Letizia está apenada porque vuelve a ser 7 de febrero. Cuando las luces se apagan, su estoicismo también se tambalea. La Reina sufre por algo tan sencillo como que, como cualquier otro mortal, también ha vivido. Ha padecido y ha lidiado con desgracias de una magnitud incalculable antes de convertirse en tan sólida consorte. Lejos de esa imagen fría que muchas veces se le ha atribuido desde los medios de comunicación, un momento determinado de su relato vital hace saltar por los aires cualquier narrativa prefabricada.
Ella ya era Letizia antes de ser madre de la princesa Leonor y de la infanta Sofía. También antes de ser esposa de Felipe VI e instalarse en la Casa Real. Antes de todo, la reina Letizia era Letizia Ortiz Rocasolano. Hija y hermana. La mayor de tres, para ser precisos. La sucedían Telma, la mediana, y Érika, la pequeña. Sea necesario recalcar el tiempo verbal condicional en el apunte previo, puesto que una tragedia truncó para siempre la estructura de su familia. Corría el 7 de febrero del año 2007 cuando la nuera de Juan Carlos I recibía la peor de las noticias: su hermana Érika Ortiz, de 31 años, había fallecido.
Las palabras de la reina Letizia en el funeral de su hermana
El desastre más inesperado cuando la expresentadora del 'Telediario' de La 1 todavía buscaba la manera de aterrizar sin contratiempos en su nueva vida dentro de Zarzuela. Justo cuando la presión mediática y el foco de la vigilancia de la opinión general recaían más sobre ella y su familia, la Reina no podía evitar mostrarse rota de dolor. En el último adiós a Érika, se dejó ver acompañada de su marido. También del resto de familia, la parte política inclusive, a excepción de la reina Sofía, que suspendió un viaje a Indonesia y Camboya, y Telma Ortiz, que volaban desde Indonesia y Filipinas respectivamente.
Ninguna llegó a tiempo la despedida de la más pequeña de los Ortiz-Rocasolano. Y si pocas situaciones más complejas de digerir que perder a una hermana se pueden imaginar, ser 'la plebeya que acaba de colarse en la realeza' lo complica todo mucho más de cara a la galería. No obstante, Letizia, periodista de profesión con un bagaje incontestable en los medios de comunicación, en ningún caso obvió a la prensa que cubrió la jornada de su funeral. Con la voz entrecortada y los ojos vidriosos, agradecía a "todos los que se han sentido apenados por la muerte de mi hermana pequeña". Después rompía a llorar.
Una serie de catastróficas desdichas a las que quedaba inexorablemente unido el interés por saber cuál había sido la causa del deceso. Información que Letizia procuró mantener en la sombra, pero no hubo éxito en el ejercicio de la contención y acabó trascendiendo. La autopsia dictaminó que Erika Ortiz se había quitado la vida de forma voluntaria tras ingerir una cantidad excesiva de tranquilizantes. Los medios no dudaron en publicarlo. El drama estaba servido, la pelota se hacía cada vez más grande y no había nada que hacer.
Quién era Erika Ortiz, la malograda hermana de la reina Letizia
Con el tiempo se conocería que la más pequeña de las tres hermanas era una mujer con tendencia a la fragilidad anímica. Por contra, su tendencia al mundo del arte la hacía también muy diferente a sus hermanas. La mayor, periodista. La mediana, economista. Ella optó por las Bellas Artes y nunca consiguió emanciparse del todo, pese a comenzar una vida en común junto a Antonio Vigo, el escultor con el que se casó, y concebir a Carla, su única hija. Durante una temporada, los tres convivieron en casa de Paloma Rocasolano, su madre, dado que sus ingresos como vendedora de libros —de puerta en puerta— para el Círculo de Lectores no les permitían tener una vivienda propia.
Fue cuando su hermana se comprometió con el Rey cuando, por fin, se independizó en el piso de soltera que la Reina tenía en Vicálvaro. Allí comenzó su nueva vida y allí, con gran pesar para todos sus allegados, también tuvo su final. La historia de una mujer que por siempre quedará en el recuerdo de Letizia. Eternamente compungida cada vez que toca marcar el 7 de febrero en el calendario. Eternamente la mayor de tres.