justificado su uso. Aun así, estas parece no querer saber nada de estas piezas y le dejan a Letizia el absoluto uso y disfrute del joyero real. 

Por su parte, Victoria Federica parece que tampoco está interesada en acceder a los accesorios de su abuela y, sin en algún momento le apeteciera, siempre puede recurrir al joyero de su madre. La infanta Elena dispone de una impresionante colección que seguro que está encantada en ver cómo la luce su descendiente menor.