El motivo de este reencuentro con matices tiene un denominador común: Anabel Pantoja. Es ella, la sobrina de la tonadillera, hija del fallecido Bernardo Pantoja, la única figura destacada del clan que parece mantener la buena relación con el resto de la familia. Tanto como para que, aunque fuese a regañadientes, todos ellos se han desplazado hasta Gran Canaria para apoyarla ahora que afronta un momento delicado tras el ingreso hospitalario de su hija Alma.
El caso es que más allá de la preocupación que existe acerca del estado de la pequeña de apenas tres meses, el hecho de que una estirpe tan mediática como los Pantoja haya vuelto a coincidir en espacio y tiempo tras tantos desplantes ha acaparado gran parte de la atención. En ningún caso pareciera que lo han hecho de buena gana, por mucho cariño que le tengan a la 'influencer'. Basta con remitir a que, a pesar de haber estado todos en el archipiélago canario durante las últimas jornadas, Isabel Pantoja madre habría conseguido no cruzarse con ninguno de sus hijos.
Ni con Kiko Rivera, el mayor nacido de su matrimonio con el malogrado Francisco Rivera 'Paquirri', ni con la pequeña Isa Pantoja. Según se ha hecho saber desde el programa 'Vamos a ver', no ha habido ocasión para tan esperada reunión. ¿El motivo? Con indiferencia del afecto que todos ellos le profesan a Anabel, no parecen estar dispuestos a dar su brazo a torcer después de tantos desplantes, disputas y polémicas. Porque las tensiones entre ellos no vienen de ahora ni dan demasiado pie a una reconciliación. Y para entender cómo han llegado a este punto de -aparente- no retorno, basta con echar la vista atrás.
Del amor al desastre: el declive de la relación entre Isabel Pantoja y Kiko Rivera
No demasiado atrás, cabe decir. A fin de cuentas, los más seguidores de la trayectoria vital de la tonadillera sabrán de buena tinta que hubo un tiempo en el que sí reinaba la harmonía entre ella y sus vástagos. Sobre todo con el mayor de ellos. Con el paso de los años, Kiko pareciera haberse erigido en su ojito derecho, hasta el punto de compartir juntos momentos de lo más especiales. Incluso se animó la propia Isabel a recibirlo en directo desde los estudios de Mediaset allá por el 2011, cuando el 'DJ' terminó su aventura como concursante de 'Supervivientes'.
La historia se repitió a la inversa cuando fue Pantoja la que viajó hasta Honduras ocho años después. Quién hubiera augurado por entonces, cuando todo eran lágrimas de emoción y gestos de adoración, que todo terminaría saltando por los aires entre la artista y su 'pequeño del alma'. Además, por algo tan controvertido como los bienes que Paquirri legó a sus allegados tras fallecer. Una herencia que no era cualquiera y cuyos entresijos terminaron destapándose en el programa 'Cantora: la herencia envenenada', que se sirvió como el punto y final definitivo para el vínculo entre madre e hijo.
En noviembre de 2020, Kiko se pronunciaba en el espacio acerca del episodio que dinamitó la relación, y es que el agosto anterior descubrió que Isabel guardaba bajo llave en su finca los trajes de luces de su padre que la cantante aseguraba que habían sido robados. Primer engaño que se sumaba a otro más flagrante si cabe, que era el que concernía a la propiedad de Cantora, cuyo 47% fue heredado por el exconcursante de 'GH DÚO'. "Me parece lamentable que tenga que venir a un programa de televisión para enterarme de cosas que mi madre no se ha atrevido a contarme, me han engañado y me han robado a sabiendas de que lo estaban haciendo (...) No voy a poder perdonar a mi madre y mi padre desde donde esté, tampoco", confesó él.
El desgarrador relato de Isa Pantoja que explica su distancia con la familia
Sin lugar a dudas, el relato de la ruptura entre Isabel y su hijo es de lo más escabroso, aunque el que llevó a su otra hija a distanciarse de forma definitiva de ella tampoco se queda corto. Siempre con el matiz por delante de que la relación entre la intérprete de 'Marinero de luces' e Isa Pantoja, a la que adoptó en Perú en el año 1996, nunca fue sencillo. A priori, un vínculo difícil a raíz de la rebeldía propia de Isa, que no estaba de acuerdo con las normas impuestas por su progenitora. Tanto como para buscar, a toda costa, escapar de Cantora.
Y lo consiguió, tan pronto como con dieciocho años de edad se quedó embarazada de Alberto Isla, el que era su pareja por entonces. Allí comenzó su vida independiente, siempre acompañada por Dulce Delapiedra, la mujer que fue su cuidadora de niña y que ahora ha quedado reconvertida en máxima archienemiga de la artista. También su periplo por los platós, los 'realities', las exclusivas y la vida pública. De ser personaje hizo Isa su profesión, pero no fue hasta el 2024, ya con la relación rota con su hermano y su madre, que se atrevería a hablar abiertamente en '¡De viernes!' sobre algunos de los episodios más crudos de su infancia y adolescencia.
Situaciones límite que explican por qué, tras tantos intentos en busca de la concordia, la concursante de 'Supervivientes 2015', Isa no quiere saber nada de su familia. Entre ellos, la vez que Isabel Pantoja, para evitar que saliese de casa, le cortó el pelo con unas tijeras de cocina. O cuando tras instarla a visitar el ginecólogo para confirmar si había mantenido ya relaciones sexuales -y descubrir que así era-, pidió a Kiko que la rociase con agua de una manguera mientras le gritaba "sucia" y ella rezaba que la iba a "devolver a Perú". Confesiones desgarradoras sobre un amargo pasado que pesa demasiado. Confesiones que, bajo ningún concepto, la motivan para velar por un presente en común.