No hay nada más complicado que la heráldica británica. Seguramente las matemáticas o la física cuántica la exceda en complicación técnica, pero no práctica, puesto que si un número o una teoría científica es inmutable y siempre tiene el mismo valor, en la corona británica una misma persona puede ostentar muchos y muy diversos nombres, rangos, cargos, apelativos y responsabilidades a medida que cambia su historia y su familia. 

Podemos poner como ejemplo a Kate Middleton, que de ser una joven de clase alta británica, al casarse con Guillermo pasó a ser automáticamente Duquesa de Cambridge, y, cuando falleció la abuela del inglés y Carlos III ocupó el trono pasó a denominarse Princesa de Gales para, en el futuro, cuando ella esté en el trono, denominarse como reina. A eso se suma que también cuenta con los títulos nobiliarios de Duquesa de Cornualles, Duquesa de Rothesay (en Escocia), Condesa de Chester, Condesa de Carrick, Condesa de Strathearn, Baronesa de Renfrew Baronesa Carrickfergus (en Irlanda del Norte) y Señora de las Islas, muchos de ellos en conjunción con su marido. 

Carlos III y Camilla
Gtres

Como vemos, todos estos cargos se sobreponen, cambian y crecen a medida que su peso en la corona británica va creciendo. Y esto va a ocurrir también con la reina Camilla. La segunda mujer de Carlos III, cuya peculiar historia de amor conocemos de sobra, ahora está reinando junto a su marido, pero, ¿Qué pasará si lo sobrevive? Ahora que hay rumores sobre que el monarca podría no estar respondiendo del todo bien a su tratamiento por cáncer, queremos descubrir qué ocurrirá con la inglesa cuando su marido fallezca. 

¿Por qué no sería reina madre?

Hay un término que seguro que has escuchado en alguna ocasión para hacer referencia a las monarcas mayores que siguen ancladas a la corona aunque no son las que ostentan el trono en dicho momento: reina madre. Es muy sencillo, una reina madre es el título honorífico - pues en realidad no tiene mayor relevancia - que se otorga a una reina viuda que además es la madre del monarca reinante. Es decir, es una antigua reina consorte cuyo esposo, el rey, ha fallecido y cuyo hijo ha ascendido al trono. Por ejemplo, Doña Sofía aún es reina, puesto que Juan Carlos I no ha fallecido, pero en el caso de que ocurra, ese será su cargo. 

¿Por qué no se aplica a Camila Parker Bowles? Esta denominación no podría aplicarse a Camilla, puesto que, aunque efectivamente, en el caso de fallecer Carlos III, sería la viuda del mismo, pero no contaría como la madre del heredero que accedería al trono, Guillermo de Inglaterra, que como todo el mundo sabemos que su madre es la fallecida Diana de Gales.

Camilla
Gtres

¿Y cómo se llamaría entonces Camilla? 

En este caso concreto, a la monarca generalmente se le conocería como “reina viuda”, o en inglés como 'queen dowager'. En Inglaterra, es “un apelativo que utilizó por primera vez la reina Adelaida en 1830”, según explica Jorge C. Parcero, en la revista Vanitatis. Aunque actualmente, y con la relajación de normas y nomenclaturas, no es obligatorio indicarlo en el protocolo moderno, es decir, en el caso de que Camilla de Inglaterra sobreviva al Carlos III seguiría siendo llamada oficialmente como “Su Majestad la Reina Camilla”, y si se añade lo de viuda sería meramente anecdótico o como recurso estilístico.

La propia Camilla ha ido conquistando su cargo poco a poco, ya que en la actualidad, en vez de ser denominada como “reina consorte” que sería su título oficial, desde el Palacio de Buckingham se solicitó, cuando fue nombraba dama de la Orden de la Jarretera por la propia Isabel II antes de morir, que se quitara el apelativo extra y se considera únicamente reina. Así se pudo apreciar en la invitación al evento de coronación, que rezaba solamente: “Para conmemorar la coronación de Sus Majestades el Rey Carlos III y la Reina Camila”.

De la más odiada a querida reina 

La evolución de Camilla Parker Bowles dentro de la Familia Real británica, en los medios y la sociedad, ha estado llena de altibajos. Señalada como la villana en el que parecía un gran cuento de hadas protagonizado por Carlos de Inglaterra y Diana de Gales, que llegó a su fin, la inglesa soportó durante años de rechazo público, titulares muy duros y miradas de enfado. Pero el tiempo y una estrategia de comunicación sin precedentes han sido la clave para que eso cambie por completo.

Poco a poco, dejó de ser “la otra” para convertirse en un pilar inquebrantable de la monarquía británica, ganándose el respeto de aquellos que antes la despreciaba y demostró que su amor por Carlos era genuino y que su compromiso con la corona iba más allá del drama mediático. Siempre al lado de Carlos III, y con la agenda oficial siempre llena, ha sabido equilibrar tradición y modernidad, mientras que ha demostrado que el amor, y el trabajo lleno de implicación por su pueblo, todo lo puede.