Nunca es fácil integrarse en una Casa Real cuando en las venas no corre la sangre azul. Sin ser ninguna locura, pues basta con revisar las estructuras 'royal' actuales para ver que es un supuesto que está más que a la orden del día. No es cosa de Letizia, aunque también. La reconversión de mujeres plebeyas en princesas herederas e incluso Reinas consortes en el continente europeo es una realidad desde hace décadas, aunque el camino haya estado plagado de zancadillas para todas ellas. Cuestión de cargar con un pasado que difícilmente sería tan inmaculado como el de alguien que lleva preparándose a conciencia desde que nació. Y para muestra, el caso de Mette-Marit de Noruega.

La esposa del príncipe Haakon, que sin pretensión alguna de ser perfecta, aunque siempre comprometida con la institución de la que forma parte, fue sometida a un juicio sumarísimo por parte del pueblo. La suya fue una de esas llegadas a la Corona en la que sortear críticas y obstáculos se convirtió en un constante. No se lo iban a poner tan sencillo a la futura Reina del país, pero es que si algo resultaba llamativo de su trayectoria vital anterior al noviazgo con el heredero era que ya había sido madre. Porque antes de que conocieran a finales de la década de los 90, y concretamente en el año 1997, Mette-Marit dio a luz al polémico Marius Borg Høiby.

Marius Borg Høiby, el primogénito de Mette-marit antes de Haakon

En ningún caso es arbitrario acotarlo como polémico, aunque es preciso ponerse en antecedentes para comprenderlo desde todas las perspectivas. Fue en sus años de juventud, y sin ninguna previsión de acabar traspasando los férreos muros de palacio en el futuro, cuando Mette-Marit fue madre por primera vez fruto de su relación Morten Borg. Sin lugar a dudas, un hombre que tampoco pasó desapercibido para la opinión pública cuando el nombre de ella irrumpió en los tabloides. Tampoco lo podía esconder dado que tenían un hijo en común, con la presión de que todo el mundo tuviese conocimiento que su ex había pasado una temporada en prisión por cuestiones relacionadas con el comercio de drogas. 

El caso es que nada frenó a la noruega para coger las riendas de su vida y encaminarla por otros senderos que le trajeran menos disgustos. Es por eso que, poco tiempo después de dar a luz al pequeño Marius, ella se dio el permiso de enamorarse de un joven Haakon. Fue a raíz de unos amigos en común, que los presentaron durante el Festival Quart en Kristiansand. Así surgió ese vínculo entre ambos que hoy día persiste, pues pronto se fueron a vivir juntos. Incluso antes de pasar por el altar en el 2001, a pesar de cuan controvertido pudiera resultar. Vínculo al que, inevitablemente, Mette-Marit traía consigo un bebé que no tendría nunca el derecho al trono.

Mette Marit y Marius Borg
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De ahí surge también la decisión de que, aunque su madre acabará siendo Reina consorte de la nación cuando su padrastro ascienda al trono, nunca se incida en demasía en su vida personal desde lo oficial. Una forma de proceder antagónica con el ritmo de su hermana menor, la princesa Ingrid Alexandra, con la que se lleva siete años de diferencia. Será ella quien termine ocupando en el futuro el primer escalafón de la Corona y su preparación a conciencia para ello ya es efectiva. Él, en cambio, se limita a estar presente en momentos señalados para la familia, aunque sin excesivo protagonismo. Es ese misterio lo que más acaba llamando la atención de los curiosos. Y de la prensa. La que recoge sus escándalos más sonados, atribuyéndole el papel de 'oveja negra' al hacerse eco de episodios tan complicados como su reciente detención por la agresión contra una joven.

Su reciente polémica detención por atacar una joven

Lamentablemente, la última noticia desagradable sobre Marius Borg ha visto la luz en un momento en el que todas las miradas están puestas en el universo 'royal'. Justo en el devenir de la celebración de los Juegos Olímpicos de 2024, con Reyes y príncipes por doquier en París para apoyar a sus respectivos equipos de deportistas. Allí, por supuesto, se dejaba ver Haakon, pero ni rastro de Mette-Marit. Una ausencia que podría asumirse a los incapacitantes problemas de salud de la princesa, aunque la realidad ha resultado ser bien distinta. De acuerdo con la información publicada en la revista 'Se og Hør', todo apunta a que ha permanecido en el país escandinavo tras la detención de su hijo mayor a raíz de un episodio que tuvo lugar el pasado 1 de agosto. Esa noche, de acuerdo con el citado medio, Marius "atacó psicológica y físicamente" a una mujer.

Marius Borg
GTRES

Sin que se haya publicado la identidad de la chica agredida, la publicación ha difundido que esta agresión, que tuvo lugar en Oslo, mantuvo al hijastro de Haakon retenido por la policía durante 30 horas para esclarecer qué había sucedido realmente. A la espera del juicio que arroje luz a tan escabroso entramado, cabe destacar que no es la primera vez que Borg ve involucrado en algo truculento. En su historial figuran un ingreso en prisión por tráfico de drogas, un escándalo por revelar imágenes de la Familia Real en materia de seguridad nacional, y un reciente altercado de seguridad vial que también podría incurrir en un delito. Siempre bajo la sombra de una relación cada vez más fría y distante con su madre y el esposo de ella. A su pesar, no se lo ha puesto fácil.