Cuando hablamos de cuentos de princesas, siempre, cerca de ellas, encontramos el personaje recurrente de la madrastra, que suele ser el contrapunto malvado de la trama. ¿Pero qué ocurre en la vida real? Pues la princesa más famosa y mítica de la historia ‘royal’ en Europa, con permiso de Sissi Emperatriz, resulta que también tuvo una madrastra muy especial y con una historia mucho menos conocida.
Sabemos todos y cada uno de los detalles alrededor de la vida de Lady Di. Se podría decir que ella misma encarnó en propia piel todos los cuentos clásicos de chicas que se convierten en princesas, sufren por amor, y encuentran un final trágico e inesperado que las convierte en leyenda. Y si ahondamos un poquito más en su historia personal, descubrimos que ella también tuvo su propia madrastra.
Aunque no podemos tildarla de “bruja” como en muchos de estos cuentos que comentamos, lo cierto es que sí tenía un carácter complicado y la relación entre Diana y su madrastra, Raine Spencer, pasó por muchos altibajos debido al temperamento de ambas y a la forma en la que se juntaron sus destinos. Descubrimos aquí un poco mejor quién es esta mujer que marcó la personalidad de Lady Di.
Aristócrata y política
Su nombre era Raine McCorquodale - y pasó a denominarse Raine Spencer tras contraer matrimonio con el padre de Diana. Nació el 9 de septiembre del año 1929 en Londres y era hija del oficial del ejército Alexander McCorquodale y de la escritora tremendamente reconociday con más de 700 novelas publicadas y traducidas a diversos idiomas Barbara Cartlan. Al “honor” de su padre, se unió la “fama” de su madre, por lo que era una familia, además de muy respetada, tremendamente famosa. Eso hizo que la joven creciera formándose una personalidad propia y con muchísimo carácter.
Gracias a su abolengo y a su personalidad, consiguió acceder a la aristocracia rápidamente cuando se casó con Gerald Legge, el noveno conde de Dartmouth, con quien tuvo cuatro hijos. Pero su ambición no quedó ahí, puesto que también decidió dedicarse a la política, trabajando en cargos públicos desde muy joven, como en el Consejo de la ciudad de Westminster por el partido Conservador y después como concejala del Consejo del Gran Londres. Además, también fue una gran filántropa, sobre todo especializada en el mundo de la restauración y de poner en valor y preservar edificios históricos.
Una vida nueva al conocer a los Spencer
Su vida dio un giro de 180 grados cuando se casó con John Spencer, el conde de Spencer y padre de Diana, en el año 1976, convirtiéndose así directamente en la madrastra de la que se convertiría en Princesa de Gales. Esto se produjo diez años después del tumultuoso divorcio, muy complicado y seguido por la prensa, entre el padre de Diana y su madre, Frances Roche, en el año 1967.
El matrimonio entre Raine y John no surgió de casualidad, sino que su relación, que comenzó en la clandestinidad, fue creciendo poco a poco, ya que se movían dentro del mismo círculo social en Londres. Fueron muchos años de contacto indirecto debido a que ambos compartían intereses similares, como el amor por el arte y la preservación de propiedades históricas, que los llevaba a coincidir en los mismos eventos.
Reticencias al llegar a la familia y el fuerte carácter de la madrastra
Pero debido a su fuerte carácter, no fue muy bien recibida por el resto de la familia de su marido, y Diana y sus hermanos no encajaban del todo con la recién llegada, con la que rápidamente marcaron distancia. Tal fue el desapego que, además de no acudir ninguno de los hijos del aristócrata a la propia boda de su padre con Raine, llegaron a llamarla “Acid Raine", en un apodo que ponía en el foco el temperamento de la nueva esposa de su padre.
Por su parte, la propia Raine tampoco facilitó las cosas. Se hizo al mando por completo de Althorp, la residencia familiar de los Spencer, e incluso, cuando el conde sufrió un derrame cerebral en el año 1978, incluso impidió el acceso de sus hijos para visitarlo.
Esto tensó tanto las cosas, que hasta, se rumorea, llegaron a existir discusiones muy fuertes (empujones incluidos) entre la madrastra con los hijos del conde. De hecho, Raine no tuvo ningún sitio preferente en el enlace real que unió a Lady Diana con Carlos en Westminster. Además, tampoco le sentó muy bien que volviera a casarse tras la muerte de este segundo marido, con otro conde, Jean Francois Pineton de Chambrun.
Reconciliación durante su madurez
Pero la relación de tirantez entre Lady Di y su madrastra, Raine Spencer, no duró toda la vida y la relación entre ellas mejoró mucho con el tiempo, llegando incluso a convertirse en confidentes en los momentos más complicados de Diana.
Fue tras la dura separación de la entonces Princesa de Gales con el Príncipe Carlos, en una ruptura envuelta en mil dramas y completamente vigilada por la prensa. En ese momento, cuando Diana volvió al refugio de su familia, consiguió conectar con su madrastra de una forma diferente, en parte, quizá, por lo que significaba compartir una depresión amorosa, como la que había vivido Raine con su primer marido.
Sentimiento de culpa de la abuela
Y hay un detalle que demuestra cómo la propia abuelastra de Diana, la madre de Raine, también sentía unas altísimas dosis de cariño hacia Diana. De hecho, en una de sus declaraciones tras la muerte de la ‘royal’, la abuelastra dijo sentirse un poco culpable de que hubiera sido tan desdichada. Así lo explica Mónica Sánchez en la revista Hola: “llegó a confesar al diario británico The Daily Telegraph: “Me atrevo a decir que es mi culpa”. Se refería al final del cuento de hadas entre Diana y Carlos de Inglaterra. Lady Diana devoraba sus novelas y quiso que, como en ellas, los príncipes azules fueran eternamente fieles y detallistas. Cuando se topó con la realidad, no pudo soportarla”.