Si las cosas no iban bien para la familia real noruega, las últimas noticias no apuntan en una dirección demasiado alentadora. Todo en el marco de uno de los episodios más turbulentos en la historia reciente de las monarquías de la Europa septentrional. Después de algunos meses en los que todo parecía apacible para los Glücksburg, la dinastía reinante, desde el pasado agosto un sinfín de titulares acusatorios revuelven cada vez más el escenario en el país escandinavo. Y en el centro de la crisis, la princesa Mette-Marit, ahora de baja de los compromisos oficiales por la fibrosis pulmonar crónica que padece.
En ningún caso remite este episodio convulso a aquellas reticencias que el pueblo noruego mostró en el inicio de la década de los 2000, cuando su matrimonio con el príncipe heredero Haakon Magnus levantó todo tipo de críticas entre los súbditos de la Corona. No obstante, Mette-Marit podía presumir de haberse ganado el cariño del pueblo en estas más de dos décadas en la institución, pero su caso es uno de esos en los que se demuestra que el pasado siempre vuelve. Comenzando por su hijo.
No, no se trata del príncipe Sverre Magnus, el pequeño nacido de su relación con el hijo del rey Harald V. La última gran polémica de la princesa heredera consorte atañe a su primogénito Marius Borg, fruto de una relación anterior a su amor con el heredero al trono. El pasado agosto, el hijastro de Haakon fue detenido tras un altercado de máxima violencia con la que era su pareja en un apartamento de Oslo. Un punto de inflexión para la realeza noruega, cada vez más salpicada por el asunto a pesar de tomar distancia. Hasta el punto de que la policía busca ahora a la propia Mette-Marit.
La nuera de Harald V, llamada a un interrogatorio
Si bien los miembros de la Familia Real han hecho todo lo posible por quedar al margen de un episodio tan crudo, así como de las consecuencias legales que esto puede tener el propio Marius, la realidad ha terminado por ser bien distinta. Por algo tan sencillo como que, tras la detención y un comunicado público del hijo de Mette-Marit entonando el mea culpa -y reconociendo que la agresividad y los destrozos en el inmueble se debían a que había consumido sustancias nocivas-, comenzaron a salir más testimonios de sus exparejas con relatos muy similares.
Como era de esperar, la nuera de Harald V optó por guardar silencio, solamente pronunciándose para pedir respeto para todas las partes y comprensión ante una situación tan sumamente delicada. Ahora bien, esa voluntad de permanecer ajena a la vorágine queda en agua de borrajas ahora que es de dominio público que Mette-Marit será llamada a un interrogatorio. Al menos así lo pretende el fiscal de la defensa, Petter J. Grødem, que ha pedido expresamente a la policía que convoque a la princesa para someterla a una ronda de preguntas sobre el caso.
La Casa Real toma una decisión firme sobre Marius en plena polémica
Ha sido el medio 'VG' el que ha confirmado que los agentes de seguridad de Noruega ya han recibido la petición, además de hacer saber que el letrado contempla como "completamente natural que la llamen". Sea como fuere, esta noticia que incluye a Mette-Marit en la investigación policial ha causado una gran conmoción en el país nórdico. Todo mientras la Casa Real de Noruega ya ha tomado la determinación de hacer todavía más efectivo este distanciamiento con Marius, que según el medio 'Aftenposten' ya no tendría acceso al palacio de Skaugum, la residencia de su madre y el marido de ella.
En ningún caso se quedará Borg sin techo, pues también se ha hecho saber que el hijo de la princesa vivirá en una casa al borde del bosque en Skaugum en Asker, a unos cientos de metros del lugar donde vive su madre. Por su parte, y tras confirmarse su orden de alejamiento de su expareja hasta marzo de 2025 tras el episodio tras reconocer lo sucedido, su defensor Øyvind Bratlien advierte que niega cualquier maltrato a Juliane Snekkestad y Nora Haukland, sus anteriores parejas. Tampoco reconoce haberse saltado al ordenanza judicial de alejamiento tras ser detenido de nuevo en una cabaña en Gausdal por presuntamente haber quebrantado esta norma.