Si por algo será recordada la celebración de la Fiesta Nacional del 2024 será por el intenso aguacero que enturbió el tradicional desfile de las Fuerzas Armadas. Sobre las 11 horas, los Reyes se desplazaron hasta la plaza de Neptuno para asistir a la marcha militar como es costumbre en cada Día de la Hispanidad. De nuevo, acompañados por la princesa Leonor, su primogénita, que por segunda vez formó parte de los actos de la jornada ataviada con el uniforme militar. Los tres preparados para un día de lo más especial en la que la lluvia acabó siendo la gran protagonista.

Tal fue la fuerza con la que el agua caía sobre la capital que hubo momentos en los que parecía que todo lo planeado caería en saco roto. Más todavía cuando a primera hora y en vista de la adversa meteorología se hizo saber que el desfile aéreo y el mítico salto en paracaídas habían sido cancelados. No obstante, y aunque los presentes tuvieron que lidiar con un temporal que no lo puso nada fácil -con retirada de Letizia de la tribuna para evitar mojarse en un momento dado-, todo siguió adelante. Así, una vez concluidos los desfiles y a eso de las 12 horas, el Rey, su mujer y su hija se trasladaron hasta el Palacio Real.

Listos para esa segunda e icónica 'segunda parte' de los actos que tanto acostumbra a dar que hablar. Desde los 'looks' elegidos por todos aquellos que acudieron al besamanos que tuvo lugar en el Salón del Trono, hasta la soltura de una Leonor que ya cuenta con la experiencia del año anterior en lo que a participar en la recepción conmemorativa se refiere. De ahí que, de nuevo, todas las miradas fuesen hacia la princesa mientras los miembros de la Casa Real saludaban afablemente a los más de 1.200 invitados. Entre ellos, algunos periodistas que han arrojado luz a la parte más interesante: el después.

Leonor se abre con los periodistas y confiesa su mayor ilusión 

No es de extrañar que todos los presentes -y los que pudieron seguir el evento desde sus casas- tuviesen el foco puesto en la Princesa de Asturias. Tanto por ser esta la segunda vez que la heredera participa del mismo, pero también por la cantidad de momentos virales que su presencia allí generó el año pasado. El caso es que esta vez, ataviada con el uniforme de gala de la Armada en color turquí, que se conoce como el '14 botones', quedó latente que cada vez se maneja mejor en estos ambientes. Y no, no solo por su facilidad para lidiar con la masa de invitados deseosos de darle la mano.

Leonor besamanos
Gtres

Gracias a algunos de los periodistas presentes, los más curiosos de la faceta privada de la Corona han podido saber de buena tinta que esa soltura e independencia se trasladó también a los momentos posteriores. Y es que una vez en el Salón de Columnas, el Comedor de Gala y las otras salas adyacentes preparadas para el ágape posterior, la princesa demostró que se le hace muy sencillo lidiar con este tipo de situaciones. Sin tapujos, capaz de revelar algunos detalles desconocidos hasta la fecha.

Así lo ha hecho saber la revista 'SEMANA', presente en el aperitivo, que asegura cómo en un corrillo aparte, "Leonor nos confiesa a los periodistas que está encantada en Marín y que lo que más le gusta son los compañeros". El "espíritu de camaradería", a fin de cuentas. Todo lo anterior, además de mostrarse "ilusionada ante su próxima aventura a bordo del buque escuela Elcano, en el que se embarcara en enero".

Selfie Leonor Felipe
casareal.es

Sincera y afable, e incluso dispuesta a tomarse un 'selfie' con todos aquellos que quisieron inmortalizar la ocasión. No es ninguna novedad que tanto la princesa como don Felipe y doña Letizia accedan a tomarse una fotografía de este estilo. Las tan contemporáneas autofotos, cada vez más presentes en el álbum de recuerdos del núcleo duro de la Casa Real, desde la graduación de Leonor en Gales hasta su paso por los Juegos Olímpicos de París.

Felipe se relaja tras la tormenta y opta por una bebida 'prohibida' para Letizia

Como es costumbre, todos los presentes pudieron también disfrutar de un menú exquisito. De nuevo, una selección de platos a cargo de la empresa de catering Mallorca, que incluía todo tipo de delicias. "Queso, jamón, bocaditos de tartar de atún, dulces de yogur, trufas de chocolate", desvela el citado medio. Y bebidas a elegir, claro está, pues había "copas de cerveza, vino blanco y tinto, refrescos y agua". Con la particularidad de que, tras el chaparrón, el rey Felipe "se agencia una cerveza bien fresquita".

Quizás por el calor que se generó en la sala o por la simple voluntad de tomársela aunque sea una de esas bebidas 'prohibidas' para su mujer. No es ningún misterio que Letizia no acostumbra a probar gota de alcohol porque su estricto régimen no lo contempla. Que en los brindis oficiales solamente se moja los labios. De ahí que no sorprenda que "Letizia ni come ni bebe" en esta ocasión e incluso declina amablemente una bandeja de dulces cuando se la ofrecen. "Enfrascada en una intensa conversación con un grupo de veteranas mujeres periodistas", la describen los periodistas de la mencionada revista. Una buena conversación, que siempre gusta tanto a la Reina.