Cuando Letizia dio el ‘sí, quiero’ a Felipe VI, toda su familia también se casó con la Corona. El núcleo duro de la hasta entonces periodista transformaba su manera de actuar, pensar y comportarse en arras del bien de la comunicadora, quien, el día de mañana, se convertiría en la nueva reina española.
No fue fácil. Especialmente para las hermanas menores de esta, quienes, sin preverlo, se convertían en las nuevas protagonistas de la crónica social. Todo el mundo deseaba conocer cada detalle suyo, y estas, que hasta entonces habían llevado una existencia sencilla, no supieron cómo encajar esta nueva situación en sus rutinarias existencias.
A quien más factura le pasó fue a Érika, la más joven y emocional de las tres. La licenciada en Bellas Artes acabó quitándose la vida, tras arrastrar varios años de depresión crónica. Telma, la mediana, jamás se vio en ese punto pero sí que vivió un fuerte enfrentamiento con la nueva posición de su hermana. Y todo, por dejarse llevar por el corazón…
El amor que casi le cuesta la relación con Letizia
En 2013, Telma Ortiz conoce a un hombre que acabará siendo veneno para la relación con su hermana Letizia. Jaime del Burgo y la licenciada en Económicas se enamoran mientras están esquiando. La pareja coincide en Aspen, y surge el flechazo.
Tal y como el propio del Burgo comentó a Jaime Peñafiel, él ya había coincidido con Telma en otras ocasiones. Por aquel entonces, él era muy cercano a Letizia y a veces departían juntos. Era la época en la que la hermana de la entonces princesa acababa de romper su matrimonio con el abogado Enrique Martín Llop, por lo que esta empezó a advertir, tanto a la economista como al abogado, que no quería verles juntos.
Una cosa es que Letizia mantuviera una relación más o menos cercana con Jaime y otra muy distinta que lo quisiera en su familia, como marido de su hermana. Pero ni una ni la otra parte hicieron caso a las recomendaciones de la consorte.
Cuando coincidieron en Aspen, con los esquís y el sol incidiendo en la nieve, sin nadie que les pusiera trabas a su aproximación, estos se sintieron, al fin, libres. Parecían dos imanes destinados a juntarse. Pero aquella unión provocó un auténtico terremoto en Zarzuela.
Una boda sorpresa a la que no estuvo invitada Letizia
Telma y Jaime se casaron por sorpresa y sin avisar a nadie. "Con la ayuda de su padre, Jaime Ignacio del Burgo, del abad de Leyre y del arzobispo de Pamplona, organizaron la boda en la más estricta intimidad y por sorpresa, después de un par de meses de noviazgo”, recoge el periodista Álex Ánder para Lecturas. Letizia no daba crédito a lo que estaba ocurriendo. Todo aquello le parecía una gran equivocación. Primero por la persona con la que su hermana se casaba y lo segundo por la rapidez con la que habían tomado la decisión. Además, Telma no estaba sola, ya era madre de una pequeña a la que todos estos cambios también acabarían afectándole.
No dudaron de lo que sentían y, en el monasterio navarro de Leyre, se convirtieron en marido y mujer. Ya no había marcha atrás. Tan atropellada fue la ceremonia que la novia acudió en muletas, parecía que no había tiempo que esperar a que esta se encontrara recuperada. Toda esa prisa escamaba a Letizia… ¿Por qué tanta prisa? ¿Cuál era la necesidad de correr tanto?
Sabían que se casaban con la oposición de la entonces princesa de Asturias. Que ella había manifestado su descontento de todas las formas posibles. Incluso, suplicó a su hermana que le dejara. Aún estaba a tiempo. Pero cuando la alianza se deslizó por su dedo anular todo quedó hecho añicos. Empezaba su calvario.
“Esto provocó una fuerte pelea entre las hermanas. Luego fue su madre [Paloma], pero varios meses después, la que consiguió que lo arreglaran”, recoge Ánder. En realidad, Letizia solo necesitó tiempo para que Telma se desengañara sola. Y esto no tardó en llegar.
El nuevo amor de Telma Ortiz
Dos años más tarde de aquella atropelladísima boda, llegó la constatación de que había sido un error. La pareja anunciaba su separación. No hubo terceras personas implicadas, solo incompatibilidad de agendas. Mientras que Telma vivía en Barcelona, él viajaba mucho por trabajo; lo que hacía que no se vieran todo lo que necesitaban.
Finalmente, Telma dejó su vida en Barcelona y se instaló en Madrid, donde está criando a su hija. Un año más tarde de la ruptura, con el conjunto de ‘après ski’ puesto, la economista volvió a enamorarse. En 2016, mientras disfrutaba de un fin de semana en Andorra, le presentaron a un atractivo abogado irlandés, Robert Gavin.
Ocho años después de ese primer encuentro entre telesillas, la vida de Telma no puede ser más distinta. Mantiene una sólida relación con Robert, son padres de una niña y a este, sí que sí, su hermana le ha dado el visto bueno. Tanto es así que, para que no cupiera ninguna duda, hasta le llevó a uno de los últimos Premios Princesa de Asturias. Gavin había obtenido de Letizia el ansiado pase de oro.