Nadie dijo que la vida de una princesa fuera fácil. Parece ser que a los innumerables retos a los que se enfrenta Leonor en el día a día de su formación militar, hay uno más, bastante complicado y que va más allá de su desempeño, del que tiene que cuidarse muchísimo. Como dice el refrán, la mujer del César no solo debe serlo, sino también parecerlo, y según hemos podido conocer nuestra joven ‘royal’ también tiene que seguir unos estrictos parámetros para evitar polémicas. 

Este 2025 la princesa Leonor cumplirá los 20 años y está muy lejos de ser la cándida niña que hemos conocido durante los pasados años. No solamente vemos su madurez en sus gestos, su forma de comportarse y su atuendo, sino también en todo el esfuerzo en su entrenamiento militar que realiza desde hace años, mostrándose tremendamente implicada en lo que se le pide como princesa y como heredera al trono.

Leonor
Gtres

Las fotos de Leonor disfrutando de una fiesta en Brasil acompañada por sus compañeros de instrucción en el Juan Sebastián de Elcano han dado la vuelta al mundo no exentas de polémica. Comentarios desde la idoneidad o no de la presencia de princesa en la fiesta, hasta los rumores que hablan de un posible beso entre ella y uno de sus compañeros cadetes, pero sin documento gráfico que lo atestigüe. Gracias a esta polémica hemos podido conocer que en la Casa Real hay ciertas normas que van más allá de su “trabajo” como ‘royal’ y que estarían también limitando su forma de ser.

La “aventura” de Leonor

Está claro que la aventura que está viviendo en la actualidad la infanta Leonor mientras se encuentra embarcada con sus compañeros y compañeros cadetes en el buque escuela Juan Sebastián Elcano, marcará un antes y un después en su vida. No solamente por la experiencia en la marina que está adquiriendo, sino también como un inevitable paso entre la adolescencia y la madurez. No solamente estamos viendo a Leonor crecer como militar, sino también como heredera, y como mujer poderosa. Esto viene asociado también a un paso “de niña a mujer” que va inevitablemente asociado a su corazón. 

Hace unos días una fotografía filtrada mostraba a Leonor, con algunos de sus colegas de barco, disfrutando de una macrofiesta en Salvador de Bahía mientras el barco estaba atracado en el puerto brasileño.  Se comenta que entre esas fotografías se habría producido un beso entre ella y uno de sus compañeros, que podría ser su pareja sentimental. Esa imagen no ha visto la luz por lo que hay grandes dudas tanto de su existencia, como de que ese momento se produjera. 

Leonor en Brasil
Gtres

Los límites de Leonor 

Si se hubiera producido este momento íntimo en público, que aunque estén a miles de kilómetros de España, sigue siendo un espacio público y lleno de gente, podría haber puesto en problemas a Leonor, que tiene una directriz muy clara y concreta desde Casa Real para “mantener las formas” públicamente. “La princesa, al igual que su hermana Sofía, lleva grabado a fuego que tiene que 'marcar' las distancias en público. Aunque solo se trate de amistad. Cualquier gesto cariñoso puede hacerse viral en horas”.

Según explica la investigación de la revista Hola, que incluso lleva este tema en portada, las infantas llevan desde pequeñas recibiendo formación sobre distancia social y sobre cómo mantener la forma, y su privacidad a raya. La directriz es clara: No puede ser cariñosa con nadie públicamente. “No importa lo segura que pueda sentirse, ni cuántas personas la protejan, siempre hay un 'ojo' que la ve… y una cámara al acecho”, explican en la revista del saludo.

Esto por supuesto, aplicaría a sus relaciones amorosas, pero incluso afectaría a sus momentos de amistad: “Las escenas de amor, o sencillamente de cariño están prohibidas y, aunque se lo esté pasando en grande, disfrutando al máximo de su anonimato o de su libertad, lo hará pensando en que un día será la futura Reina de España”, definen.

Siguiendo la estela de su padre

Esto es una exigencia bastante asentada en la Familia Real, puesto que tampoco hemos visto grandes gestos de cariño en los reyes eméritos, Juan Carlos I o Doña Sofía. De hecho, Felipe VI, cuando en su momento viajó también en este emblemático buque de la armada, también tuvo que cuidar mucho sus formas. “A Felipe VI, “A su paso por Brasil, lo fotografiaron en la playa, viendo un espectáculo con bailarinas, despidiéndose de Iara, una joven brasileña… Y hubo suerte de que no quedara testimonio gráfico de la fiesta de disfraces a la que acudió con sus compañeros, llevando todos un dodotis (en realidad un apaño con una sábana y una almohada) y un chupete en la boca”.

Porque la diversión está asegurada, pero parece que la privacidad no tanto. “Eran otros tiempos y podía hacerse desaparecer un carrete, pero en los días de hoy, con la nube almacenando datos y un 'fotógrafo' detrás de cada teléfono, es imposible” explican. Así que Leonor estaría siguiendo por completo los pasos su padre, no solamente en cuestiones de aprendizaje marítimo, sino también en la forma de configurar su personalidad hacia la discreción. 

Gestos de cariño en la corona 

Es verdad que nuestra Familia real nunca ha alardeado de tremendos y grandilocuentes gestos de cariño en público. Mientras otras ’royals’ como Kate Middleton, Mary de Dinamarca o Máxima de Holanda no han dudado en mostrarse cariñosas y generando instantáneas muy naturales, lo cierto es que nuestros Reyes, ni siquiera cuando las infantas Leonor y Sofía eran muy pequeñas se han mostrado abiertamente pegajosos. Entre los monarcas, ahora vemos más miradas o juego entre Felipe VI y Letizia, pero antes era impensable.

Hay signos que avalan que sí lo son en privado, analizando sus interacciones con lupa, pero lo cierto es que en nuestra corona los gestos de cariño estarían bastante controlados. Y si lo están entre ellos, padre, madre e hijas, imaginad con los de fuera de la familia. Si bien siempre son personas muy atentas y cercanas en sus actos y recepciones oficiales, nunca se podría indicar que tienen mayor predilección o cariño, o gestos que puedan malinterpretarse.

Es por eso que el rumor de esta fotografía con beso incluido estaría “escociendo” un poquito en los muros de la Zarzuela, puesto que nuestros ‘royals’ quieren mantener su privacidad a toda costa, y cueste lo que cueste, como dejar de mostrar sus sentimientos en público. ¿Pero cómo conseguirlo cuando estamos en la flor de la vida y en un momento de diversión entre amigos? Leonor tiene que pensar muy fríamente para poder ejecutar esta norma que en pleno 2025 suena un poquito arcaica.