No importa cuan fuerte soplen los vientos de la polémica, que difícilmente desaparece del rostro de Kate Middleton su característica sonrisa. Ese semblante alegre que la princesa de Gales ha terminado por convertir en marca personal, y que evidentemente no podía faltar en su ansiado regreso a la primera línea tras padecer un cáncer. Pero es que incluso cuando todavía estaba tratándose e hizo contadas apariciones públicas, su felicidad seguía presente. Inamovible, intacta.
Y eso que no ha sido nada, pero que nada fácil lidiar con este duro trance. No en vano tardó dos meses el palacio de Kensington en exponer al mundo el motivo de la 'desaparición' de la nuera de Carlos III tras someterse a una cirugía abdominal en The London Clinic. El 22 de marzo, la propia Kate puso nombre a su enfermedad en un vídeo difundido por la BBC. En él no aparecía triste, pero sí mucho más seria que de costumbre. No obstante, atrás quedan ya aquellos días grises, y su rictus vuelve a ser tan afable como de costumbre. Incluso más. ¿Cómo lo ha logrado?
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La gran diferencia entre Kate Middleton y otros pacientes
Es inevitable remitir a la dicha de saber que el cáncer está en remisión, tal y como hizo saber el pasado 14 de enero tras hacer una visita a The Royal Marsden, el hospital en el que recibió su tratamiento. Sea como fuere -y más allá de lo evidente-, para comprender cómo ha logrado la duquesa de Cambridge sobreponerse a todos los obstáculos que tuvo que sortear a lo largo del 2024, desde la revista CLARA nos hemos puesto en contacto con un profesional de la salud mental. Él es Tomás Navarro, psicólogo y autor de libros como 'Kintsukuroi: El arte de curar heridas emocionales', 'Wabi Sabi: aprender a abrazar la imperfección' o 'Fortaleza emocional'.
En declaraciones exclusivas, el terapeuta comienza remitiendo a que, al vivir algo como un cáncer, "el estilo de gestión de la adversidad puede provocar que las cosas vayan mejor o peor". "Tampoco se viven de la misma manera todos los cánceres", apostilla, aunque sigue siendo condicionante "que tengas una actitud más o menos resiliente para que salgas muy o poco perjudicado". En cualquier caso, y de acuerdo con nuestro experto, es importante referir en el caso concreto de Kate a otro aspecto muy importante: los recursos económicos.
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"No es lo mismo tener una quimio en un piso de 30 metros cuadrados, que vomitas y tienes que recogerlo, que tener un servicio de masaje para recuperarte después de los ciclos. El sufrimiento no es el mismo y no machaca de la misma manera", explica Tomás. De ahí que, pese a tratarse de la misma enfermedad, "es muy probable que haya vivido el cáncer con mucho menos impacto que una persona que no tiene tantos recursos económicos". Ahora bien, si hay una cuestión reseñable para el escritor más allá de todo lo anterior, es que tampoco hay que asumir una felicidad instantánea gracias a ser pudiente, puesto que "tener muchos recursos económicos no significa que tengas mejor salud mental, porque hay temas biológicos".
La felicidad de regresar a la rutina... Si la rutina es buena
En junio de 2024, Kate Middleton hizo su primera aparición pública tras anunciar que estaba enferma con motivo del desfile anual 'Trooping the Colour'. Después, en julio, volvió a dejarse ver para la final masculina del torneo de tenis de Wimbledon. En ambas ocasiones, y a pesar de estar todavía en tratamiento, su felicidad se percibía inconmensurable. Algo que tiene sentido si revisamos lo que nos cuenta Tomás, que alude a que "volver a aparecer en tu trabajo, en tu vida normalizada, suele ser una alegría".
"Dices: 'bueno, vuelta a la normalidad, ya se ha acabado", expone también, en referencia al retorno progresivo a la rutina. Esa rutina que "cuando es bonita, cuando te gusta, pues siempre es gratificante y estás contento", porque de nuevo vuelves a "quedar con tus amigos, o en su caso, hacer tus funciones de princesa". Cabe no olvidar que en el caso de Kate, ese retorno implica también volver a estar expuesta. Y aunque podría parecer una presión añadida, Navarro apostilla que "según qué perfil de gente" no lo ve como un añadido negativo. Por carácter, o por costumbre. Y si a algo está acostumbrada desde hace años la princesa es precisamente a la exposición.