Los últimos titulares que ha copado Estefanía de Mónaco a lo largo de estos meses no han sido muy tranquilizadores. 'La princesa rebelde' ha estado bajo la atenta mirada del ojo público. Sir ir más lejos, el pasado mes de enero reaparecía junto al resto de la familia en el Festival de Circo de Montecarlo. Todas las miradas estaban puestas en ella, ya que era la Presidenta de Honor; sin embargo, su imagen desmejorada no pasó desapercibida para los medios de comunicación. Su look muy informal para la ocasión y una actitud alicaída hacía presagiar lo peor sobre el delicado estado de salud que estaría atravesando. En aquel momento, su hijo, Louis Ducruet, aseguró públicamente que su madre estaba bien y que su físico solo era un reflejo de la apretada agenda que tiene. Este fin de semana, la estampa se ha vuelto a repetir. 

Estefanía de Mónaco tenía una cita muy especial marcada a rojo en su calendario con la gala contra el SIDA de Montecarlo, un evento que, además, cumplía 20 años. La hija de Grace Kelly acudía acompañada de su hermano, el príncipe Alberto, y su hija, Camille Gottlieb. De nuevo, los fotógrafos pudieron captar a una Estefanía visiblemente emocionada y desmejorada, que incluso se rompía durante el acto, siendo incapaz de contener su llanto.

Las desconsoladas lágrimas de Estefanía de Mónaco

Para Estefanía de Mónaco era un acto muy especial y significativo. Durante años, la princesa ha sido una fiel defensora de la lucha contra el VIH/SIDA. De hecho, esta asociación fue creada bajo su tutela, y también contó con el apoyo del príncipe Alberto. A través de esta asociación llevan a cabo numerosas actividades para las personas seropositivas con convivencias y charlas de apoyo. 

Cada año, Estefanía no falta a la cita, ya que se trata de un momento lleno de recuerdos de todos aquellos que perdieron la vida contra esta enfermedad. De ahí que la hija de Raniero III de Mónaco no haya podido contener su emoción. 

Estefanía
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Sus lágrimas lograban llamar la atención tanto de los asistentes como de los medios de comunicación. Desde el escenario, las cámaras captaban a una Estefanía totalmente sobrepasada por las emociones y los recuerdos de lo vivido. Su implicación en este tipo de causas humanitarias ha ido tomando cada vez más peso en su vida y en su agenda. Fue además en el año 2005 cuando el príncipe Alberto le concedió nada más y nada menos que la insignia de la Gran Cruz de la Orden Grimaldi por todos sus años de lucha contra el SIDA. 

Las emocionantes palabras de Estefanía de Mónaco

Como no podía ser de otra manera, el gran momento de la jornada llegó con el discurso de la princesa, donde todos los asistentes pudieron ver el nivel de implicación que tiene con esta causa. En sus palabras deslizó su respeto a los afectados. "Vivir con el VIH puede no ser fácil, escuchamos eso en Fight Aids Monaco, lo vemos. Por eso continuamos con las acciones de prevención, por eso queremos mantener esta presencia con quienes sufren soledad, discriminación, dolencias físicas o tristeza", confesó con el rostro visiblemente emocionado y al borde de las lágrimas. "Con quienes nos dan su apoyo, con ellos, sin los cuales nada sería posible, nos oponemos a esta inevitabilidad que el sida pudo tener y aún puede llegar a ser", concluía.

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Cuando parecía que la emoción no podía subir más, los socios de la organización sorprendían a Estefanía de Mónaco al cantar 'L'or de nos vies'; una canción convertida en himno para la asociación. Tras esto, la princesa se rompía por completo, sin miedo a mostrarse vulnerable delante de los asistentes.

La complicada vida de Estefanía de Mónaco

La vida de Estefanía de Mónaco ha estado marcada por varios capítulos muy duros, entre ellos, la pedida de su madre con tan solo 17 años en aquel trágico accidente. Durante los siguientes años, la princesa marcaría su hoja de ruta, dejando claro que no quería ejercer con sus obligaciones como royal y que prefería probar suerte por otros derroteros más artísticos. Algo que le costaría estar en el centro de la crítica y ocupar más de un titular sensacionalista en los tabloides. Por otro lado, en el terreno sentimental tampoco le ha ido muy bien, la ristra de fracasos en este aspecto de su vida no es corta.

Su relación con Daniel Ducruet, su guardaespaldas de aquel momento, fue de lo más comentada. Fruto de ella nacieron sus dos hijos, Louis y Paulina. A los pocos años después, la sombra de la infidelidad se posaría sobre su historia amor, y se destaparía que Daniel le había sido infiel. En 1996 se filtraron unas fotografías de él junto a su amante de lo más acaramelados.  Un duro batacazo sentimental del que se recompuso después con otro de sus guardaespaldas, Jean Raymond Gottlieb, con quien tuvo a su hija Camille.

En 2002, tras acabar con esa relación, Estefanía decidía dar un giro a su vida al marcharse a vivir a una caravana circense con el domador Franco Knie. La relación no duró demasiado y tiempo después caería rendida a los encantos del acróbata Adans Peres, diez años más joven que la princesa. La pareja se casó el 12 de septiembre de 2003. Según confesó años más tarde, el acróbata no era conocedor del estatus de Estefanía. "El día que conocí al que sería mi suegro, el príncipe Rainero, el corazón se me salía por la boca. Vamos, que me sentía como pez en un charco", reveló. Tan solo dos años después -en 2004- separarían sus caminos con la firma del divorcio en Ginebra.