Más allá del clásico boniato asado, que se suele tomar en muchos lugares alrededor del Día de Todos los Santos, se puede utilizar este tubérculo otoñal para infinidad de platos. Hacer una crema o un puré con el que acompañar carnes o tratarlos como si fueran patatas y freírlos o añadirlos a los guisos son algunas de las posibilidades que puedes encontrar en estas recetas con boniato.
Claves a la hora de comprar los boniatos y cocinarlos
- Cómo elegirlos. Debes elegir aquellos que estén firmes, con la piel lo más lisa posible y sin marcas ni magulladuras, pues si ha comenzado a deteriorarse, aunque se sanee la parte dañada, el resto también puede coger mal sabor.
- Conservarlos correctamente. No los guardes en bolsas de plástico. Déjalos en un lugar ventilado, sin amontonar y sin luz directa, ni tampoco en la nevera. Así pueden llegar a durar de 2 a 3 semanas. Cuanto más tiempo se tengan, más dulces estarán.
- Limpiarlos bien. En muchas recetas, los boniatos se usan con piel. Para limpiarlos correctamente, puedes hacerlo bajo el chorro del agua con un cepillito de cerdas duras o con un estropajo de nylon, procurando no romper la piel.
- Si quieres congelarlos, tienes que cocinarlos. No se puede hacer crudo porque en el proceso de congelación se altera su pulpa y su textura.
- Si los cortas con una mandolina o un pelapatas, además de para hacer los típicos chips de verduras, también puedes usarlos para hacer canelones, lasañas, raviolis, espaguetis o incluso una tarta como la que te hemos propuesto de boniato y brócoli.