Uno sabe cuando Naty Abascal está en casa. El tac tac tac de sus Aquazzura sonando contra el lujoso suelo de madera, advierte de su llegada. No hay duda, la ‘fashionista’ está de vuelta en su hogar.
Después, el icono de estilo, recorrerá los pasillos de su vivienda, ubicada en uno de los barrios con el metro cuadrado más caros de la capital. Se mirará en los espejos que pueblan las paredes y se atusará la melena. Impecable, perfecta. Después llegará al salón y el aroma del nuevo ramo de flores sorprenderá a sus sentidos ¿Son lirios? ¡Uno de sus favoritos! A continuación, cogerá uno de los libros sobre fotografía de moda que reposan en una de las señoriales mesas del salón, lo ojeará y se fijará en una imagen en concreto. Para observarla con más detenimiento, Naty Abascal se acercará a los grandes ventanales de madera de la estancia y se sentará en el cómodo sillón aguamarina para estudiarla a conciencia. Acaba de lograr la inspiración para su próxima sesión de fotos.
Clasicismo mezclado con toques de color
Este piso en Madrid es el mejor reflejo de la mujer que vive dentro. Es clásico, pero a la vez moderno, ecléctico, estiloso, plagado de recuerdos y de cultura. Hay arte por todos los rincones. Naty Abascal no quería un hogar ni soso ni aburrido, quería tener un espacio elegante, donde, las pinceladas de color estuvieran absolutamente presentes.
La casa de Naty Abascal destaca por estar plagada de libros; colecciones enteras de los grandes clásicos, que aportan continuidad y cohesión a estancias como el salón, donde sus librerías tienen un papel destacado. Ella es de las que piensa que no hay nada más sexy que la lectura y, juzgando por la alta población de sus estantes, ella es la más ‘hot’.
En paredes y en suelos es de las que apuesta por los tonos neutros, que proporcionan amplitud a las estancias, llenándolas de luz y de posibilidades decorativas. Prefiere dejar las locuras para los cuadros que cuelga de ellas. Algunas pinturas son regalos, otras, regalos que la tienen como musa y protagonista. De ahí que veamos imágenes de su pasado como modelo o retratos realizados grandes artistas de la fotografía como Richard Avedon.
La debilidad decorativa de Naty Abascal
Donde Naty Abascal se la juega y apuesta sin miedo es en objetos como los espejos. Le gustan los dorados y con un marcadísimo carácter barroco; de hecho, su buen gusto para la decoración quedó plasmado hace unos años en su primera incursión en este mundo, cuando diseñó un espejo de cuerpo entero y que, tal y como definieron en Arquitectura y Diseño, “había nacido con vocación de convertirse en objeto de deseo para el dormitorio o el vestidor”. Lo cierto es que a la experta en moda le gusta decorar cualquier estancia de su vivienda con ellos, ya sea el salón o un pasillo; puesto que sabe que es una solución que dota de mayor espacio visual, ampliando la percepción de la habitación.
"Me encanta el estilo barroco del espejo Romance. Es un espejo muy elegante y con mucho glamour que encaja a la perfección conmigo", dijo cuando promocionaba la pieza, que podía ser adquirida a través Westwing, la web de venta de mobiliario, donde las filigranas que bordeaban al marco dorado gustaron enormemente, tanto, que ya no está disponible.
El truco decorativo de Naty Abascal
Pero si Naty Abascal tiene un gran truco de decoración, ese es jugar con lo inesperado. Piezas que uno no esperaría encontrar ahí, como estampados animales o cojines de colores ácidos, sobre un mueble de estilo neoclásico y de lo más tradicional. Es exactamente lo mismo que hace con las prendas de ropa. Cuando ella confecciona un look, busca la sorpresa en el ojo de quien la mira; y siguiendo el mismo patrón, también lo hace en su casa. Donde uno solo esperaría una mesita de la madera más brillante, ella incluye unas piezas coloristas que recuerdan a la selva tropical. Y, por si todo esto fuera poco, añade lámparas con gran personalidad, cuyos pies son auténticas obras de arte, repletas de dorado y de guiños a la naturaleza.
Materiales ricos como el jade, las maderas nobles y el mármol más exclusivo pueblan este piso en la Milla de Oro madrileña. Naty Abascal lleva años haciendo de esta vivienda un espacio único, que la represente al cien por cien, y lo ha conseguido más que de sobra. Es su santuario, su refugio, su lugar de inspiración pero, además, un lugar para ser compartido con los más allegados. La musa de Valentino no abre a cualquiera las puertas de su casa; tan solo aquellos que son dignos de su absoluta confianza, merecen disfrutarlo.
La flor de su secreto: su vestidor
Pero si hay un espacio privado en esa casa de suelos de madera, ese el vestidor de su propietaria. Naty Abascal posee una de las mayores colecciones de piezas de diseñador de España. Como el que invierte en arte, ella ha invertido en ropa; prendas que son en sí mismas objetos de auténtico culto y que luce como nadie. Aun así, para ella lo más importante no son las prendas, sino las historias que estas guardan.
"Lo mejor que poseo no es una prenda en sí, sino el recuerdo que cada una de ellas me suscita. Por eso me encantan, porque son como mi vida. Existen momentos buenos y momentos malos, y todos forman parte de ti. Sé cuándo, cómo y con quién llevaba cada cosa", contó a la revista Elle.
Naty es, simplemente, Naty. Maximalista, con un don para los colores y las formas, de gusto refinado y una manera de vestirse y de presentarse al mundo que traspasa modas y tendencias. Es única y es especial, y su hogar no lo podría reflejar mejor.