Cuando Telecinco anunció a Arantxa del Sol como concursante de la nueva edición de 'Supervivientes' fueron muchos los que tuvieron claro que esta no iba a ser una edición cualquiera. No porque su fichaje no fuese interesante, sino que por todo lo contrario. La mítica presentadora de la década de los 90, de vuelta a la pequeña pantalla tras una larga temporada alejada de los focos. Esta vez sin el sosiego de un plato y dispuesta a enfrentarse a un reto mayúsculo. Honduras aguardaba. La aventura ya ha comenzado.
Una andadura que la asturiana ha emprendido a los 51 años y con una vitalidad envidiable. Lo anterior a pesar de los obstáculos que se encuentra o traía consigo, como una lesión que arrastra desde antes de poner rumbo al Caribe. Acompañada por una cantera de VIPS variopinta como pocas, con rostros que van desde Carmen Borrego hasta el rapero Arkano pasando por Ángel Cristo Jr., la que fuera azafata del precio justo vive este reto con una única pena: alejarse de su familia. Durante un tiempo, claro está. El caso es que el hogar que ha construido junto al torero Finito de Córdoba, con quien se casó ya hace más de dos décadas, es su lugar seguro. No solo por su marido, que también, sino por sus dos grandes alegrías: Lucía y Juan Rodrigo, sus hijos.
Así es Lucía Serrano, la defensora de Arantxa del Sol en 'Supervivientes'
No es sorpresa para nadie que sea seguidor del formato saber que todos los Robinsones encargar a alguien que dejan en tierra la ardua tarea de ejercer de defensores durante el tiempo que permanezcan en el concurso. En el caso de Arantxa, todo parecía apuntar a que su elección había sido su marido. Sin ir más lejos, fue él quien estuvo presente en la gala del estreno. Sea como fuere, en la emisión del especial 'Tierra de nadie' del pasado lunes la cosa fue bien distinta. Y es que para sorpresa de muchos, era la mayor de sus hijos quien sorprendía en el rol de representante de la 'superviviente' desde Madrid.
Lucía Serrano nació en el 2002 y tiene 21 años. La joven, para muchos una desconocida, sí tiene cierta trayectoria. No precisamente en la televisión, puesto que es la primera vez que aparece aunque no le falta la soltura. Sí que se había dejado ver, por ejemplo, en algunos eventos junto a su madre. En cualquier caso, su terreno de actuación es el propio de la generación Z: las redes sociales. Una 'influencer' en potencia, con más de 39.000 seguidores en su cuenta personal de Instagram en la que comparte contenido variado y cuidado al milímetro.
Basta con echar un vistazo a su perfil para descubrir que Lucía sabe de estética y plasma con gusto los momentos de su día a día. No es de extrañar, puesto que además de ser una aficionada a la pintura y el dibujo, se formó en la Escuela Universitaria de Diseño, Innovación y Tecnología. El bagaje ideal para mostrar compartir con los internautas los momentos de su día a día, los planes que hace junto a su chico, lo mucho que le gusta montar a caballo e incluso cómo ayuda a su padre a ponerse el traje de luces.
La una por la otra: una relación madre e hija cercana pese a la distancia
Pero no solo hay espacio para lo más superficial en el perfil de Lucía. Fue precisamente con motivo de la partida de su madre hacia los Cayos Cochinos que la joven apostó por descubrir su faceta más sentimental. Un mensaje de despedida que dejaba constancia del amor profundo que Arantxa y su hija se profesan acompañado de una tierna instantánea de la infancia. "Empieza una de las aventuras más grandes de tu vida y no podemos estar más orgullosos de ti, de tu sacrificio diario, tu entrega y tu valentía. Aprovecha la experiencia, aprende, disfruta de tus compañeros, proponte nuevos retos, llora, ríe, sé tú, ábrete porque tu corazón vale oro y no debes dejarte nada grande para ti sola", le dedicaba.
"Recuerda, cuando llegues al final de la travesía nuestro puerto estará esperándote con los brazos abiertos", añadía como conclusión a esta preciosa misiva. La realidad de que, cuando Arantxa vuelva, siempre tendrá a los suyos. Un cariño que ni siquiera un océano puede apagar.