El 12 de agosto, y en plenas vacaciones privadas del núcleo duro de la Casa Real española, veía la luz una triste noticia. Juan Gómez-Acebo, el segundo hijo de la infanta Pilar de Borbón, fallecía a causa de un cáncer que padecía y no trascendía. Un mazazo para los Borbones que ha coincidido con un tiempo complicado por las vacaciones y la imposibilidad de desplazarse para asistir a tanatorios y funerales. Será el próximo jueves 15 cuando tenga lugar el primer entierro, el "íntimo" antes de la misa de septiembre, pero será sin el Rey. El soberano debe viajar a la República Dominicana para la toma de posesión del nuevo Presidente electo. Pero... ¿Qué hay de Letizia?

No, a ella tampoco se la espera, aunque siempre haya cabida para las sorpresas de última hora. Sea como fuere, es innegable que ella y los  nunca ha tenido buena sintonía con ese sector de la familia de su marido. Y eso que el pasado sábado 2 de marzo, cinco meses atrás, la Reina hizo de tripas corazón y dio su brazo a torcer. Habría sido un escándalo si no lo hubiera hecho. Y ella, en ese punto de su vida, bastante tenía con lo que tenía. Cómo para añadir una polémica más a sus espaldas.

El 2 de marzo, Fernando Gómez-Acebo, el hermano menor de Juan, falleció a los 49 años y dejaba a nuestros 'royals' desolados. Su primo Felipe había podido despedirse de él tan solo unas horas antes; cuando supo que el quinto hijo menor de Pilar de Borbón no saldría adelante de esa afección pulmonar que llevaba años arrastrando. Esa misma madrugada, Fernando fallecía y su familia se volcaba en su despedida. Y fue entonces cuando a su prima política, la reina Letizia, no le quedó otra alternativa que respirar hondo y tragar saliva. 

El frío pésame de Letizia a los primos de felipe

Llegaron tarde, tardísimo. Pocos esperaban ver ya a Letizia en la capilla ardiente de Fernando. Los Reyes llegaron justo para la misa que se celebraba a las 8 de la tarde. Ni un rato antes. La infanta Elena llevaba en el tanatorio desde el medio día. Se había acercado a eso de la una de la tarde para arropar a sus primos en la triste pérdida; y no se había marchado a casa. Felipe y Letizia llegaron con el tiempo justo para decir el “y con tu espíritu”. 

Vimos a una Letizia con el rostro serio, lo que se exige en estas circunstancias y más cuando el que ha fallecido es tan joven. Rictus compungidos y saludos a la llegada. Mucha solemnidad y pero poco calor

Letizia
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Letizia y Felipe, a su llegada a la capilla ardiente de Fernando Gómez Acebo

Al día siguiente, cuando tuvo lugar el último adiós y la familia volvió a reunirse, Felipe llegaba solo. Letizia ya había cumplido. No iría a la cremación. Dejó a la familia de su marido y ella, mientras, se dedicaría a otros menesteres. ¿Cuáles? No trascendieron, como casi nada de lo que respecta a su vida privada. 

Los desplantes de Letizia a los Gómez Acebo

Esta no es la primera ausencia de Letizia en algo relacionado con los hijos de la infanta Pilar. Para nada. De hecho, la Reina atesora un largo historial de ausencias, plantones y feos que dejan en evidencia cuál es su auténtica relación con los hermanos de Simoneta Gómez-Acebo

Mientras que Elena, Cristina y el propio Felipe siempre se han mostrado muy unidos a sus primos españoles, los de la parte Borbón, Letizia ha vivido un poco ajena a esta cercanía. Al principio no tanto, pero, con el paso de los años, esto se intensificó. Las comidas de primos, las salidas todos juntos o, simplemente, los eventos familiares se le antojan completamente lejanos. No quiere saber nada de ellos, y, a raíz de los escándalos del emérito, mucho menos. Todo lo que rezume vínculos borbones… ¡Lejos!

Letizia simoneta gomez acebo
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Ya vimos que la tensión entre Letizia y su suegro en máxima el pasado febrero. En el funeral por la memoria de Constantino de Grecia, Juan Carlos y la Reina compartieron espacio pero no conversación. Cada uno a lo suyo y la asturiana marcando distancias a la hora de salir. Su compromiso a la hora de lavar la imagen de la Corona española es tal, que se lo ha tomado como una cruzada personal. Y, para que esta quede reluciente, debe quedar prístinamente claro que no hay ningún vínculo con el monarca anterior

Pero, ¿hay más? La última vez que Letizia coincidió con los primos de Felipe fue en otra despedida. En 2020, la reina, del brazo de su marido, acudía a la despedida de Pilar de Borbón, hermana de Juan Carlos y matriarca de los Gómez-Acebo. De funeral en funeral; porque en los eventos de corte más alegre, como cumpleaños y fiestas, Letizia suele dejar solo al Rey.

Letizia ni estuvo ni se la esperó en la Primera Comunión de una de las hijas de Simoneta Gómez-Acebo, lo que hizo disparar todas las alarmas. Entre ellas pasaba algo. Una ausencia más que llamativa, si tenemos en cuenta que Felipe era el padrino de la pequeña… Este marcó el inicio de una relación tan gélida como inexistente. 

Ni con Simoneta, pero tampoco con Beltrán. Cuando este hijo de la infanta Pilar contrajo matrimonio, Letizia (en esta ocasión tampoco Felipe) presenció el 'sí, quiero'. Y tampoco vio a los vástagos de este tomar la ostia consagrada. La Reina se ha perdido innumerables momentos felices de los Gómez-Acebo y solo parece acudir cuando es cuestión de fuerza mayor. Fue el caso de Fernando el que demostró que no hay fuerza mayor que una muerte, aunque el escenario actual es bien distinto. En pleno agosto y retirada de la vida pública después de semanas de apariciones públicas en Mallorca y en París por los Juegos Olímpicos, no se prevé un inminente regreso a escena por el último adiós a Juan.