A Teodora le habría gustado que su padre, Constantino de Grecia, la llevase al altar. Que fuera él quien le dijera lo guapa que está vestida de novia y muchísimo que la quiere. Eso habría sido lo ideal. Sin embargo, la vida no siempre es ideal. El último rey de los griegos murió en enero de 2023, por lo que jamás podrá hacer realidad los sueños de su hija. Afortunadamente para esta princesa, tiene un hermano mayor que está encantado de suplir un hueco insustituible. Pablo, es el nuevo cabeza de familia, y quien le dará su brazo mientras le transmite seguridad de camino al altar. 

Pablo de Grecia es el segundo hijo de Constantino y de Ana María de Dinamarca. Al igual que sucede en la monarquía española; la ley sálica impide a la hermana mayor ser reina, si a posteriori, ha nacido algún hijo varón. En el caso de los griegos, la primera en nacer fue Alexia, y, apenas dos años más tarde, vino al mundo Pablo. 

pablo, el bebé de las revueltas

Constantino y Ana María de Dinamarca tuvieron un total de cinco hijos. Tras los nacimientos de Alexia y Pablo, llegaron Nicolás, Teodora y Felipe. Los pequeños fueron la gran alegría de las vidas de sus padres, sin embargo, vinieron al mundo en el momento de mayor inestabilidad política del país. En 1964, el hermano de la reina Sofía accede al trono y, tres años más tarde, mientras su mujer está embarazada de su heredero, estallan las primeras revueltas que conducirán al país a una república. 

Pablo de Grecia se encontraba en el útero materno cuando los insurgentes accedieron al palacio de Tatoi. Tras el golpe de Estado, la familia real huye y se refugia en Roma, desde donde tratan de pactar. Serán años de tensiones y de negociaciones que, finalmente, acaban con lo que todos conocemos, la abolición de la monarquía y un Constantino y su familia exiliados. En 1973, Isabel II de Inglaterra arropará a sus primos, a los que blinda y protege. A partir de entonces, la vida para Ana María y el resto de sus hijos trascurría a orillas del Támesis.

ana maría pablo
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La familia se instaló en londinense barrio de Hampstead, donde Constantino y Ana María, al fin, pudieron formar su hogar definitivo. Fue ahí donde los griegos volvieron a dar la bienvenida a dos hijos más, Teodora y Felipe.

Pablo había llegado a Londres con solo 7 años y sus padres tenían muy claro que tanto él como el resto de sus cuatro hijos debían conocer, admirar y respetar sus orígenes. Constantino se tomó muy en serio esta misión, por lo que creó el primer colegio helénico de la ciudad, donde puso en práctica numerosos principios en los que él había sido educado. Lengua, cultura, valores... el rey exiliado puso al servicio de sus vástagos todos aquello para ser un griego de pro, con la vista puesta en un prometedor futuro en el que toda la familia pudiera regresar a su añorado país.

El apoyo fundamental de doña Sofía y de su hijo Felipe

Y todo esto mientras la tía Sofía y tío Juan Carlos no les quitaban ojo. Sin duda, siempre fueron los grandes protegidos de los reyes españoles, que se volcaron para que a la familia de destronados no les faltara de absolutamente nada. El bienestar de Constantino y de todos los suyos se convirtió en la preocupación de la reina, que siempre favorecía que los primos se reunieran y compartieran recuerdos especiales. 

Por ejemplo, las vacaciones en Mallorca eran sagradas. De esta manera,  los primos pasaban juntos unas semanas de diversión y de asueto. De hecho, la consorte había mandado crear en Marivent un dormitorio enorme para que todos los primos durmieran juntos. El verano era la ocasión perfecta para que los primos estrecharan lazos, especialmente Felipe y Pablo, quienes, con una edad muy próxima, acabaron convirtiéndose en grandes confidentes y amigos. 

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Para Felipe VI, sus primos siempre han sido sus grandes amistades. Lo mismo que les sucede a sus hermanas. Cristina guarda una relación muy especial con Alexia, una proximidad que, a día de hoy, siguen manteniendo. Existe casi cierto corporativismo entre estos primos, que se defienden a toda costa, se tapan, se cuidan y se apoyan pase lo que pase; como si fueran miembros de una exclusiva sociedad secreta. Una máxima que siempre han hecho suya y que ahora, las generaciones más jóvenes, también repiten. Solo hay que ver a Irene Urdangarin y a Victoria Federica...

