A sus 86 años, la reina Sofía cerraba hace tan solo unas semanas uno de los años más difíciles de su vida. Y es que si bien a su relato ya se le asumían unos tantos episodios amargos en el pasado, nadie anticipó la enésima humillación que estaba al caer. De nuevo, por su matrimonio con Juan Carlos I, con el que sigue casada a pesar de que ya hace años que el exmonarca reside fuera de España. En Abu Dabi, para precisar. Pero no pasa nada. Ya hacía mucho tiempo que hacían vidas separadas.
No había misterio alguno en saber que la suya era una relación rota. A la vista quedó en el momento en el que las amantes del Rey emérito se convirtieron en incontables. En boca de todos siempre, más allá de Corinna Larsen, el nombre de Bárbara Rey. La mujer con la que compartió sus ratos de disfrute a espaldas del mundo y cuyos encuentros han terminado publicados en la prensa extranjera. Fotografías de la discordia que no son novedad, pero sí refirieron a los entresijos de su amor falseado con su esposa. ¿Cuándo fue que se les rompió el amor? He ahí la gran pregunta.
El duro episodio en el que Sofía descubrió las infidelidades
Por todos los observadores de la Corona es sabido que la emérita estaba al corriente de las aventuras de su marido. "No sabe si son muchas o es una muy paseada", refería Sabino Fernández Campo, tal y como ha recordado Pilar Eyre en su blog de la revista 'Lecturas'. El de la cronista especializada en Casa Real, un texto que lleva por título 'La entereza de Sofía se ha roto' y en el que expone el particular modo en el que la madre del Rey padecía en silencio. Eso y cómo fue la primera de esas "continuas y públicas infidelidades y humillaciones".
Escribe Eyre que a Juan Carlos "le gustaban todas", a la par que dejó de encontrar a atractiva a la mujer con la que se había casado. El caso es que llegó un punto en el que la propia Sofía quedó en cantada de lograr "evitarse las desmesuradas exigencias de su marido". ¿Y cuándo sucedió esto? El día en el que, de una vez por todas, la separación se hizo efectiva aunque nunca quedase firmada sobre el papel por mantener inmaculada la imagen de la institución. Sucedió "un frío día de enero del año 1976".
Según señala Pilar, la pillada en la que la suegra de Letizia "sorprendió a Juan Carlos en flagrante adulterio". Habían pasado ya ocho años del nacimiento de Felipe, cuando se refiere al final de la intimidad conyugal, y el que fuera jefe de Estado había invitado a Zarzuela a "una aristócrata sevillana". En ningún caso esperaba que, después de haber salido a cazar con unos amigos a los Montes de Toledo, Sofía apostaría por "darle a una sorpresa con sus hijos". Sin saber, claro está, que la sorpresa sería para ella al encontrarlo "con otra mujer en uno de los dormitorios de la casa de los anfitriones".
Un dolor silenciado que provocó gritos y peleas
La periodista remite a que, a pesar de que Sofía pensó rápidamente en separarse, fue su madre Federica de Hannover, la que "le indicó que, si bien podrían suplantarla como mujer, nunca podrían suplantarla como reina". Una certeza que le sirvió para tomar la determinación de imponer sus condiciones si así iban a ser las cosas. De ahí que separasen camas e incluso se hicieran "obras en el palacio para alojar las habitaciones cada una en un ala distinta". Eso y la petición de "respeto máximo a la Zarzuela como espacio familiar". Esto último no se cumplió y muchas amantes se dejarían ver por palacio.
No es de extrañar que, a pesar de ser consciente de todo y transigir, hubiese también tiempo para las discusiones más acaloradas. "Grandes peleas", como las describe Eyre, como la que tuvo lugar en el tiempo que pasaron en el palacio de Pedralbes durante los JJ. OO. de Barcelona 1992. "Una persona del servicio me contó que la reina esperaba despierta a Juan Carlos, que llegaba de madrugada, y que sus voces se oían hasta en la Diagonal". Retumbaba su enfado entre esas cuatro paredes. Sin embargo, de puertas para afuera, siempre vistió su inmarchitable sonrisa.