Más allá de nuestras fronteras y por encima de los escándalos de los 'royals' de Dinamarca, nace la intuición sobre cambios venideros en la Casa Real de Noruega. Los rumores sobre la posibilidad de que el gran paso para llegar al trono de Haakon Magnus, se precipite son cada vez mayores. Todo surge desde que, después de algunas jornadas en las que la figura de Harald V ha quedado apartada de sus responsabilidades como monarca.
El motivo: su precario estado de salud. No es la primera vez que el jefe de Estado, de 86 años —33 de los cuales ha reinado— ha tenido que ausentarse de sus compromisos. Cancelaciones reiteradas de la agenda oficial en las que su hijo ha ejercido de regente y que han vuelto a escena en el inicio de febrero de 2024 por una infección respiratoria. El Rey niega, aun así, que vaya a abdicar. "Hice un juramento ante el Storting —el Parlamento noruego— y es para toda la vida", sentenciaba recientemente ante los medios.
Sin embargo, su delicada situación no hace otra cosa que alimentar la idea sobre que el ascenso de Haakon al poder es inminente. Un cambio de rol que, también, pone en primera línea de la atención pública a otra persona del entorno real cuyos problemas de salud acostumbran a copar titulares: la princesa Mette-Marit, futura reina consorte de Noruega. ¿Qué le sucede en realidad?
La enfermedad crónica que afecta a Mette-Marit de Noruega
Son muchas las veces que han sonado las alarmas por el estado de Mette-Marit en los últimos años desde que forma parte del núcleo duro de la Casa Real. Así ha quedado reflejado en sus apariciones públicas. O 'no-apariciones', más bien. Sin ir más lejos, la esposa de Haakon de Noruega se vio obligada a estar de baja por enfermedad durante dos semanas durante el pasado mes de septiembre de 2023. Todas estas complicaciones de salud vienen provocadas por la fibrosis pulmonar, una dolencia crónica y degenerativa que le diagnosticaron en el 2018.
Desde entonces, tan grave pronóstico, así como la impepinable necesidad del descanso, han supuesto una reducción muy significativa de su lista de tareas. Apenas asiste a actos oficiales, su presencia en público es prácticamente nula y tampoco acostumbra a realizar viajes al extranjero. Una agenda vacía con el propósito de evitar un empeoramiento que contrasta con las obligaciones de su marido. Obligaciones que, en el momento en que se convierta en Rey, serán cada vez mayores.
Preocupante desaparición en la felicitación navideña de la de Casa Real
La última y más evidente muestra de cómo Mette-Marit se aleja de los protocolos quedó constatada durante la Navidad de 2023. Época de júbilo y reuniones con los allegados en la que la Casa Real de Noruega, como sucede por tradición en la gran mayoría de monarquías, comparte con el mundo su particular 'Christmas'. Una instantánea familiar a modo de felicitación festiva tomada en la casa de campo de Kongssetra en la que, por primera vez, no todos los protagonistas esperados estaban allí. Visibles los reyes Harald y Sonia, así como su hijo Haakon. También la princesa Ingrid y el príncipe Sverre, sus vástagos. Pero ella no. Ni rastro de la princesa.
Sí que parecía estar presente de forma simbólica en el espacio vacío entre Ingrid y su marido que probablemente ella hubiera ocupado. Un posible homenaje para paliar la pesadumbre por no poderla ver junto al resto de la estirpe.
La extrañeza se cernió rápidamente sobre todo el mundo, pues su ausencia en actos más largos sí es comprensible. No obstante, ni siquiera verla participar de algo más sencillo y tranquilo como es posar para una fotografía volvió a disparar las habladurías acerca de un posible empeoramiento. Ante la preocupación, desde la institución se ocuparon de aclarar que la ausencia de Mette-Marit se debía a que había contraído el COVID-19 y su patología la convierte en paciente de riesgo. Sin ahondar en su estado, eso sí. Fue su presencia en la Feria Internacional del Libro de El Cairo, en Egipto, celebrada a finales del mes de enero, lo que dejó claro que, por fin, ya está recuperada.