Si hay un icono de estilo en nuestro país, esa sin duda es la reina Letizia. Su elegancia innata ya ha traspasado fronteras, demostrando que la modernidad y funcionalidad sí que pueden ir de la mano a la hora de vestir. Su éxito reside en parte en su capacidad de elegir prendas que destacan por su diseño refinado y su versatilidad, adaptándose tanto a actos oficiales como a eventos más informales.
Durante los meses de invierno, y como el resto de las simples mortales, les da a los abrigos un papel central en sus looks, abogando tanto por opciones con cortes clásicos hasta diseños con detalles vanguardistas que reflejan su atención a las tendencias actuales de la industria.
Uno de los aspectos más destacables de los diseños que luce la reina Letizia es su predilección por cortes estructurados y líneas limpias. Los abrigos rectos o ligeramente entallados son un sello característico en su guardarropa, destacando su silueta sin necesidad de detalles excesivos.
Este enfoque minimalista permite que las prendas se vean atemporales y extremadamente elegantes. Además, la reina opta con frecuencia por colores clásicos, como el negro, el gris y el camel, que aportan sobriedad y son fáciles de combinar con otras piezas de su vestuario. Sin embargo, también se le ha visto incorporar tonalidades más llamativas, como el rojo o rosa fucsia, para dar un toque de dinamismo al conjunto.
Los tejidos de alta calidad son el punto clave en este aspecto, ya que cambia por completo el resultado del diseño. Desde la lana virgen hasta el cashmere, estas prendas no solo garantizan calidez, sino que también transmiten un mensaje de lujo discreto, que la royal ya tiene como seña de identidad, y que se ve reforzado por detalles como botones metálicos, cinturones integrados o solapas amplias.
Otro rasgo que define su estilo es la forma en que adapta sus abrigos a diferentes estilos y ocasiones. Por ejemplo, para actos formales, suele elegir modelos largos que llegan hasta las rodillas o los tobillos, combinándolos con vestidos o faldas de corte clásico. En contraste, para eventos más casuales o apariciones al aire libre, opta por abrigos más cortos o cruzados, muchas veces combinados con pantalones de corte recto o skinny jeans y botas altas.
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El estilo Old Money del azul marino
Un tono como el azul navy es una de las señas de identidad de la elegancia del clasicismo. A pesar de su naturaleza sobria, lo cierto es que puede hacer que una prenda sea el foco de todas las miradas, especialmente en una categoría con los abrigos. En el caso de Letizia, ha preferido combinarlo con un color potente como el rosa, sumándose a la tendencia del color block.
El clásico diseño camel
Si hay un abrigo que ha resistido el paso del tiempo de una forma impecable, ese sin duda ha sido el modelo en camel. Surgido en el siglo XX y reforzado en los años 80 por firmas como Max Mara, continua representando la máxima sofisticación a la hora de vestir. A la royal se lo hemos visto en varias ocasiones, combinándolo tanto con vestidos como pantalones y jersey de punto.
En un tono llamativo
Tal y como te hemos adelantado, la reina no solo opta por los clásicos neutros a la hora de vestir, sino que también hay cabida para esas tonalidades más arriesgadas. Una de sus predilectas, que lleva luciendo desde sus inicios, es el rojo. Este color no solo cuenta con una gran personalidad, sino que a la hora de combinarlo tiene más posibilidades de las que piensas.
Estilo capa
No todos los diseños tienen que seguir la estructura clásica, es más, los que son de estilo capa cada vez cuentan con más seguidoras. Conservan la misma calidez y elegancia a la hora de vestir, pero con un toque de originalidad que siempre es bienvenido a la hora de vestir. La Reina Letizia se ha sumado a esta tendencia en alza, abogando por un modelo en negro ideal.
Toque de luminosidad
El blanco, a pesar de uno de los colores neutros más habituales, es cierto que durante el otoño/invierno queda relegado a un segundo plano, algo que nos parece un error. La royal está de acuerdo con nosotras, ya que no duda en abogar por él en piezas principales como los abrigos, dando un toque de luz al rostro que favorece ese aspecto rejuvenecido, especialmente en contraste con otros colores oscuros como el negro o el gris.