Si se echa la vista un año atrás, es evidente que las cosas han cambiado, y para muestra todo lo que ha sucedido en la Casa Real de Dinamarca. Tan simple como recordar aquellos días de noviembre de 2023 en los que la reputación de los Glücksburg se vio duramente afectada. Sobre todo la del entonces príncipe heredero Federico, cuyo viaje secreto a Madrid a espaldas de su mujer para encontrarse con Genoveva Casanova fue el tema del momento. Un año después, en este noviembre de 2024, es el Rey de su país.
En ningún caso implica su ascenso al primer escalafón de la Corona danesa que el pueblo -y el mundo- hayan olvidado el escándalo que, presumiblemente, precipitó la abdicación de su madre Margarita II. No obstante, después de ser coronado el pasado 14 de enero no ha tenido más remedio que ponerse manos a la obra y comenzar a ejercer el rol que la institución manda. Todo junto a Mary Donaldson, su esposa, claro está.
En un intento desesperado y meticulosamente orquestado para aparentar normalidad y demostrar compromiso para con la nación, y a pesar de algún que otro desliz que no ha caído en gracia entre las gentes, ambos han sido capaces de cumplir con sus deberes. Ocupándose de cumplir con las gestiones tradicionalmente asociadas a la monarquía del país, pero también motivando cambios en dinámicas obsoletas. Para muestra de esto último, la drástica medida que ahora ha visto la luz.
Federico y Mary se desmarcan de una tradición 'obsoleta'
Más allá de la rumorología y las historias sobre la faceta más privada del matrimonio, la llegada al poder de Federico y Mary ha significado una renovación de los tiempos en Dinamarca. Porque del mismo modo que había sucedido en las naciones vecinas del continente europeo, como España u Holanda, ahora reina en su país una pareja de una generación objetivamente más joven. De ahí que, a pesar de la tradición, también quieran aportar su granito para 'modernizar' la institución a la que representan.
Comenzando por algo tan básico como desprenderse de aquellas formas de proceder que, a pesar de llevar muchos años instauradas en el imaginario de palacio, no encajan con los tiempos reales. Algo que aplica, por ejemplo, a los proveedores oficiales de los que la corte real danesa ahora se desmarca. Y es que según se ha hecho saber en un comunicado de fuentes de palacio, este gran cambio refiere a eliminar de forma progresiva el uso de las 'órdenes reales'.
Estas órdenes, que llevan vigentes en Dinamarca desde el siglo XIX y durante todo este tiempo se concedían a empresas con el derecho de usar la imagen de la Corona en sus envases o etiquetas, pasa a mejor vida. ¿El motivo? Su existencia es de todo menos contemporánea, y desde la propia Casa Real se ha apuntado que "un sistema que permite a empresas individuales reclamar un reconocimiento especial de la monarquía ya no está actualizado".
Un año al frente de la institución que ha ido de menos a más
Es inevitable pensar en cuan significativas serán las consecuencias de este movimiento 'in extremis' que marca un antes y después en el reinado de Federico cuando el monarca está a punto de cumplir 365 días como Rey. A fin de cuentas, son muchas las marcas internacionales danesas -desde firmas de joyería y complementos de lujos hasta bombones y chocolates-, pero es importante tener en cuenta que el cambio se implementará poco a poco. De menos a más, como la lectura de este primer año de reinado.
Porque a pesar de la enorme emoción que embriagó al hijo de Margarita II y su esposa en el día de la proclamación, estos casi doce meses no han sido un camino de rosas. La opinión no era del todo favorable a sus decisiones y criticaba cuestiones como el hecho de tomarse muchas vacaciones tras muy poco tiempo como soberano. La eterna presión de estar a la altura de su madre, tan adorada por todos. Afortunadamente, el paso de los meses ha servido para que encuentren su lugar. Ese lugar que busca encajar con lo de siempre, pero como demuestran con esta última decisión, también quiere ser accesible para los que ya no observan la monarquía desde el mismo prisma que antaño.