Hay piezas que tienen muchísimo valor económico, pero aún más sentimental. Esto es lo que ocurre con algunas de las joyas y recuerdos que dejó tras morir Lady Diana de Gales, una de las ‘royals’ más queridas y que ha dejado un legado propio no solamente en la corona británica, sino en todo el mundo. La rosa inglesa, como la definió Elton John en la canción que escribió para su funeral se ha convertido en un icono que pervivirá por siempre, y sus objetos de valor también.
Su hijos Guillermo y Harry, ya grandes como dos hombres maduros, y con sus propias familias, siguen recordando con cariño a su madre que abono este mundo demasiado pronto, cuando eran adolescentes. Por eso, guardan con cariño algunos de sus imborrables recuerdos y objetos de valor. Es lo que ocurre con las joyas de la británica, que ahora son de las consortes de los príncipes y en el futuro pasarán a ser de sus hijos.
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No cabe duda de que los aún pequeños William, Charlotte y Louis, los hijos de Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton, conservarán con cariño las piezas de su abuela. Al otro lado del charco, los hijos de Harry y Meghan Markle, aunque alejados un poco de la familia real, también podrán disfrutar de algunas de las míticas posesiones de su abuela. Pero hay una pieza en concreto, con una curiosa historia que, además de incrementar sus recuerdos, también hará que crezca su patrimonio.
El reloj favorito de Lady Diana
La personalidad de Diana de Gales quedó más que clara a lo largo de su vida dentro y fuera de la monarquía británica: Sencilla, elegante y clásica. Así era su estilo de vida, su atuendo y, pro supuesto, sus joyas. Hubo un reloj que, siguiendo estos parámetros se convirtió en sus favoritos. Se trata del modelo Cartier French Tank que fue diseñado en el año 1917 de la mano del propio Louis Cartier, quien encontró inspiración en un símbolo inesperado: los tanques Renault que avanzaban imponentes durante la Primera Guerra Mundial y que consiguieron la derrota de los alemanes en la Batalla del Somme.
Su estética minimalista y estilo clásico y atemporal ha conquistado las muñecas de mujeres de gran renombre, sobre todo muy vinculadas con una imagen pública impecable, como la propia Lady Di, o la mismísima Jackie Kennedy, y más recientemente Michel Obama, demostrando que es un diseño que conquista por igual a las mujeres poderosas de todo el mundo. El propio Andy Warhol puso en valor lo icónico de esta pieza con esta frase que ha pasado a la historia: “No llevo un reloj Tank para ver la hora. De hecho, nunca le doy cuerda. Llevo un Tank porque es el que hay que llevar”.
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Se vio muchas veces a la princesa de corazones luciendo este reloj que según cuentan fue un regalo de su padre, el octavo conde Spencer, en los años 80. Pero sería a mediados de los 90, ya separada de Carlos III, cuando empezó a llevar su reloj favorito más a menudo, demostrando así una nueva forma de tomar sus decisiones y poner en valor su historia personal desvinculándose de la realeza. “La princesa Diana solía llevar este diseño clásico con una correa de piel negra. Para ocasiones más formales optaba por un Tank Française de oro tipo joya”, explica la experta en joyas Rachel Garrahan.
Intercambio de joyas
¿Y dónde está ahora este reloj de Lady Di? Parece ser que estaría en manos de los Susseex, puesto que, según explicó el exmayordomo real Paul Burrell, al morir Diana Spencer, los hijos repartieron las joyas de herencia de su madre y, mientras Guillermo se quedó con este reloj, el pequeño Harry se quedó con el anillo de compromiso de zafiro. Pero como el heredero del trono conoció primero a Kate Middleton y el hermano pequeño también adoraba a la británica, decidieron intercambiar la joyas para que su hermano mayor pudiera pedir matrimonio a Kate con el anillo de su madre.
También el de Meghan Markle… Y para su hija
Mucho después, al otro lado del charco, y años antes de conocer el futuro que la uniría con la ‘royal’ de forma más que personal, Meghan Markle, una joven y prometedora actriz norteamericana, decidía comprar también un reloj Cartier para empezar a invertir lo que estaba ganando gracias a su presencia en series tan admiradas como ‘Suits’.
Fue en el año 2012 y, por supuesto y como os podéis imaginar, también se trata del modelo Cartier French Tank, que la actriz adquirió en oro amarillo. Meghan Markle, en aquel momento, y como símbolo de poder personal y de un regalo hacia ella misma que se había trabajado durante años, decidió grabar una inscripción dentro del reloj para recordar siempre su empoderamiento personal: “To M.M. From M.M.”
La ESPECTACULAR herencia de Lilibeth
No cabe duda de que este precioso reloj es uno de los modelos más emblemáticos de la marca de joyas, pero la casualidad, cuanto menos, es sorprendente. Al igual que Lady Di hizo con sus hijos, recientemente, la esposa del príncipe Henry ha dejado muy claro que está guardando este reloj tan especial como herencia. Ahora tiene un valor aproximado de 24.000 dólares, por lo que lo cuida con mimo y cuidado para dejárselo como legado a su hija Lilibeth. “Eso es lo que hace especiales a las piezas: la conexión que tienes con ellas”, explicó.
Sumándose así a la herencia que recibirá por parte de su abuela paterna y el ala real de su familia. Así que la heredera tendrá dos de estas piezas de alta gama, el de su abuela y el de su madre. Lo que está claro es que la pequeña Lilibeth, cuando solo cuenta con 3 años, ya tiene asegurado un joyero heredado de lo más interesante.
No solamente por las joyas históricas de la familia Windsor o Spencer, sino también por la gran predilección de su madre por piezas de alta gama. Meghan Markle posee una impresionante colección de joyas, entre las que destaca su anillo de compromiso con tres diamantes, uno de ellos de Botswana, un lugar especial para la pareja. También ha lucido piezas icónicas como los pendientes de su boda, una exclusiva pulsera de Cartier y el collar Juste un Clou, una joya de lujo con 57 diamantes que supera los 15.000 euros.