Como si de la protagonista de una telenovela se tratase, Kate Middleton ha puesto a la Casa Real británica en el centro de todas las miradas. La prensa internacional, la crónica 'royal' y todos los observadores de la Corona no pierden detalle sobre cada novedad publicada sobre la Princesa de Gales. Informaciones y documentos audiovisuales que se vierten entre las gentes con cuentagotas. A cada cual menos intuitivo, a cada cual más desconcertante. Desde el pasado enero, persiste en el imaginario colectivo la duda perenne sobre las '5W', que se dice en inglés, que incumben a la esposa de Guillermo. Esas máximas que plantean el qué, el cómo, el cuándo, el dónde y el porqué. La gran mayoría, todavía sin respuesta.
Lo cierto es que, si algo puede sacar en claro la institución después de los últimos acontecimientos, eso es que el hermetismo no ha sido la estrategia propicia. Un ejercicio de ocultar la realidad, con la excusa de salvaguardar la intimidad de la nuera de Carlos III después de su misterioso paso por quirófano. Tres palabras para justificarlo: cirugía abdominal planificada. Un lugar en el que quedarse: The London Clinic. Y una —no demasiado alentadora— mirada al futuro, con los días posteriores a la Semana Santa como momento ideal para su 'vuelta al trabajo' tras la convalecencia.
No obstante, su desaparición total de la vida pública hasta hace bien poco ha terminado por convertir en un catalizador de teorías de la conspiración. Con la intención aparente de calmar a las masas, instantáneas extrañas e incluso manipuladas y mensajes preocupantes han terminado Nimiedades aparentes que podrían quedar en simple rumorología, pero que han terminado derivando en una crisis de reputación sin precedentes para con la imagen pública de la dinastía.
Hablamos con Una experta en protocolo para conocer el nuevo escenario 'royal'
La rectitud y el respeto por las obligaciones que Isabel II consiguió transmitir desde su soberanía parece ahora haberse esfumado. Al fin y al cabo, en cuestión de meses, toda organización previa ha quedado en barbecho. También, y a pesar de algunas apariciones contadas, con el Rey fuera de combate durante su tratamiento contra el cáncer. Camilla y Guillermo al mando, mientras un halo de secretos cada vez más bizarros envuelve el estado actual de la duquesa de Cambridge. Tras meses guardando silencio sobre su paradero o mejoría en la recuperación de la intervención, y justo cuando más comenzaba a dudarse de que todo estuviera yendo tan bien, el Palacio de Kensington apostaba por mover ficha.
Lo hacía, eso sí, después de que un fotógrafo captase la imagen más buscada. La de Kate Middleton fuera de casa, dentro de un coche junto a su madre, sin la pompa real y oculta tras unas enormes gafas de sol oscuras. Para aportar una dosis de sosiego en los días posteriores, la cuenta oficial de Instagram de los príncipes de Gales apostaba por compartir la imagen de la discordia. ¿Quién hubiera dicho que esta fotografía traería tanta cola? Con lo bien que lucen los príncipes George, Charlotte y Louis junto a mamá en esta estampa captura por papá Guillermo con motivo del Día de la Madre. Demasiado bien, de hecho. Está manipulada.
No tuvo más remedio la Casa Real que admitirlo después de que algunas agencias de noticias tan reputadas como Reuters o Associated Press se vieran forzadas a retirar la imagen por evidentes signos de edición. Y de qué manera. "Como muchos fotógrafos aficionados, de vez en cuando experimento con la edición. Quería expresar mis disculpas por cualquier confusión que haya causado la fotografía familiar que compartimos ayer", compartieron después del enésimo revuelo generado. El último de una interminable ristra de palos de ciego firmado por 'C', de Catherine. Para conocer un poco mejor cuáles pueden ser las consecuencias de esta surrealista narrativa, desde CLARA nos hemos puesto en contacto con Maria José Gómez Verdú, manager director de 'Protocolo y Etiqueta'.
"El principal problema desde el inicio ha sido la falta de comunicación, del problema de Kate, con la prensa y el pueblo británico. Un mutismo que es normal en cuanto a problemas de salud dentro de la casa real, ya que lo consideran problemas personales", contextualiza nuestra experta, para después añadir que "la enfermedad del Rey Carlos III, según mi opinión, se hizo público para tapar los rumores y especulaciones de Kate. (...) Ella es la gran joya de la corona, la mejor valorada dentro de la casa real británica y más querida por el pueblo". Y si bien la prensa había aceptado las condiciones impuestas por Kensington, "la primera foto de Kate con su madre en el coche dio lugar a muchas especulaciones, lo que hizo aumentar aún más la presión sobre los Príncipes de Gales".
En el intento fallido de que "esa presión bajase y la prensa se calmase y el pueblo no especulase tanto", se compartía la foto por el Día de la Madre. A ojos de Maria José, "un gran error, sobre todo porque desde Kensington saben que los medios de comunicación no aceptan fotos retocadas (...) que ha hecho enfurecer aún más a la prensa". Las mentiras, que "han hecho que el pueblo británico y sobre todo la prensa se hayan sentido traicionados" hasta "un estado de daño de la imagen y confianza de la Corona en Inglaterra". Consecuencias terribles que podrían haberse paliado con gestos tan sencillos como "un video por 'Zoom' o por las redes sociales, donde se vea a la princesa mandar un saludo de agradecimiento a todos los que la han apoyado" como si ha sucedido con Carlos III. Eso o, cuando se la ha captado en el coche, "bajar la ventana y mandar un saludo con una sonrisa, algo que comunique que ella está bien y que no se está ocultando nada extraño".
"No puedes pasar del 'no comunico nada y pido respeto' a enviar una foto modificada a todos los medios, para que dejen de especular. Un error grave que les costará reparar", sentencia nuestra experta. Lo anterior, además de una predicción clave sobre la única vía posible para que este escándalo llegue a su fin: "Todo terminará cuando Kate vuelva a la vida pública (...). Con sus apariciones y su cercanía con el pueblo irá reparando el daño causado a la imagen de la Corona".
Las primeras muestras del malestar británico ya están en la calle
Más allá de los supuestos, lo cierto es que ya ha habido muestras de descontento por parte de algunos sectores de la población inglesa. Un gesto prácticamente inédito entre los súbditos de la Corona británica, pues, a diferencia de la diversidad de opiniones que se da en otros territorios el continente europeo, lo cierto es que el grueso de ciudadanos del Reino Unido ha acostumbrado a estar del lado de la monarquía. Al menos, así fue durante las más de siete décadas que Isabel II reinó, pero nada más lejos de la realidad contemporánea.
El pasado 11 de marzo, y bajo el pretexto de un día tan señalado para la monarquía del país como lo es el de la Commonwealth, un grupo de manifestantes se reunía ante la Abadía de Westminster para protestar contra la Casa Real. Consignas incendiarias como 'Abajo la corona'. El claro ejemplo de que el malestar ya es una realidad y, de hecho, está en las calles. ¿Podrán los Windsor salvaguardar el cariño que aún les profese el pueblo, o acabará bajo mínimos u popularidad? Solo el tiempo y sus próximas acciones marcarán el devenir final de los acontecimientos.