Aunque una vez más haya optado 'La Firma' por valerse del silencio, de poco servirá esta vez para apaciguar la preocupación popular. En un 2024 de lo más convulso para la familia real británica, marcado por siempre por los achaques de salud que han afrontado algunos de sus miembros más destacados, la segunda quincena de noviembre ha vuelto a revolver la crónica 'royal'. ¿El motivo? Un asalto al castillo de Windsor.
Tal y como se lee. Una de las residencias de la realeza inglesa, presumiblemente siempre protegida por los mejores equipos de seguridad para evitar cualquier daño o perjuicio, ha resultado allanada por nada más y nada menos que un grupo de enmascarados. Constancia de ello ha quedado en la prensa internacional, que tan pronto como ha saltado la noticia ha comenzado a indagar en este asunto que ha tocado muy de cerca a los príncipes de Gales.
Y es que a pesar de que el complejo de la finca de Windsor comprende distintas viviendas de paso para algunos de los próximos a la Corona -véase el caso del rey Carlos III y su mujer Camilla, que prefieren alojarse en el edificio principal-, tanto el príncipe Guillermo y su mujer Kate Middleton tienen fijada allí su residencia. Es decir, Adelaide Cottage, la casa en la que viven de forma habitual, está dentro del perímetro vulnerado por este grupo de ladrones del que cada vez se conocen más detalles. Sobre ellos, y sobre sus actos vandálicos, claro está.
Todo lo que se sabe sobre el asalto a Windsor
Medios como la revista británica 'Hello!' han sido los que más información han aportado acerca de estos agresores que saltaron la valla exterior. De hecho, se ha hecho saber que forzaron la puerta que el príncipe Guillermo utiliza de forma habitual para entrar y salir y por la que, sin miramientos, lograron colarse en la propiedad de la Familia Real. "Entraron en un edificio de una granja", reza el texto difundido por la publicación, en el que también se apunta que "se llevaron una camioneta Isuzu y un quad rojo" y que "luego se dirigieron hacia la zona de Old Windsor/Datchet".
Es reseñable el hecho de que "no se han realizado arrestos" a pesar de que sí "hay una investigación en curso" tal y como ha podido conocer la revista inglesa vía fuentes policiales. Sea como fuere, y con relación al perfil de estos peligrosos asaltantes, el tabloide 'Daily Mail' ha puesto sobre la mesa que, para conseguir traspasar los férreos muros de palacio, "los asaltantes debieron estar observando los movimientos" desde tiempo atrás. Con el añadido de que recientemente se ha hecho efectiva la eliminación de los oficiales armados.
De todo lo anterior, como es evidente, se generan infinidad de preguntas. Entre ellas, cómo puede ser que las personas que se encargan de cuidar el espacio y evitar incidentes como este no se dieran cuenta. ¿Acaso no sonó la alarma? Bien, si sonó. Así se constata también en el relato del devenir de los acontecimientos que ya es de dominio público, pero el sonido de alerta no se generó hasta que la puerta de seguridad que forzaron quedó totalmente destrozada. Es por eso que, hasta el pitido entró en juego, no había impedimento alguno para rondar por la zona como si nada.
Kate, Guillermo y sus hijos lo vivieron de cerca
Sin duda, no deja de resultar de lo más impactante que estos delincuentes pudieran campar a sus anchas por un entorno tan blindado como lo es el palacio de Windsor. Eso y que, aunque la vulneración de la intimidad y el susto aplica a todos, el núcleo familiar que habría lidiado con el asalto más de cerca es el que forman los duques de Cambridge. Por algo tan sencillo como que, tal y como ha señalado el oficial de policía al mando del caso, "era una noche de domingo, de modo que tanto la princesa como los príncipes deberían estar ya en la cama".
No es de extrañar que la preocupación por los príncipes y sus vástagos sea máxima, pues de acuerdo con la información difundida, pese a que se presuma un momento tan delicado como controlado desde la Casa Real. Al menos, esa es la lectura, puesto que de nuevo la determinación desde Buckingham es no hablar al respecto. Mantener la compostura, guardar discreción y dejar que el alarmismo se apague solo.
Eso sí, esta vez con un precedente, pues no es la primera vez que se tercia un hecho de estas características. Sin ir más lejos, en la Navidad del pasado 2021, el sistema de protección a los presentes en palacio se vio nuevamente comprometida cuando un intruso armado se coló en palacio para acabar con la vida de Isabel II mientras la Reina celebraba las fiestas con su familia. Afortunadamente, nadie resultó herido. Esta vez tampoco... Pero los observadores de la Corona asisten perplejos a una nueva vulneración de su seguridad que podría haber terminado en desastre.