Enero ha llegado y con él la vuelta a la rutina. Un retorno a las obligaciones del que pocos quedan exentos y que, como es tradición, este 6 de enero atañe a los Reyes. Sus Majestades, que han gozado de una agenda libre de compromisos desde el pasado 19 de diciembre, cuando Letizia y Felipe inauguraron el Hospital Universitario de Cuenca. Ahora, y coincidiendo con el festivo del día de Reyes, el monarca y su mujer vuelven a la carga tras el descanso para cumplir con el acto que año tras año marca pistoletazo de salida de sus labores institucionales: la Pascua Militar.
Será sobre las 11 horas cuando, como de costumbre, el matrimonio real se persone junto al resto de autoridades en la plaza de la Armería del Palacio Real de Madrid, el escenario habitual del evento. No obstante, por segundo año consecutivo no serán ellos los únicos representantes de la Casa Real que aparezcan en escena, pues en este 2025 volverán a estar acompañados por su hija mayor. La princesa Leonor, de diecinueve años de edad, que repite tras debutar el pasado año cuando tan solo llevaba unos meses de instrucción militar.
Ahora el pretexto es bastante distinto. Sobre todo teniendo en cuenta que la heredera al trono está inmersa desde el pasado agosto en su segundo curso de formación castrense. Esta vez lo hace como guardamarina en la Escuela Naval de Marín y a escasos días de embarcarse en el buque-escuela Juan Sebastián de Elcano, que zarpará desde Cádiz el próximo sábado día 11. También con el rodaje de haberse enfrentado a otros tantos actos en los que ella ha sido la gran protagonista, como su primer viaje en solitario a Portugal o la reciente primera presidencia como mayor de edad de los Premios Princesa de Asturias. Por contra, el 6 de enero anterior las cosas eran bien distintas. No obstante, nada empañó su buen hacer y un incontestable derroche de profesionalidad. Lo recordamos.
Comprometida y madura: así fue Leonor en su debut
Aunque cualquier acto en el que el núcleo duro de la Familia Real española partícipe acapara todas las miradas, es innegable que la expectación era todavía mayor 365 días atrás. La primera Pascua Militar llegaba para Leonor cuando precisamente llevaba poco más de tres meses aprendiendo todo lo necesario sobre las Fuerzas Armadas en la Academia General Militar de Zaragoza. Afortunadamente, ya por entonces había lidiado con otros actos de máxima presión como la jura de bandera del 12 de octubre o la jura de la Constitución el día de su 18 cumpleaños.
Recorrido breve, pero aparentemente suficiente para mostrarse con el aplomo necesario para la ocasión y dejar a los observadores de la Corona maravillados. Para muestra, este día que ya es hito en su trayectoria, desde la primera hora en la que apareció en la plaza de la Armería ataviada con el uniforme de dama cadete. Indumentaria ineludiblemente próxima al que será su predecesor, su padre, pues mientras Letizia optó por una blusa satinada y una falda lápiz de color negro, el rey Felipe eligió el uniforme de Capitán del Ejército de la Marina.
La cuestión es que no solo estuvo la princesa acertada en su vestir y proceder durante el acto en el exterior del palacio, atenta y disciplinada ante el himno nacional, el momento de pasar revista de las tropas, los honores de la Guardia Real y la salva de veintiún cañonazos. También demostró seguridad y madurez una vez dentro del Salón del Trono, donde tuvo lugar el besamanos con los asistentes, entre los que había las autoridades pertinentes, la Asociación de Veteranos, la Hermandad de Caballeros Mutilados de Guerra por la Patria y una representación de los tres Ejércitos. Un momento que podría haber sido tenso y en el que, de nuevo, Leonor no dio paso a los nervios y constató quetiene muy claro cómo debe proceder en situaciones de esta índole.
Contando los días para la gran aventura que la aleja de sus padres
Pese a que los nervios estén ahí, y con la particularidad de que esta es la segunda vez que la primera en la línea sucesoria participa del acto, en su fuero interno hay un extra de inquietud. Solamente quedan cinco días para que comience una de las más grandes aventuras que su proceso de formación militar comprende, pues no todos los días viaja uno a bordo de un navío desde España hasta los Estados Unidos. Serán seis meses de ruta en el mary pasará por quince destinos, que se dice pronto.
Si bien Leonor está ya más que acostumbrada a vivir alejada de sus padres -pasó dos años en Gales estudiando el Bachillerato Internacional y antes de instalarse en Galicia y había vivido en la AGM de Zaragoza-, la distancia ahora se acentúa mucho más. Sin excesivos privilegios y como una más de entre sus compañeros de la Escuela Naval, la guardamarina Borbón y Ortiz se prepara para este enorme desafío. Uno de esos que seguro que nunca olvidará.