Revisar el pasado de la monarquía siempre invita a exclamar aquello de que las cosas ya no son lo que eran. Y no solo por todas las polémicas relacionadas con el emérito Juan Carlos I, alejado de las responsabilidades institucionales desde que se marchó a vivir a los Emiratos Árabes Unidos. El inicio del reinado de Felipe VI significó muchos más cambios que un traspaso de poderes en el entorno familiar. La nueva era trajo consigo una clara distancia para con el resto de miembros de la estirpe. De los Reyes y sus hijas con su abuelo y sus tías. E incluso con sus primos.
No de una forma tan flagrante, cabe destacar. A fin de cuentas, ni los hijos de la infantas tienen culpa de nada de lo que sucedió en el pasado con relación a sus padres. Véase el escándalo que supuso la imputación de Iñaki Urdangarin -y su posterior paso por prisión- y la mediana de los Borbón y Grecia en el Caso Nóos. La cuestión es que los años han pasado para todos y, sea porque las responsabilidades adultas son cada vez mayores o por otros menesteres, la relación de Leonor y su hermana Sofía con los sobrinos de sus padres no denota una cercanía excesiva.
Al menos, no de un tiempo a esta parte, pues no es frecuente verlos unidos en retratos oficiales o actos públicos. Todo en el marco de una estrategia del Rey por blindar al máximo a la heredera y a la benjamina de Zarzuela de las controversias. El caso es que al pensar en los primos de la Princesa de Asturias por parte de padre siempre se remite a Froilán y Victoria Federica, vástagos de Elena y Jaime de Marichalar, y Juan, Pablo, Miguel e Irene, los de Cristina y Urdangarin. Sin ser eso equivocado, aunque sin olvidar que el linaje 'royal' europeo del soberano se extiende más allá de nuestras fronteras. Directos a Grecia.
Así son los 4 hijos de Alexia de Grecia (y primos de Leonor)
A pesar de que ya hace muchos años que doña Sofía dejó atrás el país heleno, sus raíces estarán por siempre allí. Constancia queda de ello en cada uno de sus viajes por motivos familiares, como el reciente funeral de su primo Miguel o la boda de su sobrina, la princesa Teodora. Un evento al que Leonor dio 'plantón', así como los Reyes y la infanta Sofía. Por contra, si estuvieron allí sus primos. Juan y Miguel Urdangarin... ¡Y muchos más! En este caso, muchos más de sus primos segundos, que son en realidad los nietos del rey Constantino, hermano de la Reina emérita. Comenzando por los desconocidos cuatro hijos de la princesa Alexia.
La mayor de los hijos del desaparecido último Rey de los helenos asistió al enlace de su hermana acompañada de su marido, el arquitecto español Carlos Morales Quintana. Con él comparte su vida desde que pasaron por el altar hace ya un cuarto de siglo, en el año 1999, y han formado una familia numerosa. En casa son seis, aunque la primera en llegar al mundo fue Arrieta (2002), la mayor de los cuatro hermanos. Sobre ella no se conoce demasiado, pues prefiere mantener un perfil bajo a pesar de que su elegancia llama mucho la atención entre la crónica real. Se sabe, eso sí, que es una apasionada del mar y del deporte. De ahí que una de sus aficiones sea la natación artística.
Una afición que comparte con sus otras dos hermanas. Amelia (2003), la segunda, y Ana María (2007), la más pequeña de los cuatro. Del mismo modo, no son demasiados los datos que han trascendido acerca de su trayectoria, más allá de que se han formado -y se siguen formando- en escuelas internacionales de renombre. El tercero es Carlos (2005), el único hijo varón, también muy discreto, aunque de él se conoce que tiene una relación muy cercana con Pablo Urdangarin. Sí, con el hijo de la infanta Cristina. Y es que todo ese trato que parece inexistente con Leonor y Sofía es antagónico a la buena relación que los vástagos de Alexia mantienen con los Urdangarin.
La relación cercana con Cristina y los cuatro Urdangarin
Una buenísima sintonía que se explica, en realidad, porque el sentimiento también se da entre sus madres. Desde siempre, la infanta Cristina demostró tener un trato excepcional con su prima Alexia. Para muestra, todas las imágenes de su pasado, con viajes en familia juntas y tantos otros planes, que demuestran que esta buena relación no es cosa de ahora ni se ha afianzado gracias a sus hijos.
Tan sencillo como que se han criado juntos y el cariño que se profesan es inconmensurable. Jugando en Lanzarote, el lugar de residencia de la hija de Constantino y su esposo, siempre que tenía oportunidad de reunirse. Algo que, de forma más o menos consciente, nunca ha surgido de forma orgánica con las hijas de Felipe y Letizia. La explicación a la frialdad y la distancia. No tanto a su 'plantón' en la boda de Teodora, que en realidad está relacionado con que está centrada en su formación militar en la Escuela Naval de Marín.