Letizia tiene las cosas claras. Nunca se la ha percibido como un títere de la institución porque sus acciones siempre han demostrado lo contrario. Basta con analizar cómo, a pesar de ser la 'novata' de la Casa Real, nunca ha dudado en mostrarse contundente ante todo aquello que no le ha parecido bien por parte de los Borbones. Nunca ha tenido miedo a desmarcarse de la dinastía y crear su propio lugar. Un hueco que ha construido desde la toma de sus propias decisiones y una determinación férrea que no siempre ha convergido con el parecer de su familia política. De ahí que la relación con ellos haya quedado marcada por una incesante serie de altibajos.

Pero como 'el tiempo todo lo cura', las últimas épocas no han sido tan desastrosas. El paradigma es bien distinto, además. Ella ya no es la nueva, sino que es la Reina. Además, la unión ya no es la que era cuando todos eran más jóvenes. Juan Carlos I vive en Abu Dabi, las infantas hacen su vida ajenas a la Corona, y sus sobrinos ya son mayores. También sus hijas, que hace meses dejaron el nido. La pequeña en Gales para estudiar el Bachillerato Internacional y la mayor en Zaragoza cursando su primer año de formación militar. De ahora en adelante son ella y Felipe VI, juntos contra el mundo. ¿O no tan juntos?

La reina Letizia se ausenta del evento familiar organizado por Felipe VI

Fue en el mediodía del pasado 9 de abril cuando tuvo lugar este encontré familiar en el que la Reina causó baja, a pesar de que era su propio marido quien lo había organizado. Era, en realidad, una "quedada de primos", como lo han acuñado algunos tabloides. Una reunión en la que el Rey habría querido volver a verse las caras con sus allegados, a los que últimamente solo veía en eventos tan tristes como lo es un funeral.

Un gesto cargado de significado, con el necesario toque de glamour, puesto que el exclusivo club Puerta de Hierro había sido el enclave elegido por el soberano. Lugar ideal para disfrutar de una comida a la que no faltaron los miembros del clan Gómez-Acebo, a los que había visto el día anterior por un motivo mucho más triste. Fernando, el más pequeño de los hijos de la infanta Pilar, falleció el pasado 2 de marzo. El 8 de abril, un mes después, familia y amigos se habían reunido para darle un último adiós en una misa celebrada en la Iglesia de las Fuerzas Armadas.

Homenaje a Fernando Gómez-Acebo
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Fue allí donde Felipe y Letizia pudieron verse las caras de nuevo con Simoneta, Juan, Bruno y Beltrán, los hermanos del difunto y primos hermanos mayores del Rey. Ninguno de ellos —ni sus parejas, ni aquellos de sus hijos— perdió la oportunidad de pasar un rato más agradable con el monarca al día siguiente. Tampoco fallaron a la cita, que era un cóctel de pie para evitar una excesiva formalidad, otras invitadas de excepción como la infanta Margarita, María Zurita o doña Sofía, que fue la acompañante de su hijo. Ni rastro del emérito, que se había dejado ver por la capital en los últimos días para la boda de José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo y el homenaje a su sobrino. Tampoco la Reina. Su particular formar de, a pesar de todo, seguir guardando las distancias.

El afable acercamiento de Letizia con los Borbones

Tampoco es como para sentenciar que Letizia quiere desvincularse por completo de la familia. Simplemente, y según se puede extraer de sus últimas apariciones, ella prefiere verse en actos que requieran sí o sí de su presencia. No es lo mismo acercarse a una iglesia a dar el pésame que compartir una charla distendida con personas con las que no es demasiado afín, al fin y al cabo. Es por eso que en ningún momento dudó en personarse en la misa del 8 de abril, como también hizo lo propio dejándose ver en la comida del 60 cumpleaños de la infanta Elena el pasado diciembre.

Juan Carlos I y Letizia
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Al cumpleaños al que no asistió fue al de su suegro, con el que ya se sabe que no guarda una relación demasiado estrecha. El emérito organizó una fiesta por todo lo alto en Abu Dabi el 5 de enero, día previo a la celebración de la Pascua Militar en la que Leonor acompañó por primera vez a su padre. No obstante, las rencillas parecen haber quedado en el pasado. O son ya más fáciles de digerir, quizás. Para muestra, la imagen de la Reina y Juan Carlos, conversando tranquilamente a la salida del homenaje a Fernando Gómez-Acebo. La instantánea que captura la interacción más inesperada. El exmonarca esboza una sonrisa. Parece tranquilo. Ambos lo están.