La emoción fue máxima desde el momento en el que Telecinco hizo saber que con el final del 2023 llegaría también el final de la etapa profesional de Pedro Piqueras en la cadena. El veterano periodista se jubilaba por fin, tras diecisiete años al frente de los servicios informativos de la privada y dejando un importante hueco vacío en la plantilla de presentadores. El de la edición de la noche, la del 'prime time'. Una grandiosa responsabilidad que no cualquier podría asumir. Y el elegido resultó ser Carlos Franganillo.
El del ovetense era un nombre que no todo el mundo conocía en el momento en el que su inminente llegada a Telecinco se anunció. El caso es que no era arbitrario que él fuese el seleccionado por Mediaset. A sus entonces 43 años contaba ya el periodista con una dilatada trayectoria en el sector de la información. Desde sus inicios en el diario 'La Nueva España' hasta su última etapa en el 'Telediario' de TVE, con experiencia como corresponsal y enviado especial y unos tantos premios a su espalda.
El caso es que, más allá de su recorrido en los medios, poco o nada había trascendido sobre su vida privada hasta el momento. Discreto como otros tantos de sus compañeros de profesión, el asturiano procura en todo momento separar lo laboral de lo personal. No obstante, persiste el interés por conocer cómo es en las distancias cortas el encargado de informar a los televidentes de la actualidad de lunes a viernes. Y es ahí cuando se descubre que, en realidad, Franganillo no es más que un padre de familia que adora pasar tiempo con los suyos.
Su mujer Ana, fiel compañera de vida (y de viajes)
Porque sí, el encargado de coger el relevo a Piqueras el pasado 15 de enero de 2024 ya hace algunos años que formó su propia familia. Ese núcleo duro de incondicionales con los que desconecta de su labor entre platós, focos, cámaras y últimas horas que comienza con su esposa. Ana Ortega, natural de Galicia y jefa de la Unidad de Innovación del Grupo ONCE, es la mujer con la que se casó hace ya más de una década. Fue en el año 2011.
Desde que entonaron el 'sí, quiero' han pasado muchas cosas. Hasta el punto de que ella, que en sus redes sociales se define como 'multitasker' -es decir, capaz de hacer varias tareas de forma simultánea-, se ha convertido en su mejor compañera de aventuras. Incluso en esas etapas en las que Carlos ha tenido que desplazarse de un lado a otro del globo dada su profesión. Siempre han permanecido unidos, y fruto de ese vínculo inquebrantable han nacido sus hijos.
Hijos que son cuatro, comenzando por Mateo y Santi, los mayores de la casa. Ambos nacieron durante esos años 'itinerantes' tan especiales de Franganillo. Por contra, los dos más pequeños llegaron al mundo una vez que habían regresado a España para quedarse. Se completaba así esa familia numerosa que, de acuerdo con sus propias declaraciones, ni él ni su pareja tienen intención de seguir ampliando.
De su afición por correr a los platos que mejor cocina
Están conformes con ser seis en casa, que ya es suficiente. A veces incluso demasiado, como bien señaló el propio Carlos en una entrevista concedida a 'El Mundo' en agosto de 2022, "las demandas familiares son tan intensas que apenas tengo tiempo". Tiempo para disfrutar de sus propias aficiones, claro está. ¿Y cuáles son esas aficiones? Leer "a ratos" y la música. "Me interesan desde el 'country' o el 'folk' hasta la electrónica o la copla (...). Casi siempre evito lo que está de moda en ese momento", refería en el medio antes citado.
Todo lo anterior, además de "correr para tratar de estar en forma". Vaya, que Franganillo es todo un 'runner', aunque quién hubiera augurado que también es un cocinillas. Concretamente, y tal y como él mismo señaló en esta charla con Javier Cid, "preparo bien tres o cuatro platos (...). Cosas sólidas y de cuchara". "Arroces, callos", comenzaba exponiendo, para después remitir a su elaboración estrella dado su origen: "Por supuesto la fabada, aunque no tenga mucho mérito". Eso sí, no es ese su plato asturiano predilecto. Él, como la princesa Leonor, adora comer oricios. "Son los erizos de mar (...), que me parecen un manjar incluso que el caviar".