El viento de la polémica sigue soplando en Noruega. La Casa Real del país escandinava está afrontando uno de sus escándalos más sonados desde hace meses. Todo a raíz de la figura de Marius Borg, el hijo mayor de la princesa heredera consorte Mette-Marit. El joven, de ahora 27 años, lleva desde el pasado agosto en el foco de todas las miradas y no precisamente por algo positivo. Tan graves han sido sus actos que, actualmente, se encuentra en prisión preventiva hasta el próximo 27 de noviembre de 2024.

Como en cualquier entramado que incluya investigaciones judiciales y la necesidad de ingresar en la cárcel, es necesario tomar conciencia de qué ha sucedido para terminar en tan alarmante situación. Y es que a pesar de que su figura siempre ha sido controvertida -por ser un hijo nacido fuera del matrimonio con Haakon y ya haber protagonizado alguna que otra polémica en el pasado que ponía a la nuera del rey Harald V entre la espada y la pared-, el pasado agosto comenzó este particular 'principio del fin'.

Una crónica de una serie de detenciones que ha salpicado directamente a la Familia Real y cuyo primer arresto remite a un episodio de violencia doméstica con su expareja. Después, y entre testimonios de anteriores exnovias contando el infierno que vivieron junto a él, vendría una segunda detención por incumplir la orden de alejamiento. Un panorama nada alentador al que, en última instancia, se le añadieron dos nuevos cargos de violación. El escenario para que el juez dictase que, por lo pronto, debía ingresar en prisión.

Así es la prisión de Oslo, su 'hogar temporal'

Reclusión temporal, pero necesaria para que las pesquisas policiales acerca de todos los procesos en los que Borg está envuelto pueda seguir su curso si nuevos traspiés. ¿Y dónde? Nada más y nada menos que en la cárcel de Oslo, que allá por el 2016 visitaron de forma oficial su madre y su padrastro sin posibilidad de auspiciar que Marius terminaría allí.

Cárcel de Oslo
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En la práctica, este centro penitenciario ubicado en el barrio de Gronland, al este de la capital noruega, es uno de los más grandes de todo el país. Basta con revisar el dato que apunta a su capacidad, que es de 243 varones, o que el edificio de alta seguridad está dividido en tres grandes departamentos.

Cárcel Oslo
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El A, el B y el C, como si de líneas de un curso escolar se tratase. El primero cabe destacar que llevado cerrado desde el año 2017, mientras que el segundo, acuñado como 'Baviera', es precisamente el amplio lugar en el que se encuentran los reclusos a lo largo del día. Pero no todos, puesto que el departamento C, conocido como 'Stifinner'n', está destinado especialmente para todos aquellos presos con problemas de adición y drogadicción.

Cárcel Oslo
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En lo que a las celdas respecta, el testimonio de Paal Espen Hamber, director de comunicación de los Servicios Penitenciarios de Noruega, ha sido clave para conocer cómo son con un poco más de detalle. Declaraciones para el medio noruego 'Nettavisen Nyheter', en las que ha expuesto que, más allá de las variaciones obvias en función de la distribución de cada centro penitenciario, cada 'habitación' suele disponer de una cama con colchón, un escritorio y un ropero, además de su propio inodoro y zona de lavabo.

La rutina de Marius Borg durante su paso por la cárcel

Como en todas las cárceles, existen un régimen de visitas de allegados, así como de comunicación con el exterior, sea por vía telefónica o escribiendo cartas. Algo que, evidentemente, está muy regulado y no siempre está a disposición de los internos. Véase el caso de Marius, que dada su excepcional situación y para evitar que pueda destruir o adulterar alguna prueba inculpatoria, ha sido mantenido en aislamiento.

Un régimen mucho más duro que el habitual, puesto que no permite recibir ninguna comunicación con el exterior a excepción de su equipo de defensa. Además, también se le puede vetar el acceso a medios de comunicación si así lo estima el Tribunal del Distrito de Oslo que sigue su caso y donde deberá comparecer. Por contra, y a la espera de arrojar luz a ese incierto futuro que ahora le concierte, sí puede participar en actividades como talleres o cursos formativos. Eso sí, al ser todavía un preso preventivo, no está directamente obligado a hacerlo.