Tenemos más que claro que el joyero de Letizia en Zarzuela contiene verdaderos tesoros tanto por su implicación histórica, como por su valor económico o sentimental. Estas verdaderas joyas, hablando literal y metafóricamente a la vez, no solo definen a la Monarquía Española, sino que su uso por parte de la reina simboliza mucho más de lo que podemos creer. 

Diamantes, rubíes, piedras preciosas, oro, plata o rodio… El listado de materiales de las joyas de la reina, tanto en las tradicionales Joyas de Pasar como en las piezas que la propia majestad ha ido incorporando durante las últimas décadas, es digno de admirar. Así como lo es el legado que ellas implican y que sigue amplificando el poder visual y estilístico de las monarcas españolas. 

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Pero dentro de este gran listado de piezas, que van de lo más clásico y tradicional a lo más moderno y vanguardista, y entre las que encontramos desde diseños de valor incalculable a propuestas tremendamente low-cost, existen varias piezas que deben ser destacadas ante el resto, ya que poseen una característica especial que las hace únicas.

 

La más antigua 

Hay una pieza que destaca por su espectacular historia y que es el más antiguo que posee el joyero real. Se trata del collar de perlas de Isabel II. No solo es una de las piezas más antiguas y valiosas del joyero real, sino que encierra una intensa historia personal y política. Fue un regalo de bodas de su marido, Francisco de Asís de Borbón, y había pertenecido a la princesa Luisa Carlota, madre del rey consorte. 

Formado originalmente por más de 37 perlas naturales de gran tamaño y con un broche de diamantes, el collar simbolizaba el amor y la historia familiar de la monarca. Isabel II lo lucía con orgullo y era tan significativo para ella que pidió ser retratada llevándolo en varias ocasiones. Sin embargo, tras su exilio en 1868 y la difícil situación económica en París, Isabel se vio obligada a vender gran parte de sus joyas, aunque se resistió a desprenderse de este collar. A lo largo de los años, la pieza fue acortada, posiblemente para vender algunas perlas. 

Letizia Perlas
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En 1878, en un intento por recuperar parte de su legado, organizó una subasta de sus bienes, confiando en que sus hijos pudieran recomprar algunas piezas. Fue su hija, la infanta Isabel, quien consiguió mantener el collar en la familia, convirtiéndolo en uno de los pocos tesoros personales de la reina que sobrevivieron al exilio. Ahora pertenece a las Joyas de Pasar y, por lo tanto, quedará para siempre en la corona Española. 

Las de más valor económico

Es difícil dar un valor económico a las piezas pertenecientes a la corona real, ya que este hecho hace que ya sea un plus al valor de la pieza. No me atrevería a dar un precio”, explica la experta Pilar Lobato, fundadora y CEO de Joyas Antiguas Sardinero en la revista Semana, pero sí es cierto que hay algunas con muchísimo valor económico ya solamente por su contenido en piedras preciosas y materiales.

Por ejemplo, estamos hablando del collar rivière de diamantes, que fue un regalo de Alfonso XIII a su mujer Victoria Eugenia. Originalmente, contaba con 30 diamantes montados en chatones de platino, diseño que permitió su extensión hasta convertirse en un ‘sautoir’ que llegaba a la cadera sumando más y más chatones. Durante su exilio, la reina lo dividió en dos collares, que usó combinados en ocasiones de gala. La pieza mayor fue heredada por María de las Mercedes y luego por la reina Sofía.

Otro ejemplo es La tiara de las flores de lis, conocida como “la buena”, fue un regalo de Alfonso XIII a Victoria Eugenia por su boda en 1906. Diseñada por Ansorena en platino y diamantes, representa el emblema de los Borbones y fue adaptada para usarse como corona o tiara. Ha sido reservada para ocasiones solemnes y utilizada únicamente por las reinas en el trono.

Las que más utiliza 

Quitando de entre todas las opciones los aritos dorados o plateados, o pendientes pequeños y otras piezas que la reina luce a menudo en sus looks de diario y de trabajo, hay un par de piezas que siempre están preparadas y listas para combinar con cualquier look porque son las que la asturiana más elige.

Se trata de las pulseras gemelas de Cartier que no cabe duda de que son las piezas que más utiliza en eventos formales y de gala, ¡pero también en otros menos protocolarios! Su combinación de historia y glamour, pero con la sencillez de la que su majestad hace gala desde hace años es sin duda la gran clave que hace que las repita sin dudar. 

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Tienen un origen sorprendente, puesto que inicialmente formaban parte de una pequeña corona encargada por Alfonso XIII a la firma Cartier como regalo de bodas para su esposa, la princesa Victoria Eugenia de Battenberg. La pieza, realizada con diamantes, esmeraldas y rubíes, fue valorada en más de cien mil pesetas de la época y utilizada en ceremonias como la apertura de las Cortes.

Sin embargo, con el paso del tiempo y los cambios estéticos, la corona dejó de adaptarse a los peinados de la época, por lo que Victoria Eugenia, ya en el exilio, pidió a Cartier que la transformara en dos pulseras idénticas. Y Letizia ahora lo mismo se las pone juntas, que por separado, las dos en un brazo una en cada una y en eventos que van de la gala total a momentos más distendidos. 

La de más valor sentimental 

Y dentro de este listado de piezas, nos vamos a aventurar a apostar por una que es la que creemos que más valor sentimental tiene para la reina. No tiene un valor económico demasiado elevado en comparación con las demás piezas, pero su impacto es más que significativo.

Se trata de su famosísimo anillo Coreterno.  El anillo “Amor che tutto move”, una pieza de la firma italiana Coreterno, cuyo nombre significa “corazón eterno”. Fabricado en oro amarillo de 18 quilates y con un diseño inspirado en las alianzas medievales, este anillo lleva grabada una frase de La Divina Comedia de Dante Alighieri: “El amor que mueve el sol y las otras estrellas”. 

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¿Y por qué creemos que es la pieza con más valor sentimental? Además de porque casi siempre lo lleva puesto y hemos visto como lo acaricia o lo gira en muchos momentos, señal de que la tranquiliza en momentos clave, también se intuye que fue un regalo de sus hijas. Letizia ha lucido esta pieza en momentos clave, como el 18º cumpleaños de la princesa Leonor o la coronación de Carlos III en Reino Unido. Aunque se desconoce cómo llegó exactamente al joyero de la reina, se especula que fue un regalo de su familia y por eso es su joya más especial.