Genoveva Casanova ha vuelto a la primera línea del foco. Afortunadamente, esta vez por un motivo que dista de la polémica, pues todas las miradas apuntan al último de sus retos profesionales, que es su participación en 'El desafío' de Antena 3. Una incursión en la pequeña pantalla que sigue la estela de apariciones en formatos televisivos de famosos como 'MasterChef Celebrity' y 'Mask Singer: Adivina quién canta'. Su particular forma de desmarcarse, en la medida de lo posible, del escándalo por su vinculación con el rey Federico de Dinamarca que todo lo opacó.
Poco antes del final del 2023, la revista 'Lecturas' sacó a la luz que la 'celebrity' y el entonces príncipe heredero del país nórdico habían tenido un encuentro en Madrid. Y no un encuentro cualquiera, pues al hijo de Margarita II se lo había visto salir del apartamento de la mexicana en la capital, durante una escapada de la que nadie era conocedor y que puso en entredicho su matrimonio con Mary Donaldson. Fue entonces cuando el gran amor del pasado de Genoveva volvió a escena para consolidarse como punto de apoyo. Porque después de todo, si algo han demostrado ella y Cayetano Martínez de Irujo, es que separarse no está necesariamente hermanado con tener una relación fría y distante.
Precisamente fue su exmarido el aristócrata uno de los primeros en expresar públicamente su preocupación acerca de la que fuera su esposa durante dos años. Un periodo de tiempo no demasiado extenso, pero sí el suficiente para que ambos se convirtieran por la época en dos de los grandes protagonistas de la crónica social. Todo el mundo quería saber lo que acontecía en la vida del hijo de la duquesa de Alba en el momento en el que estuvieron enamorados. Y el caso es que, como en todas las historias románticas, no hay nada mejor que echar un vistazo al pasado para comprender el presente.
Se cruzaron entre caballos y se casaron por todo lo alto en Sevilla
Porque llegar a este punto no ha sido fácil, aunque difícilmente hubieran imaginado Cayetano y Genoveva cuando se cruzaron por primera vez lo que vendría después. Fue hace más de dos décadas, cuando la empresaria dejó atrás su México natal para instalarse en Sevilla con motivo de una beca de intercambio de estudios a finales de los 90. En el año 2000, durante una competición de hípica que tuvo lugar en Jerez de la Frontera, conoció al conde de Salvatierra y quedaron prendados el uno del otro. Tan solo un año después, en julio de 2001, fueron padres de mellizos.
Tuvieron que pasar cuatro años más tras afrontar conjuntamente el reto de la paternidad para que tomaran la determinación de sellar su amor sobre el papel. De oficializarlo con una boda, que en primera instancia quisieron que fuese íntima, pero dada su notoriedad terminó convirtiéndose en uno de los eventos más destacados del 2005. Sobre las seis de la tarde del 15 de octubre, la capilla del palacio de las Dueñas de Sevilla acogió un cónclave de personajes de la alta sociedad. Entre ellos, Eugenia Martínez de Irujo y Fran Rivera, todavía casados por entonces, así como su hija Cayetana. Y, por supuesto, no podía faltar a la cita la duquesa de Alba.
Al igual que Larry Casanova, el padre de la novia, la inconfundible Cayetana Fitz-James Stuart fue madrina de la boda. Vestida en burdeos por Tony Benítez, la catorce veces grande de España no pudo evitar ser una de las indiscutibles protagonistas de la jornada. Sin eclipsar a su nuera, claro está, que apostó por un diseño de encaje de Manuel Mota con nada más y nada menos que cuatro metros de cola. El atuendo ideal para tan espectacular despliegue ceremonial, en el que no faltaron los mariachis y un exquisito menú de Salvador Gallego -antiguo cocinero de la casa de Alba- para el banquete. Todo era perfecto. Y eso que, en realidad, el 'mejor día de sus vidas' no fue más que la calma antes de la tormenta.
Un divorcio que fue "traumático", pero tuvo final feliz
Porque pese a que ya llevaban varios años juntos en el momento de pasar por el altar e incluso habían iniciado un proyecto de familia en común, en 2007 ya habían partido peras. ¿El motivo? "Discutíamos por todo, hasta que me di cuenta de que éramos dos personas con caracteres fuertes", confesó Genoveva tiempo después a 'Vanity Fair'. Declaraciones con perspectiva sobre un divorcio que, tal y como ella misma admitió, fue "traumático". Sea como fuere, y tratando de esquivar las evidentes tensiones tras tomar caminos separados, buscaron la cordialidad por el bien de sus vástagos.
Pero no fue sencillo. Durante mucho tiempo, no parecían capaces de ponerse de acuerdo en algunos aspectos, y las rencillas entre ellos se agravaron con el paso de los años. Desavenencias por la manutención, por las peticiones de nulidad eclesiástica o por el simple hecho de revisar el convenio de divorcio fueron su quebradero de cabeza. No obstante, todo ha acabado saliendo bien y han sabido sobreponerse a los problemas. Hasta el punto de que en la actualidad son muy próximos e incluso Cayetano le ofreció refugiarse en el palacio de Arbaizenea, una de las propiedades que heredó de la duquesa en San Sebastián, cuando su 'amistad' con Federico de Dinamarca estaba en boca de todos.