Precisamente, esta unión de casi hermandad llevó a Pablo y a Felipe a ser compañeros de piso. Durante 1992, los dos primos acudieron a la universidad de Georgetown, en Washington. Fue un curso inolvidable que les permitió alejarse de las imposturas de la corona y además, intimar con personas que les cambiarían la vida. En el caso del griego, con Marie-Chantal Miller. 

Marie-Chantal, la rica heredera que se convirtió en princesa

Pablo y Miller, la hija de uno de los grandes magnates de los ‘dutty free’, se habían conocido ese verano a través de un amigo en común, el banquero Alecko Papamarkou. El de origen griego insistía en que los dos jóvenes estaban hechos el uno para el otro. Tenía la certeza absoluta de que iban a encajar a la perfección. Pues bien, no se equivocó un ápice. Los tres coincidieron en el cumpleaños del hijo del naviero Stavros Niarchos y el flechazo fue absoluto. 

Dos meses más tarde, Marie-Chantal se mudaba de Londres a Estados Unidos para seguir conociendo al hombre del que se había enamorado. En esta época, la jovencita también ejerció de casamentera y le presentó la modelo Gigi Howard a Felipe. Ella era una gran amiga suya, y el entonces príncipe se enamoró enseguida. No sería la última maniquí en su vida, aunque esa es otra historia...

Pablo y Marie-Chantal Miller compartían una visión del mundo muy parecida, además, aspiraban a lo mismo: construir una enorme familia y, en base a ella, hacer girar su vida. Tardaron tres años en hacerlo realidad. La pareja se dio el ‘sí, quiero’ en la iglesia de Santa Sofía de Londres. En 1995, más de mil invitados presenciaron esta boda, que fue llevada a cabo por el rito ortodoxo. La inglesa no tuvo ningún problema en abrazar tanto la cultura como la religión de la familia de su marido, a la que siempre ha respetado y admirado. 

En 1996 nació su primera hija, Olimpia y, a los dos años, vino al mundo un niño  que recibió el nombre de su abuelo paterno. Olimpia, Constantino,  Aquiles, Odiseas y Arístides, los nombres que el matrimonio escogió para sus 5 hijos son todos de influencia griega, una manera de recordar a los pequeños parte de su herencia, para que estos nunca olviden de dónde vienen. 

Mudanza a Nueva York entre deseos de instalarse en Grecia

A pesar de no poder regresar a Grecia, la familia real se empeñaba en demostrar el cariño y la gratitud que siempre tendría hacia el pueblo helénico, mostrando una actitud dialogante y conciliadora, a pesar de haber tenido que sufrir el exilio. Un sentimiento que Marie-Chantal también ha entendido a la perfección y ha inculcado a sus vástagos. 

Letizia boda Tatiana
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Londres les vio crecer como familia y como profesionales. Pablo es un respetado banquero y Marie-Chantal, con un afinadísimo olfato para los negocios gracias a su herencia paterna, se ha convertido en una exitosa empresaria. La inglesa posee una marca de ropa infantil, de estilo tradicional y no apta para todos los bolsillos. 

En 2017, Pablo y los suyos inician una nueva vida en Nueva York. El hijo de Constantino y Ana María se convierte en uno de los socios de Ortelius Capital, una empresa de inversión, y Miller da un nuevo rumbo a su proyecto empresarial, extendiendo su negocio a pijamas y a ropa cómoda para estar en casa. 

En 2023, tras el fallecimiento de su padre, Pablo se convierte en nuevo jefe de la Casa Real. A partir de entonces, y dado que en 2004 los griegos permitieron a su familia real regresar al país, no cejará en su empeño de recuperar la nacionalidad helénica y, quizás, establecerse en Atenas, donde se imagina llevando una existencia de lo más cómoda y apacible. 

Para empezar, el sábado 28 vuelve a Grecia para ejercer de padrino en la boda ‘maldita’ de su hermana, quien se vio en la obligación de aplazar el enlace hasta en tres ocasiones. Pablo desea ser el gran talismán para Teodora, deseándole que su matrimonio sea tan feliz como el suyo. Este día, él será su nazar.