A escasos días de que termine el mes de enero, Felipe VI y Letizia han aterrizado en Polonia. El inicio de un primer viaje internacional en este 2025 para Sus Majestades que será breve, pero en ningún caso poco intenso. Comenzando por el motivo que les ha llevado a desplazarse hasta allí, que son los actos comprendidos en el marco del 80 aniversario de la liberación del campo de concentración Auschwitz-Birkenau

Una jornada solemne que, además de recordar un momento tan señalado en la historia de la humanidad, se ha servido como la ocasión propicia para que tenga lugar una cumbre 'royal' en toda regla. Y es que, evidentemente, los Reyes no han sido los únicos representantes de una jefatura de Estado que han estado allí presentes. A la cita tampoco han faltado otros matrimonios reales como el formado por Federico y Mary de Dinamarca, Felipe y Matilde de Bélgica o Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda

Guillermo Alejandro, Máxima y Amalia
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Felipe y Letizia: sobrios, PERO BIEN ACOMPAÑADOS

A los nombres anteriores se han sumado otras figuras destacadas de la realeza como Carlos III, la princesa Victoria de Suecia o el príncipe Haakon de Noruega. Todos ellos y otras tantas autoridades -además de supervivientes del Holocausto y sus respectivos psicólogos- se han congregado en la carpa instalada en la puerta principal del campo, donde también se ha ubicado uno de los vagones de carga originales que los nazis utilizaban a los judíos hasta allí.

Carlos III y Matilde
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Como era de esperar en un acto de estas características, lleno de símbolos y emoción, no ha habido alarde alguno del glamour y la opulencia que ocuparía a otros cónclaves de las monarquías europeas. La sobriedad se ha impuesto en el recuerdo a todos los que sufrieron el horror de cerca, en una hilera de asientos colmada de 'royals' que pocas veces vemos reunidos tan cerca. Eso sí, sin extrañeza alguna por ver que doña Letizia y don Felipe, abrigados y ataviados de negro como el resto de asistentes pese a no haber protocolo estipulado. Con el presidente francés Emmanuel Macron detrás a su derecha, mientras que al otro lado tenían al monarca y la consorte de los Países Bajos.

Letizia y Felipe, con Máxima y Guillermo Alejandro
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Aunque no suela ser de libre elección el lugar donde uno se ubica en un supuesto como este, no es ningún secreto que entre el soberano español y el holandés existe una muy buena sintonía. De ahí que, a pesar de que el día no invitaba a los gestos cómplices, no haya dudas de que el sentimiento de compañía ha sido mutuo por parte de una pareja para con la otra. Y viceversa. A fin de cuentas, son amigos más allá de lo oficial. Basta con remitir a la grandísima conexión que existe entre nuestro Rey y la princesa Amalia, quien, a diferencia de Leonor, sí ha estado presente en el homenaje.

La reseñable ausencia de la Princesa de Asturias, entre otras

Es inevitable al ver que su homóloga holandesa ha acudido a esta cita que se plantee por qué la Princesa de Asturias nunca acude a estos eventos de magnitud internacional. No obstante, y contrastando con otras ocasiones en las que la primogénita del Rey de los Países Bajos sí que ha asistido y ella no, esta vez es bastante evidente el porqué de no aparecer. La 'excusa' de Leonor remite a su situación actual en alta mar, surcando los mares a bordo del Juan Sebastián de Elcano como parte de su formación militar.

Un caso similar al de otra de sus homólogas, que es la princesa Elisabeth de Bélgica. La duquesa de Brabante, de ahora 21 años, tampoco ha podido estar allí por asuntos académicos. En su caso, nada que ver con la educación castrense que ya terminó, pero sí con sus estudios universitarios en Harvard. Con ella se aumenta así un listado de ausencias destacadas, en el que es imposible no poner el foco en una 'royal' mucho más longeva: Camilla Parker Bowles.

Si bien ha sido alentador ver cómo Carlos III no ha desestimado la oportunidad de aparecer en público en un día tan señalado como este, para mostrar su compromiso y la mejoría en su salud, su mujer no ha podido acompañarle. Probablemente, para evitar otro bache de salud, con tal de no hacer viajes largos tras unas semanas en las que su estado se ha resentido. Tampoco se ha dejado ver en escena Mette-Marit de Noruega que, en medio de la polémica por las causas judiciales en las que su hijo Marius se ha visto envuelto, habría preferido quedar al margen para no focalizar la atención pública en un asunto secundario.