El paso al frente definitivo de la infanta Sofía ya está aquí. Un antes y después en su trayectoria vital, especialmente en lo que a su faceta institucional se refiere, pues este 13 de diciembre de 2024 se pone la benjamina de Zarzuela al frente de su primer acto oficial en solitario. Algo con lo que su hermana Leonor ya lleva un tiempo lidiando, dado que es mayor y con el extra de presión y responsabilidad que supone ser la heredera al trono. Pero ahora le toca a ella.

En realidad, y a pesar del comprensible nerviosismo que implica hacer algo de este calibre por primera vez, se extrae que no será demasiado difícil para ella. A fin de cuentas, lleva toda la vida viendo a su familia hacer sus propios discursos y presidiendo actos sin necesidad de estar acompañados, de modo que referencias tiene. No obstante, es reseñable el hecho de que este plan en su agenda trastoca su vida actual. ¿El motivo? Tendrá que volver a casa para poder cumplir con él, puesto que ahora vive en Gales. 

Sofía en Gales
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De forma temporal y por motivos académicos, claro está. Desde que comenzase a estudiar el Bachillerato Internacional en el agosto de 2023 está instalada en el prestigioso UWC Atlantic College. El mismo internado de renombre y lleno de alumnos internacionales en el que se formó la Princesa de Asturias y otras 'royals' como Alexia de Holanda. Su oportunidad para ganar independencia y salir del Pabellón del Príncipe. De Zarzuela, donde siempre había residido hasta que partió hacia el Reino Unido. Aquel emotivo instante en el que se abrazó a los Reyes para poner rumbo al extranjero y en el que, para sorpresa de todos, también pudimos conocer a una de sus mascotas.

El perro Jan, mascota de los Borbones y el 'adiós' de Sofía

Fue en uno de los momentos más casuales y sinceros del núcleo duro de la Casa Real cuando se dio esta inesperada aparición en escena. Se acercaba el inicio del mes de septiembre y era el momento de que, con pena, pero a la vez mucho orgullo, Sus Majestades dejasen que su hija emprendiese su propio camino. Ese agridulce sentimiento que siempre es para unos padres decir adiós, aunque ya tuvieran la experiencia de haberlo hecho con Leonor dos años atrás. Y allí, entre sonrisas y mucha emoción, se coló el pequeño Jan.

Infanta Sofía, Felipe y Letizia
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Bien, pequeño porque es un perro, porque en realidad es más bien grande. Cuestión de raza, puesto que Jan es un labrador. De pelo oscuro y con collar azul, y según lo que se pudo apreciar en las instantáneas difundidas de este especial instante, de lo más cariñoso. Uno más entre los Borbones, a pesar de que en primera instancia algunos observadores de la Corona pensaron que era la perrita Saray, que Felipe y Letizia regalaron a su primogénita con motivo de su primera comunión, y que también era un labrador marrón. Pero no era, constatando que el afecto de la princesa y la infanta por los animales va más allá de tener uno solo en casa.

Cosa de familia, será. Basta con echar un ojo a las mascotas que ha tenido la Familia Real a lo largo de la historia. Comenzando por el propio Rey, con aquel perro de raza schnauzer que, se dice, Letizia ordenó sacaran a dormir fuera del Pabellón una vez que ella se mudó a Zarzuela. Se dijo por entonces que esto se habría debido a que a la Reina no le hace especial ilusión compartir su hogar entre peludos, pero si algo ha demostrado el paso del tiempo es que, en realidad, no tiene ningún problema. Como tampoco lo tenía Juan Carlos, que en sus años de juventud, se crio entre mascotas e incluso tuvo en palacio un criadero de la raza golden retriever durante 25 años.

Esperado reencuentro antes del gran día de la infanta

Más allá del pesar que le pueda suponer no tener cerca a sus familiares durante su tiempo viviendo en Gales, es importante que ahora Sofía y Jan solo pueden encontrarse y jugar juntos en periodos vacacionales. En esas jornadas en los que no tiene clase en el centro y puede regresar a España, como ha hecho esta misma semana de cara a su presidencia de los Premios 'Objetivo Patrimonio' Concurso de Fotografía Infanta Sofía este mismo viernes.

Una semana que quizás no era la más propicia para volver a casa, puesto que allí no había nadie para recibirla en un primer momento. Ni sus padres, que han estado ocupados con un viaje de Estado a Italia y han pasado los últimos días en Roma, ni Leonor, que sigue en la Escuela Naval de Marín hasta que finalicen las clases el próximo viernes 20. Sea como fuere, se asume que allí sí estaba el perrito que tanto le gusta. Y seguro que se abrazaron con las mismas ganas que lo hacen siempre, justo en la previa a este día tan importante en la vida de la infanta.