Son ya más de veinte años los que lleva Mary Donaldson formando parte de la Corona danesa. Desde este 2024, la australiana se ha convertido en la reina consorte del país nórdico por su matrimonio con el recién coronado Federico X. Un amor que allá por el año 2001 la puso en la palestra, después de que la revista danesa 'Billed Bladet' publicase la primera imagen de ella, acuñada ya por entonces como la novia del entonces príncipe heredero. Para su presentación oficial hubo que esperar hasta el año 2003.

Fueron tiempos de cautela, pero también de disfrutar de un amor joven que contra viento y marea ha terminado por cuajar y ocupar el primer escalafón de la institución. No obstante, y como siempre sucede en el momento que una Casa Real incorpora a un nuevo miembro, el flujo de información sobre su vida antes de comenzar a salir con el hijo de Margarita II fue incesante. Y es que había jugo, pues como en tantas otras monarquías europeas, la llegada de Mary a palacio implicaba dar la bienvenida a una plebeya. Una mujer que caminaba hacia un país lejano a su tierra natal y con la mochila cargada de experiencias.

Porque aunque han pasado veinte años desde que el rey Federico X y su esposa entonaron el 'sí, quiero' en la imponente catedral de Copenhague, por entonces tenía ella ya 32 años. Tiempo suficiente para que, como cualquier otra persona, ya contase con un recorrido reseñable. Desde lo académico hasta lo laboral, pasando por los buenos y los malos momentos en lo personal. Siendo, sin lugar a dudas, la muerte de su madre uno de los que más marcó su relato vital. Hasta el punto de renunciar a todo y dar un giro drástico al rumbo que su trayectoria llevaba.

La muerte de su madre marcó un antes y un después

Mary nació en Hobart, Tasmania, en el año 1972. Fue la primera en llegar al mundo de la que después se convertiría en una gran familia de cuatro hermanos, todos fruto del matrimonio que formaban su padre John Dagleish Donaldson y su madre Henrietta Clark Donaldson. Él, profesor de matemáticas y ella asistente ejecutiva, ambos formando parte en algún momento del equipo de la Universidad de Tasmania, donde posteriormente estudió su hija. Una etapa, la de la infancia, que la propia Mary recuerda de lo más feliz. No obstante, todo cambió en el año 1997. Por entonces ya no era una niña, aunque difícilmente hubiese auspiciado esta joven de 26 años licenciada en Derecho y Comercio que su profesión terminaría siendo la de Reina.

Mary Donaldson y Federico 2003
Gtres

Ni conocía al príncipe heredero de Dinamarca ni entraba ningún palacio entre sus planes. De hecho, en aquella época llevaba poco más de un año ejerciendo tras graduarse de sus estudios de posgrado en publicidad y marketing. Una formación que le valió para convertirse en gerente de cuentas en la empresa Mojo Partners en 1996, sin saber que pronto todo daría un vuelco de la forma más abrupta. El 20 de noviembre de 1997, su madre Etta, como la conocían en los círculos más cercanos muere inesperadamente durante una cirugía derivada de la enfermedad cardiovascular que padecía. 

Un duro mazazo con el que desde entonces lidia la australiana. Con el innegable y profundo dolor que supone no haber podido tener a una figura tan importante como su madre en momentos tan señalados de su vida como su boda o el nacimiento de sus cuatro hijos. Sea como fuere, también algo con lo que ha aprendido a convivir con el paso de los años, a pesar de que no le fue una tarea nada fácil en primera instancia. Tan sobrepasada se vio por esta irreparable pérdida que, aunque su carrera profesional comenzaba a despuntar, tomó la determinación de pararlo todo. Dejar el trabajo que tanto le había costado conseguir y marcharse lejos.

Un alto en el camino para continuar que ahora refleja en su labor

Fue así como en 1998, tan solo seis meses después del deceso, Mary Donaldson hizo efectiva su decisión de renunciar al cargo. Un punto de inflexión en su vida, un alto en el camino para explorar el mundo. Dispuesta a enfrentarse a todo tipo de situaciones, hizo la mochila y puso rumbo a tierras lejanas. Primero a los Estados Unidos y después a Europa, de nuevo sin saber que este último sería el continente que hoy día le sirve como hogar. En este 'break' de la vida en Australia tuvo también tiempo de trabajar durante tres meses como gerente de cuentas en la empresa Rapp Collins Worldwide, en Edimburgo. No fue hasta 1999, dos años después de morir Etta, que se armó de valor para volver a pisar su tierra natal y retomar su oficio donde todo comenzó.

El resto no es historia en este caso, porque tras este parón y antes de que ella y Federico se conociesen durante los Juegos Olímpicos de Sídney del año 2000 ella siguió ejerciendo. De hecho, y después de una etapa en la agencia internacional de publicidad Young & Rubicam, Mary era directora de ventas de la agencia australiana Love Branding cuando cruzó miradas con el futuro Rey de los daneses. Una forma de recuperar el hilo tras haberse sentido tan perdida al despedirse de su madre de la forma más amarga, pues pese a que fue capaz de levantar cabeza, todavía hoy día recuerda lo duro que fue seguir su camino sin una figura materna.

"Sentí que estaba sola en mi dolor. Que nadie me entendía y que estaba inmóvil mientras todo el mundo a mi alrededor seguía adelante", expuso la propia Reina durante una entrevista para el programa danés 'Aftenshowet' en el año 2015. Un discurso que se amplió el pasado 2023, con su participación en 'La naturaleza y nuestras mentes - La Princesa Heredera en el mar del Norte' Otro formato de la televisión danesa, este presentado por Peter Qvortrup Geisling, en el que ambos reflexionaban sobre la conexión de la naturaleza en nuestro bienestar y nuestra salud mental.

Una aparición que no sorprendió en vista de cuanta es la importancia que Mary da a los actos relacionados con la salud mental en su agenda, con el añadido de que "es en la naturaleza cuando la siento -a su madre- más cerca de mí". "Es el momento en que tu mente está en calma y te das cuenta de cosas que parecen perderse en el ruido de la vida cotidiana", añadió en una reveladora intervención sobre cómo sobrelleva el duelo. En la actualidad, es de dominio público que Mary mantiene una relación muy cercana con su padre John, casado desde el 2001 con la escritora británica de suspense Susan Moody.