¿Existe acaso algún símbolo más característico de la realeza que sus joyas? Coronas, tiaras, collares, pendientes, broches, gargantillas... Todo forma parte de ese imaginario que tenemos presente en nuestra cabeza cuando hablamos de un miembro descendiente de sangre azul. Son sus bienes más preciados, y una forma de demostrar el estatus social al que pertenecen. Aunque hoy en día nuestros royals solo abren sus joyeros en ocasiones que verdaderamente lo requieren, esto no quiere decir que no sigan atesorando sus piezas con mucho cuidado y devoción. Son abalorios únicos, de muchísimos años, y cuyo valor -en la mayoría de ocasiones- sobrepasa los límites entendibles para el resto de los mortales. Sin embargo, a veces, esto también puede ser motivo de conflicto, o al menos de confrontación, entre la propia familia. Véase el ejemplo de Kate Middleton y la reina Camila.
Desde hace años, las consortes llevan un duelo paralelo en cada una de sus apariciones públicas con respecto a qué joyas llevar. La duquesa de Cornualle y la duquesa de Gales sienten auténtica fascinación por las piezas que conforman el joyero de la difunta reina Isabel II, que en su mayoría está formando por la majestuosa colección que heredó de Margaret Helen Greville. ¡Vamos a indagar un poco más en esta curiosa intrahistoria detrás del joyero de nuestras royals!
Kate y Camila sienten fascinación por la colección Greville del joyero real
La reina Isabel II logró hacerse con un increíble joyero a lo largo de toda su vida. Tras su muerte, se hicieron las reparticiones pertinentes, quedando su mayoría en manos de su hijo, el rey Carlos III. Aunque eso sí, la monarca dejó muy claro que quería ser enterrada con aquellas que tenían un gran valor sentimental para ella, como es el anillo de bodas y los pendientes de perlas. En ocasiones especiales, algunas piezas -como las tiaras- han sido prestadas a las mujeres de la familia para sus bodas. Con motivo del enlace de Camila y Carlos III, la monarca le prestó a la consorte la tiara Greville, que se ha convertido en una de las piezas favoritas de Camila, ya que, siempre que busca deslumbrar en ocasiones importantes, se decanta por ella. Y es que estamos hablando de una de las joyas más imponentes del joyero real, con permiso de la tiara de diamantes.
Con el devenir de los años, hemos podido ir conociendo que dentro del joyero de la difunta Isabel II habría unas 60 piezas que heredó de Margaret Greville, una muy conocida coleccionista de joyas que logró forjar un fuerte vínculo con la Corona Real británica y que, tras su muerte, dejó a Isabel II sus joyas más emblemáticas. A día de hoy, esta colección se habría convertido en la elección predilecta tanto de Camila como de Kate. Pero, claro, es la mujer del monarca inglés quien tiene preferencia a la hora de seleccionar la joya que quiere lucir en sus apariciones, quedando Kate relegada a un segundo puesto.
Como hemos mencionado, Camila siente auténtica atracción por la tiara Greville y el collar de diamantes de cinco hilos, que, en cierta manera, se han convertido en sus dos grandes bazas cuando quiere reafirmarse como reina ante la sociedad. A su vez, Kate Middleton también ha sacado la artillería pesada, contraatacando con otras piezas de la colección, como la famosa tiara Lover's Knot, que se trataba de una de las preferidas de Diana de Gales. Pero también la hemos podido ver lucir un collar floral de rubíes y diamantes, que llevó en 2017 durante uno de los viajes de estado de Felipe y Letizia.
La joya de Isabel II que no pasará ni a Camila ni a Kate Middleton
Pese a que el rey Carlos III y Camilla son los actuales herederos del joyero de la reina Isabell II, hay una joya de lo más especial que nunca llegará a estar al alcance ni de Camilla ni de Middleton: el collar de perlas de tres vueltas. Se trata de una las joyas más icónicas de Isabel II, que logró convertirse en una reconocible seña de su identidad.
La pieza fue heredera por la princesa Ana. La reina Isabel fue quien lo mandó hacer con perlas pertenecientes a la familia y le añadió un cierre con diamantes. Aunque pudimos ver a Kate Middleton llevando uno muy similar, pero ligeramente más largo, cuando velaron los restos de Isabel II en Buckingham Palace, este se trataba de una réplica.