Son ya más de cuatro décadas las que lleva en activo David Cantero. El periodista, ligado desde hace catorce años a los servicios informativos de Telecinco, puede presumir de estar viviendo una edad de oro profesional a los 63. No solo porque su trayectoria está ya más que consolidada, sino porque uno de los últimos movimientos estratégicos de Mediaset le ha hecho recuperar a una de las compañeras con las que trabajo antaño en Radiotelevisión Española: María Casado.
El tándem que forman él y la catalana en los fines de semana de la cadena privada recupera el recuerdo de una de las parejas más icónicas del 'Telediario', y eso que ya han pasado dieciocho años. Una cantidad de tiempo considerable en la que la dedicación al mundo de la comunicación y la información le ha hecho convivir con todo tipo de rutinas. Eso sí, sin importar si es por la mañana, a mediodía o en la noche, porque a su tiempo de ocio siempre le puede sacar partido desde su propia casa. Un hogar rural ubicado en el municipio de Brunete, a 50 kilómetros del bullicio de la capital y en plena naturaleza, en el que convive con su mujer Berta Caballero y sus hijos.
Interior con cabida para sus grandes pasiones (y una gran buhardilla)
Y es que la del madrileño no es una vivienda cualquiera. Para muestra, las publicaciones que él mismo comparte en su perfil de Instagram, donde acumula más de 150.000 seguidores que no pierden detalle a ninguna de sus imágenes o vídeos. Véase este, en el que pasa el rato tocando la guitarra y a la vez nos descubre cómo es el salón de este especial chalet.
Una estancia amplia, iluminada por tres largos y estrechos ventanales en vertical, en la que el blanco y los colores crudos toman el protagonismo de las paredes y los textiles, mientras que para el mobiliario han optado por maderas nobles e incluso un mueble en color azul claro. Calidez que va de la mano con una de las joyas de esta habitación, que es la chimenea.
Sin lugar a dudas, una de las partes favoritas de Cantero, pues la fotografía con frecuencia en los meses de invierno. Ideal para que todos los miembros de la unidad familiar hagan frente al frío que azota al municipio de la Comunidad de Madrid en los meses de invierno. Incluido Haru, su perro, que no duda en colocarse sobre la alfombra para calentarse.
El caso es que si algo caracteriza el interior de la casa de David es el modo en el que ha conseguido integrar sus grandes pasiones. Por ejemplo, la lectura, que liga directamente con su profesión y su faceta como escritor.
Para muestra, los estantes de la zona de librería, en los que él y sus allegados guardan sus ejemplares favoritos. Eso sí, sin olvidar otra de sus grandes aficiones, que es el arte. Y no solo admirarlo o usarlo para decorar. También producirlo.
Porque aunque los que no sigan de cerca la vida del periodista fuera de los estudios de televisión, la pintura es sin duda una de las aficiones que más tiempo libre le ocupa. No es de extrañar que en casa haya optado por tener su propio estudio, en el que entre lienzos, pinceles y colores, elabora las que comparte en @canteroarte, su otra cuenta en la red.
Y por si todo lo anterior pareciese poco, sería imperdonable no recoger cable para situarnos en esa imagen de David tocando la guitarra. Todo porque la música es la tercera de esas grandes pasiones protagonistas en su casa, hasta el punto de haber creado su propio estudio de música en una buhardilla de cuento a la que no le falta detalle. Un rincón mágico, con sillón en color mostaza, sus discos y vinilos, un atril y, por supuesto, todas sus guitarras.
Evidentemente, no es la música lo único que ocupa esta zona abuhardillada, en la que también se destaca una zona de trabajo ideal para ponerse frente al ordenador a teclear. Máxima concentración bajo la luz del flexo, pero con el importante punto a favor que suponen las espectaculares vistas que se divisan desde la ventana diagonal de la parte superior.
Exterior de ensueño, con huerto propio y vistas idílicas
El interior es acogedor, pero es que la zona exterior no es para menos. Basta con ver las imágenes de la entrada a la vivienda. Con el porche a lo lejos y entre muros de piedra, el verde del césped, las plantas y los árboles en el gran protagonista de un amplísimo jardín con infinitas posibilidades.
Además, un jardín que mantiene esos toques rústicos. Queda latente en otras zonas que Cantero toma para deleite de los internautas, desde el almacén de madera recogido por un discreto tejado y alumbrado con un farolillo hasta los troncos de árboles milenarios que ocupan la parcela.
E incluso el huerto. Porque sí, David tiene huerto propio. Allí presume de plantar las semillas que adquiere, y abre la veda a otro fructífero entretenimiento: el de cuidar y cosechar todo tipo de flores, frutas y vegetales.
Y entre el verde de la vegetación y el marrón del terreno, también zonas de terraza en las que, de nuevo, aporta su toque personal de artista. Prueba de ello queda en esta esquina exterior, en la que un cuadro decora la parte superior de un banco de madera. El plus de comodidad a este rincón ideal para tomar el aire y relajarse lo dan unos cojines en un blanco roto sobre los que invitan a descansar hasta a Haru.
Son precisamente estas zonas más recogidas de la naturaleza propiamente dichas las que le permiten dar su respectivo lugar a la cuarta de las pasiones. Una que entronca mucho más con el entorno rural en el que se ubica su residencia, que es el motociclismo de montaña.
Nada mejor para despejarse para un amante de las rutas que coger la moto y descubrir los paisajes más espectaculares por los senderos más recónditos.
Casi tan espectaculares como los caminos que rodean el chalet y que Cantero inmortaliza con asiduidad. Estampas de ensueño que descubre y comparte a cada paseo que da por los alrededores de la localidad, pero también desde su propia casa. Las vistas no son poca cosa.
Amplísimos prados, con altas montañas en el horizonte que en los meses más fríos del año se visten de blanco y se convierten en un paraje idílico. Sin importar si amanece o atardece, la panorámica es impresionante.